bilbao - Tras dos años de incertidumbre el futuro de Kider se empieza a aclarar, aunque todo apunta a que el viaje lleva a los 400 trabajadores hacia el cierre, hacia la pérdida de su empleo. Los propietarios del grupo han comunicado al comité su intención de liquidar la empresa, inmersa en un proceso concursal desde el verano pasado, ante la imposibilidad de mantener la estructura. Al mismo tiempo, se presentará un expediente de regulación de empleo para extinguir los contratos de toda la plantilla y se iniciará un proceso de venta de las tres plantas que tiene en Barakaldo, Amurrio y Murga el fabricante de mobiliario de supermercados.

El margen de maniobra de la masa salarial es mas que reducido y las posibilidades de mantener el empleo mínimas. Sin embargo, hay trabajadores que sospechan de la existencia de una "lista de elegidos" en la que figuran los nombres de losque participarán en un nuevo proyectoajustado a los volúmenes de producción actuales.

venta Otra opción abierta, según la plantilla, es que la venta conlleve un compromiso de mantenimiento de parte del empleo. Una posibilidad muy remota porque todo indica que el grupo se troceará para vender cada planta a diferentes compradores y lo que no pueda ser colocado pasará a formar parte del inventario con el que se saldarán las cuentas con los acreedores. Lo que es evidente es que Kider dejará de ser lo que es hoy en día. Si la marca sobrevive a este nuevo golpe, lo hará con un nuevo diseño con una plantilla más reducida. La fábrica de India se convierte de este modo en uno de los principales activos de la compañía. Es la más moderna (2009) y no ha arrancado por la crisis y los problemas financieros del grupo.

La situación ha llegado a límites que rozan lo kafkiano: ELA ha sido el encargado de buscar nuevos socios para que inyectaran dinero en el proyecto. Falló la primera opción, un inversor americano especializado en reflotar empresas en quiebra, y también la segunda tentativa, un empresario zaragozano que rechazó la oferta. A partir de ahí, los acontecimientos se han precipitado. Los dueños han tomado la decisión de liquidar y ELA ha convocado una huelga indefinida que pone en riesgo la entrega de los escasos pedidos en cartera para forzar a la empresa a mejorar la indemnización de 20 días por año que recibirán los trabajadores de Fogasa. - A.Diez Mon