Azpeitia. ES viernes. El reloj marca las 11.30 horas y el centro urbano de Azpeitia muestra un aspecto bastante desangelado. Llueve (a ratos con ganas) y el tiempo no invita a salir a la calle. Es un día gris, oscuro, triste... similar al estado de ánimo que en los últimos tiempos se respira en la localidad de Urola Erdia.

La suya es una situación provocada por los devastadores efectos que está teniendo la crisis, que se está cebando con especial virulencia en aquellos municipios cuyo tejido económico se ha venido sustentando, principalmente, en los sectores del mueble y la construcción.

Como Azpeitia, una localidad que hasta hace bien poco se caracterizaba por el buen nivel de vida de la mayoría de sus habitantes y que en la actualidad ya tiene que soportar una tasa de desempleo que supera al 17% de su población activa. Un porcentaje nada desdeñable en un pueblo que en el año 2006 apenas tenía un 7% de paro.

El cierre de empresas emblemáticas como Corrugados Azpeitia o Muebles Azkue, la más que delicada situación por la que atraviesan firmas como Corrugados Lasao o Grumal (una filial de Fagor Electrodomésticos abocada al cierre) son una buena muestra de ello.

Al igual que las numerosas pequeñas empresas, talleres auxiliares y trabajadores autónomos que se han visto obligados a bajar la persiana o a entrar en Expedientes de Regulación de Empleo (ERE)... arrastrados en más de una ocasión por el cierre de las grandes compañías que les nutrían de trabajo.

O como los establecimientos comerciales y hosteleros del pueblo que, en muchos casos, a duras penas consiguen mantenerse a flote.

La gente tiene menos poder adquisitivo y eso, irremediablemente, se deja sentir en las ventas. En la calle todos coinciden en que "hace no tanto, en Azpeitia se vivía mejor".

Testimonios coincidentes

"Cada vez hay menos vida en la calle y la gente gasta menos"

Iñaki Zubizarreta regenta el bar Oñatz, ubicado en Enparantza Nagusia de Azpeitia. Reconoce que la clientela ha bajado considerablemente en su establecimiento "sobre todo desde el Carnaval de 2012". Lo nota de una manera especial "durante los fines de semana, aunque también ha bajado mucho la juerga de los sábados por la noche".

Este hostelero también constata el cambio de hábitos de consumo experimentado en los últimos tiempos entre buena parte de la clientela: "gente que antes venía y se tomaba un vino crianza ahora se toma un vino del año y muchos de los que antes salían los fines de semana por la noche para tomarse un cubata ahora igual se toman un kalimotxo o un zurito". La razón parece obvia: "reducir el gasto porque desde el estallido de la crisis la gente maneja menos dinero".

Del mismo modo se pronuncia Pako Alonso desde la barra de la cafetería Eguzkitza, sita en Plaza Txikia. Según cuenta, "el descenso de clientes se está produciendo de forma escalonada desde hace unos cinco años, pero principalmente desde que entró en vigor la ley que prohíbe fumar en los bares". Alonso también constata un cambio de hábitos en el consumo de su clientela: "antes eran muchos los que se tomaban un vino y un pintxo y ahora, aunque siguen viniendo, solo se toman el vino". Asimismo, lamenta el descenso "importante" de movimiento en las calles: "en Azpeitia siempre ha habido mucho movimiento de gente pero en los últimos tiempos, con la que está cayendo, apenas se ve a nadie en la calle". A su entender, el motivo de esa situación es claro: "quien sigue teniendo trabajo y maneja algo de dinero lo guarda por miedo a lo que pueda venir y el que no lo tiene... pues simplemente no puede salir a hacer gasto".

Agurtzane Elola, de la tienda de modas Lucio Alberdi, tampoco se sale del guion. Asegura que los efectos de la crisis se están notando "muchísimo" en su establecimiento, que ha visto bajar las ventas "de manera continuada desde 2008 pero, sobre todo, en los dos últimos años". Considera que ahora la gente solo acude a comprar ropa "cuando tiene mucha mucha necesidad" y echa de menos los tiempos en los que la ciudadanía "tenía más dinero e ilusión y de vez en cuando venía y se daba un capricho". A su juicio, "eso ya se ha terminado".

Un pueblo unido

"Es la única manera de darle la vuelta a la situación"

Aunque el mal tiempo reinante puede servir de excusa, lo cierto es que en las calles que conforman el casco histórico de Azpeitia se percibe poco movimiento; menos del que correspondería a una localidad de su tamaño, con cerca de 15.000 habitantes.

La ciudadanía es consciente de lo difícil que está la situación para muchas familias del pueblo; sobre todo para las que se han visto obligadas a tener que recurrir a las Ayudas de Emergencia Social o al servicio para el reparto de alimentos.

Pero lejos de quedarse de brazos cruzados lamentándose, los azpeitiarras han mostrado en los últimos meses una imagen de unidad para defender su orgullo como pueblo. La última expresión de este sentimiento fue la multitudinaria manifestación que recorrió las calles de la villa el pasado fin de semana.

Estudiantes, jubilados, trabajadores, desempleados... a pesar de la intensa y desagradable lluvia, cientos de hombres y mujeres de todas las edades, ideologías y condición social se dieron cita en la marcha reivindicativa convocada por el colectivo ciudadano Elkar-ekin bajo el lema Azpeitian bizi eta lan. Duintasuna herritarrontzat / Vivir y trabajar en Azpeitia. Dignidad para la ciudadanía.

Esta unidad también ha calado entre los representantes municipales, que al comienzo del verano aprobaron la puesta en marcha de un novedoso plan local para el impulso del empleo y las actividad económica (está dotado con 700.000 euros de recursos propios del Ayuntamiento). Ese plan, que al margen de otro similar puesto en marcha en Donostia, es el primero de sus características que se pone en marcha en un municipio del territorio, salió adelante con el apoyo de todas las formaciones políticas representadas en la Corporación (Bildu, PNV y Hamaikabat), que no han querido esperar a que las posibles soluciones lleguen de otras instituciones.

También han movido ficha los responsables de los establecimientos comerciales y hosteleros, que han puesto en marcha iniciativas para facilitar la adquisición de sus productos y servicios a la ciudadanía. La última de ellas vio la luz la pasada semana cuando la asociación Bertan buzoneó unos bonos de compra con importantes descuentos (como mínimo del 10%) para realizar compras en cualquiera de sus 105 establecimientos asociados.

Azpeitia está respondiendo a la crisis como pueblo.