Arrasate. Arrasate se ha teñido de negro esta semana. Desde que el miércoles Fagor Electrodomésticos, el icono del cooperativismo vasco, anunciara un preconcurso de acreedores por la millonaria deuda que acumula y que dificulta su viabilidad. La noticia ha caído como un jarro de agua fría. Aunque para muchos se veía venir. Desde hace tiempo. La dramática situación que atraviesa la emblemática cooperativa está en la calle. En las tertulias del municipio no se habla de otra cosa: de la incertidumbre del presente y del miedo sobre "qué va a pasar".

Los trabajadores de la firma mostraron el viernes su rechazo a la situación en una multitudinaria manifestación, en la que exigieron una "respuesta urgente" al conflicto laboral, así como "concreción" en el nuevo plan de viabilidad que prevé elaborar el grupo industrial ahora. La Corporación Mondragón informó de su intención de mantener "unos 1.000 empleos" a través de recolocaciones y de las posibles líneas de negocio que se pudieran salvar dentro de la compañía, que cuenta en Euskadi con 1.680 socios y casi 2.000 trabajadores.

"Nos han ido pidiendo esfuerzos, que muchos hemos asumido con el agua al cuello, viendo proyectos inviables. La directiva no ha hecho absolutamente nada para frenar esta situación", se queja Natividad Lobo, que es socia de Fagor Electrodomésticos desde el año 1991.

Las incógnitas no se borran. "Hay muchas dudas. Tenemos dos años de paro en los que no podemos buscar otros trabajo porque si lo hacemos no percibiremos la prestación por desempleo por parte de Lagun Aro", denuncia esta arrasatearra, al tiempo que pone el acento en que una parte muy significativa de la plantilla son mayores de 40 años. "No somos chavales de 20 años. El paro es para dos años y después, ¿qué va a pasar con nosotros?", se pregunta visiblemente afectada.

Enfadados, engañados, preocupados, con el ánimo por los suelos... Así se sienten los trabajadores de Fagor, quinto fabricante europeo de electrodomésticos. No ocultan su disgusto por el "hermetismo" de la Corporación. El viernes, en su protesta, que tendrá continuidad mañana en Basauri, rompieron la discreción y la moderación que siempre ha caracterizado a los socios del conglomerado cooperativista.

"Nos han quitado las pagas extras, nos han pedido que hiciésemos un esfuerzo en la rebaja de los anticipos laborales..., y que todo saldría adelante. Hemos confiado, aprobado cada paso que nos han pedido y no ha servido de nada", asegura Julio Hernández. "Somos jóvenes -tiene 32 años- y tenemos que seguir luchando. Peor lo tienen otros compañeros que con 50 años ¿dónde van a ir?", se lamenta.

Unos 2.000 trabajadores de las cinco plantas vascas de la firma no volverán a sus puestos a partir de mañana. "Que no nos toquen nuestros bienes. Se quedan con el dinero de nuestras cartillas, nos han bajado mucho los sueldos. Desde mañana cobraremos el 80% del 80%... Y, mientras, los que nos han dejado todo este bacalao se están llenando los bolsillos", censura Raquel Rodríguez que lleva desde los 18 años trabajando en Fagor Electrodomésticos; doce años, además, como socia.

"Me siento engañada por una mala gestión de la dirección viendo el proceso de estos dos últimos años. No se han tomado medidas para dar una solución a esta situación caótica y angustiosa", afirma la actriz arrasatearra Mariasun Pagoaga, cooperativista y jubilada de Electrodomésticos tras 42 años en activo.

Los afectados reclaman a la Corporación un compromiso para salvar los 2.000 empleos, una solución a a su endeudamiento por las pérdidas generadas y que se dé cauce "a las obligaciones económicas con los socios" que han hechos "aportaciones voluntarias y préstamos".

Pagoaga insiste, asimismo, en el efecto "dominó" que el desenlace de Fagor Electrodomésticos puede acarrear en el resto del grupo. González va todavía más allá. "La situación es mala para todos los trabajadores. Pero no solo para Electrodomésticos, sino para todo lo que arrastra con él, comercios, pequeñas empresas... Si nosotros terminamos de caer, el valle se va a quedar vacío. Yo a esto le pongo un nombre: Mondragón está llorando", advierte esta arrasatearra, cuyo marido es también trabajador de este negocio.

"A mi me ha pillado cerca de los 61, pero tengo una hija de 33 años a la que no le veo porvenir. Es eventual en Ederlan y puede que le manden a casa para reubicar a la gente", explica José Romeo, que entró en su juventud en la cooperativa donde lleva 42 años. Este riojano afincado en Arrasate dice que "hace más de diez años" que presagiaba la que está cayendo.

"NO SE ESPERA ALGO TAN DRÁSTICO"

Enorme "descalabro"

La crisis no respeta tampoco a los mitos que fueron indestructibles. Fagor, un gigante demasiado grande se ha derrumbado. "De alguna forma se veía venir, tenían problemas desde hace tiempo, pero no esperábamos algo tan drástico", comenta un comerciante que prefiere preservar su anonimato. "Quien no trabaja ahí, tiene un amigo, un familiar, un conocido...", señala este vecino.

A pie de calle, en un corrillo un grupo de hombres insiste en que Fagor es "la madre del cooperativismo" y que gracias a esta empresa "hemos vivido muy bien". "¿Qué va a pasar a partir de ahora"?, se preguntan.

La "pésima" noticia del desplome de la factoría corrió como la pólvora en este municipio que durante décadas y como legado de padres a hijos ha apoyado su economía familiar en esta cooperativa. Anteriormente se han vivido otras experiencias complicadas como la que atravesó la histórica Unión Cerrajera.

"Con la crisis de los 90 otras cooperativas recolocaron a gente con sacrificio. Es traumática la situación, pero espero que Fagor la reconduzca", sostiene Jesús Mari Elkoro, que regenta una tienda de electrodomésticos y es miembro de la asociación de comerciantes Ibai-Arte. "La situación de Fagor nos viene afectando hace tiempo. Si la crisis no ha pasado factura, a partir de ahora con este descalabro lo vamos a notar mucho más. Por otro lado, psicológicamente es un golpe enorme para el pueblo", añade otra comerciante.

Ante la caída de la cooperativa se ha pronunciado, igualmente, la esfera política municipal. Así el alcalde, Inazio Azkarraga-Urizar, advertía de las "consecuencias muy graves" que va a suponer para Arrasate, la comarca y toda Euskal Herria. En cualquier caso, defendía que el cooperativismo "ha sido, es y en el futuro seguirá siendo parte importante, imprescindible, de nuestro pueblo".

Para el portavoz del PNV en el consistorio, Juan Karlos Garitano, el derrumbe del buque insignia de la Corporación Mondragón provoca "un enorme descalabro en el pueblo". "La crisis tiene mucho que ver, pero el problema es anterior. Urge un plan de viabilidad técnica y económica que de la vuelta a esto en un tiempo récord", considera.

"Es el mayor desastre que puede ocurrir en Debagoiena y en Arrasate. Las consecuencias son negativas contra la economía y el empleo en Gipuzkoa", declara el concejal del PSE-EE, Paco García.

'Revuelo' mediático

Solidaridad

En las ondas, las redes sociales, la pequeña pantalla y la prensa escrita. Fagor Electrodomésticos se ha convertido en el foco mediático vasco. El revuelo de los periodistas ha sido constante para sacar a la luz los pormenores de una noticia que hace crujir el tejido productivo vasco. Quienes lo han vivido muy de cerca han sido los medios locales. El director de Goiena, Iban Arantzabal, detalla que han hecho frente a una "oleada" de información "por vías no oficiales". "Hemos actuado con prudencia y contrastado la información. Rápidos, pero sin prisa. Vemos que nuestra comarca está más triste y nosotros igual en la medida que somos parte de esta comunidad. Eso sí, si antes Debagoiena fue capaz de salir adelante, ahora estoy seguro que también lo hará", manifiesta Arantzabal. "En estos tiempos la solidaridad, que es la base del cooperativismo, es necesaria", apostilla.

Ese canto a la solidaridad es el que hace el taxista Aitor Otxoa, un gremio cuya actividad depende en gran parte de la cooperativa. Se sumó a la manifestación porque, según dijo, "hay que apoyar a los que sufren".