Silvia Martínez

Corresponsal en Bruselas

la pelota está en el tejado del Gobierno de Mariano Rajoy. El Eurogrupo, según avanzó ayer un alto funcionario europeo, no tiene intención de urgir al Ejecutivo español a que pida la prórroga del rescate bancario cuando expire el programa de rescate en el mes de enero. "Si España no lo pide, hay un acuerdo tácito, nadie les va a presionar", aseguró ayer ante periodistas europeos sobre el sentir de los ministros de economía y finanzas de la Eurozona. Las mismas fuentes insistieron, no obstante, en que todavía no hay un acuerdo firme y que la decisión se tomará el próximo 15 de noviembre.

Hace meses que el debate sobre qué hacer una vez que expire el programa de ayuda de hasta 100.000 millones de euros aprobado en julio de 2012 para reestructurar la banca española, y del que se han utilizado 41.300 millones, está abierto. Si cerrarlo sin más cuando llegue a su fecha de término, tal y como defiende el Ministerio de Economía y Finanzas que lidera Luis de Guindos, o extenderlo por si los resultados del test de estrés que realizará este año el Banco de España o el próximo año el Banco Central Europeo llegaran a identificar nuevas necesidades de capital. Hasta ahora, políticos y funcionarios europeos se habían mostrado prudentes. Ayer sin embargo dejaron claro que la futura decisión está en manos de Madrid.

En Bruselas sostienen ahora que "España va por buen camino" y se agarran como argumento al último informe de la troika sobre el rescate bancario español, que examinará por primera vez el Eurogrupo el próximo lunes en Luxemburgo, y que concluye que la reestructuración del sector va bien, que el nivel de solvencia de las entidades es cómodo y que prácticamente todas las condiciones exigidas a cambio del rescate se han cumplido. No es el único elemento del que echan mano ahora para pasar la pelota al Gobierno. Insisten también en que el caso de España es muy distinto al de otros países sujetos a planes de rescate como ocurre con Grecia, Irlanda o Portugal, que sí necesitarán una estrategia de salida cuando expiren sus respectivos programas.

Y la gran diferencia, argumentan, es que España aunque se ha enfrentado a niveles prácticamente insostenibles de la prima de riesgo nunca ha perdido la capacidad de financiarse en los mercados, no ha sido objeto de un programa macroeconómico y la ayuda utilizada por España supone el 4% del PIB lo que a juicio de las fuentes consultadas "no es algo de lo que se tenga que salir". Es más, entienden que hay señales y pistas que apuntan a una mejoría económica y como ejemplo apuntan también al apetito de los inversores internacionales. "La situación en el sector bancario español va mejorando cada vez más como puede comprobarse con el significativo interés de inversores extranjeros en partes del sector bancario español, incluso aquellos que están bajo control del FROB", destaca.

El hecho de que el programa bancario, la reforma financiera y el refuerzo de la supervisión vayan por buen camino no significa que el Eurogrupo vaya a dar un cheque en blanco al Gobierno o que los funcionarios europeos vayan a dejar de controlar las cuentas españolas. Y es que según recuerdan las mismas fuentes el problema español no surgió de la nada y el gobierno deberá seguir realizando reformas y ajustes en el déficit con vistas a cumplir el compromiso de situarlo este año en el 6,5% del PIB. El mismo mensaje que figura también en el cuarto informe de la troika que servirá de base para tomar una decisión sobre el cierre del rescate el próximo 15 de noviembre, una semana antes de la reunión extraordinaria convocada por el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijjselbloem, para estudiar los planes presupuestarios que los gobiernos europeos deben remitir a Bruselas antes de mediados de este mes. En la reunión del próximo lunes en Luxemburgo los ministros también estudiarán el informe de la troika sobre Portugal.

Sobre la salud de la banca y la reestructuración de entidades también habló ayer el ministro de economía español, Luis de Guindos, en una entrevista en Catalunya Radio. Aunque en Bruselas estiman que "la situación en el sector bancario va mejorando cada vez más", el responsable económico del Gobierno admitió que el saneamiento de las entidades financieras tras el estallido de la burbuja inmobiliaria le ha salido muy caro a España. En total, nada menos que 61.000 millones. Una inyección que ve como "la solución menos mala" porque cualquier otra alternativa hubiera sido peor. El grueso de los fondos han ido a parar a Bankia, una entidad que no está todavía en proceso de privatización pero de la que dijo es muy solvente. "La intención es que genere el máximo valor y que esas cantidades se recuperen", explicó.

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, y la moderadora de un debate sobre las previsiones económicas, Kathrine Switzer. Foto: Efe

Que no se prorroguen las ayudas no significa que se deje de controlar las cuentas españolas y las actuaciones de Rajoy