madrid. "La intensidad de la destrucción de empleo ha seguido comportándose de manera semejante a antes de 2012", indica un informe del Banco de España en relación a los efectos de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en febrero del año pasado. El supervisor destaca que el principal efecto de la reforma ha sido devaluar los salarios, algo que por sí solo no está sirviendo ni para generar empleo ni para reducir la elevada tasa de temporalidad en los nuevos contratos.
El examen del Banco de España pone en entredicho así las conclusiones del Ejecutivo del PP, que defiende que su reforma ha contribuido a frenar la sangría de destrucción de empleo y a reactivar la contratación indefinida. Según la entidad que preside Luis María Linde, sin embargo, los profundos cambios legislativos introducidos el año pasado de momento sólo se dejan notar en la nómina de los trabajadores. Tanto la reforma laboral como el acuerdo relativo a la negociación colectiva alcanzado por CEOE, CCOO y UGT han contribuido a ahondar en el proceso de moderación salarial, la única consecuencia que, según el Banco de España, ha tenido un "cierto impacto positivo" sobre el empleo.
El organismo supervisor español es firme defensor del ajuste de salarios, incluso en su memoria de 2012 defendía que los empresarios puedan contratar "de forma excepcional" por debajo del salario mínimo de 645 euros al mes. El informe destaca que los agentes sociales deben avanzar más en la reducción de salarios a través de la descentralización de la negociación colectiva, es decir, llevar las principales materias de la negociación a las empresas en detrimento de los convenios de sector -éste es un proceso muy vivo en Euskadi sobre todo desde el 7 de julio-.
Según el Banco de España las empresas españolas "parecen estar utilizando con intensidad" la posibilidad que concede la reforma de dejar de aplicar el convenio justificando seis meses seguidos de pérdidas o caída de beneficios -el llamado descuelgue-, un hecho que también favorece la congelación y reducción de los salarios.
El Banco de España no observa "cambios significativos" en el empleo tras la reforma, aunque reconoce que no se han producido "aceleraciones adicionales" en los "elevados" niveles de destrucción de empleo registrados antes de 2012. Es decir, el organismo entiende que la reforma no ha servido para generar nuevos puestos de trabajo, aunque tampoco ha contribuido a que se pierdan empleos a un ritmo mayor. En relación a febrero de 2012, el mercado laboral español ha perdido 600.000 trabajadores afiliados a la Seguridad Social, mientras que el número de parados se mantiene en niveles similares debido a los últimos descensos acumulados este verano, aunque es previsible que la cifra de desempleados vuelva a dispararse en otoño.
Precisamente reducir la elevada temporalidad del mercado laboral español -superior al 20%- era uno de los objetivos de la reforma del PP, objetivo que tampoco cumple. Ni el nuevo contrato indefinido bonificado ni el abaratamiento del despido consiguen reactivar la contratación fija, sino que los empresarios siguen apostando por absorber trabajadores de forma eventual. Esta dinámica está vinculada a la recesión y a la falta de perspectivas de los empresarios, subraya el Banco de España.