Son misteriosos, implacables y, sobre todo, temibles. Los llamados hombres de negro, los encargados de evaluar la evolución de las condiciones impuestas a los Estados a cambio de los rescates financieros, visitan esta semana España y Portugal. Dos países que comparten península pero no la forma de recibir a los examinadores financieros. Mientras que el Gobierno de Mariano Rajoy agacha la cabeza para aceptar todas las imposiciones de la troika, Passos Coelho se suma a la oposición, sindicatos y patronal lusa para exigir que se reduzca la austeridad que castiga al país. Una reivindicación que todavía está a tiempo de hacer si no quiere acabar como Grecia, con un estado del bienestar cada vez más recortado, un clima social en tensión y el fantasma de un tercer rescate sobre el que los hombres de negro decidirán en su próxima visita.
Pero la decisión de continuar o no con la austeridad ya no es decisión de los Estados sino que está delegada en la troika, los jefes de los hombres de negro. El organismo está formado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) y es quien gestiona las visitas de sus inspectores.
En el caso de España, la de esta semana es ya la cuarta que realizan desde que en julio de 2012 Rajoy decidiera ponerse bajo las órdenes de la troika para salvar la banca con lo que él llamó una "línea blanda de crédito" pero que en realidad ha supuesto un rescate. El informe final de este examen llegará en noviembre ya que todavía faltan por venir los inspectores de la CE y el BCE que llegarán este próximo lunes.
Quienes ya han estado aquí son los miembros del FMI y se han ido asegurando que el llamado banco malo debe ajustarse más a la demanda real, lo que significa rebajar el precio de sus activos. Además avisaron al Gobierno de que debe vigilar "continuamente" la calidad de los activos y balances del sector financiero.
A estas recomendaciones se sumarán las que hagan los otros dos socios de la troika quienes podrían exigir más recortes y ajustes. Sin embargo, por ahora parece descartado una nueva una prórroga del rescate, posibilidad que descartó esta semana el vicepresidente de la Comisión Europea, Olli Rehn.
Pero estas palabras no significan nada ya que las opiniones de la troika no se caracterizan por ser inamovibles. Un ejemplo son las críticas que durante estos días está realizando el Gobierno Luso que ha llegado incluso a calificar de "hipócrita" al FMI porque "publica estudios que subrayan su preocupación por el impacto de la austeridad en la economía pero después exige que se practique a rajatabla". El autor de estas palabras es el portavoz del partido en el Gobierno, el socialdemócrata Marco Antonio Costa y las dijo a modo de protesta mientras los hombres de negro estaban en su país.
Además de Costa, la oposición, sindicatos y empresarios han pedido que se frenen las políticas de austeridad para que la economía lusa pueda comenzar a crecer. Incluso el ministro portugués de Economía, Antonio Pires de Lima, reclamó a la troika "coherencia" y pidió relajar la meta de reducción del déficit para 2014 fijado en el 4% del PIB.
El 'austericidio' griego En la agenda de los hombres de negro su próximo viaje tendrá como destino Grecia, el país más castigado por la austeridad y que podría sufrir aún más recortes si los inspectores de la troika imponen un tercer rescate.
Sin embargo el país heleno todavía no se ha recuperado de las últimas imposiciones de los rescatadores y muestra de ello es la semana de huelga que el país ha vivido. El motivo es la exigencia de colocar a 12.500 funcionarios antes de finales de mes y a otros tantos hasta finales de año en el llamado esquema de movilidad laboral que prevé el traslado forzoso o despido de los afectados en un plazo de ocho meses después de haber recibido la orden.
Contra esta medida han protestado en la calle profesores, médicos, abogados, comerciantes y funcionarios de la seguridad social. Un clima de tensión que aumentó por el asesinato de un famoso cantante de hip hop y activista de izquierdas a manos de un neonazi el pasado miércoles.
Estas agitadas protestas contrastan con la discreción de los responsables de la austeridad que las causan. Unos hombres de negro cuya visita cambia el futuro económico de un país sin tener en cuenta, en muchas ocasiones, el sufrimiento que puedan llegar a causar.