Vitoria. Fue quizá quien más empeño puso en hacer posible un acuerdo para preservar el marco laboral vasco antes del 7 de julio. Dos meses después, Aburto trata de reestablecer la comunicación entre patronal y sindicatos para evitar una guerra que puede lastrar la salida de la crisis.
Suenan campanas de recuperación económica. ¿Cuánto tardará la CAV en generar empleo?
No quiero trasladar falsas expectativas. El Gobierno empieza a ver datos positivos, crecen las exportaciones y la recaudación de las diputaciones va bien, pero también hay datos que empujan en sentido contrario. El mercado exterior está funcionando, pero ni la demanda interna ni el mercado español tiran lo suficiente como para generar empleo. El crecimiento que esperamos para el conjunto del año 2013 es negativo y esperamos malos datos en septiembre. De cara a 2014 hay una previsión de crecimiento económico, pero no va a ser suficiente para generar empleo.
Otro año complicado, entonces.
En 2014 vamos a estar mejor que en 2013 y los datos de empleo van a ser mejores. Pero tengo la intuición de que el crecimiento económico no va a tener el impacto que algunos están esperando sobre el empleo. En 2014 hay una previsión de crecimiento del PIB del 0,5%, tal vez algo mayor, y para crear empleo el crecimiento debe estar por encima del 1%.
El Gobierno presentó en marzo un plan de empleo enfocado a la construcción. ¿Cómo valora su impacto?
Haremos una evaluación pública del plan de empleo a final de año, pero de momento se puede decir que está funcionando. El plan no pretende resolver el problema del desempleo, sino que tiene fines paliativos. Hay elementos como el plan renove de viviendas y edificios que está funcionando muy bien, y de hecho en agosto la construcción ha sido uno de los sectores en los que menos ha caído el empleo. A finales de este mes pondremos en marcha la última pata, que tiene que ver con la ayuda a los emprendedores. Habrá créditos que no requerirán avales, lo que es muy importante para los jóvenes que necesiten financiación para poner en marcha su proyecto.
El acuerdo entre PNV y PSE va a generar más recursos. ¿Cómo va a favorecer a un desempleado?
Si este pacto es importante, además de para la estabilidad del país, es porque incluye la lucha contra el desempleo como un objetivo primordial, situando a jóvenes y parados de larga duración como destinatarios principales de las políticas de empleo. También hemos llegado a acuerdos para activar planes de empleo comarcales con los ayuntamientos, incluso con contratación directa por los propios ayuntamientos, enfocados a aquellas zonas con mayor tasa de paro. También se incluyen planes de ayuda a la financiación de empresas, lo que indirectamente también contribuye a generar empleo.
¿Mejora la salud de Lanbide?
Desde el principio entendimos que hay usuarios que van a Lanbide demandando una política social, y no una intermediación laboral. A final de año presentaremos el plan estratégico de Lanbide para tres años, en el que esperamos poder contar con agentes colaboradores que permitan una mejor atención a estos colectivos. Creo que hacia final de este año vamos a estar muy cerca de lograr que el 100% de las solicitudes de Renta de Garantía de Ingresos (RGI) sean tramitadas en el plazo legal de dos meses. Lanbide funciona cada vez mejor, gracias a la labor de los gestores de Lanbide y también a la implicación de la plantilla.
¿Cuándo estará lista la Relación de Puestos de Trabajo (RPT)?
Estamos en ello. Tenemos en marcha dos RPT que estamos cerca de culminar. Además, hemos solicitado la creación en Lanbide de un servicio que garantice que el funcionamiento de las políticas de garantía de ingresos son adecuadas.
Este verano algunos agentes macroeconómicos han pedido una nueva devaluación salarial en España, y la CEOE pide más flexibilidad. ¿Teme otra reforma laboral?
Las empresas necesitan flexibilidad y los trabajadores seguridad. Hay que buscar el equilibrio entre ambos elementos. Una reforma que incida en más desregulación sería una mala noticia y más si se sigue haciendo a golpe de decreto y sin diálogo social. La rebaja de salarios como elemento generalizado no debe contemplarse desde ningún punto de vista. Quizá en algún caso concreto eso sea necesario, pero siempre hay que contar con la participación y la implicación de los trabajadores. Al final, el interés de empresario y trabajador es el mismo, y es que la empresa sea viable.
Sin embargo, la pérdida de los convenios anticipa un otoño 'caliente'.
Si algo es malo para el empresario es la incertidumbre y la conflictividad. Es necesario que las partes se sienten cuanto antes y se firmen convenios colectivos, y debemos ser capaces de volver a implantar la prevalencia de los convenios sectoriales vascos a través de un acuerdo interprofesional. Hay que evitar que las empresas de Europa dejen de traernos pedidos porque perciben que en Euskadi hay mucha conflictividad.
El propio lehendakari se volcó para acercar posturas pero finalmente no hubo acuerdo antes del 7 de julio. ¿Fue un fracaso del Gobierno?
Que fue un fracaso es evidente, pero no creo que fuese un fracaso del Gobierno, sino de quienes no llegaron a un acuerdo. Dábamos a ese acuerdo una importancia extraordinaria, quizá más que los propios agentes, y de hecho lo vamos a seguir intentando. El mejor antídoto contra la reforma laboral es acordar, firmar un convenio. En cambio, algún sindicato dice que su estrategia es la confrontación, y vemos actitudes irresponsables que están llevando al cierre de empresas. Cuando no hay solución y llega el cierre de la empresa ya no sirven los lamentos.
Entiendo que se refiere a ELA. ¿Como es la relación del Gobierno Vasco con el sindicato mayoritario?
Es una relación de extraordinaria dificultad. ELA ha dicho públicamente que sus enemigos son el Gobierno y la patronal. Es una opinión muy dura. Ni ELA ni ningún sindicato es enemigo de este Gobierno. He oído decir a Txiki Muñoz que estamos vendidos al capital. Ante esa expresión tengo la sensación de estar retrocediendo 30 años, incluso en la modulación y el uso del lenguaje. ELA ha adoptado una posición en busca de una rentabilidad como sindicato. Dicho eso, es el sindicato mayoritario y debemos buscar elementos en común.
La postura de la patronal vasca tampoco ayudó antes del 7 de julio. ¿Le sorprendió su rechazo al acuerdo?
No hubo un sí de nadie. El Gobierno dio los pasos que tenía que dar y no voy a señalar con el dedo a nadie porque no hay un único responsable. El empresariado de este país ha demostrado muchos años que tiene un compromiso con el empleo y con la aportación de recursos al sistema de protección social, y quien va a seguir generando actividad en el futuro es el empresariado.
¿Qué espera de las relaciones laborales a partir de ahora?
El horizonte no es halagüeño. Antes del 7 de julio perdimos una gran oportunidad que establecía un campo de juego mucho más favorable que el actual. Creo que hay que volver a sentarse a hablar, pero lo cierto es que las partes no lo están haciendo.
Las empresas de momento sostienen los salarios. Parece que los primeros meses sin convenios vascos son más tranquilos de lo esperado.
Ojalá sea así. Veremos qué ocurre ahora tras las vacaciones. Desde luego las informaciones que tengo no son halagüeñas, por eso digo que lo mejor es sentarse y negociar si no queremos que se instale la conflictividad en nuestras empresas. Ese sería el peor de los escenarios para la recuperación económica.
Gran parte de los convenios han abierto conflictos judiciales. ¿Cree que la Justicia irá aclarando la situación o la complicará aún más?
Sería triste que fueran los jueces los que establecieran los parámetros en los que debemos desenvolvernos, creo que es mucho mejor que sean las partes las que definan la situación. Por desgracia ya hay cientos de conflictos colectivos, sobre todo en educación y en el metal, que han acabado en los juzgados. La judicialización de las relaciones laborales no es el modelo a seguir.
¿Abrirá una mesa de diálogo social para tratar otros asuntos?
Una mesa de diálogo sin la representación sindical mayoritaria está coja, y por ello apuesto por las relaciones bilaterales mientras no sea posible una mesa con una mayoría sindical. Eso sí, si esa mesa al final se constituye no va a llevar aparejada una financiación de cada una de las partes. Nuestro modelo no es ese y así lo reclaman algunos agentes.