vitoria. La Moncloa intentó ayer sacarle brillo a su mensaje más repetido de la últimas semanas sumando a la causa una figura de la talla de Barack Obama. Mariano Rajoy lleva año y medio persiguiendo una invitación a la Casa Blanca sin conseguirlo, pero tuvo ayer sus dos minutos de gloria. Ese fue el tiempo que duró su encuentro con Obama en los pasillos de la Cumbre del G-20 en San Petesburgo, 120 segundos que exprimió su gabinete de prensa, dedicado los últimos tiempos en cuerpo y alma a transmitir el mensaje de que la economía mejora y silenciar el escándalo que genera dentro y fuera del Estado el caso Bárcenas.

Fuentes de Moncloa informaron a Europa Press de que Rajoy y Obama conversaron sobre la mejora de la economía española. Como ya ocurrió en la cumbre de Los Cabos (México) de junio del año pasado, Obama y Rajoy mantuvieron una breve conversación tras saludarse con un apretón de manos a la entrada del G-20, que reúne a los líderes de las principales potencias y países emergentes y al que España asiste como invitado con carácter "permanente". El presidente de Estados Unidos trasladó a Rajoy que percibía cómo la economía española estaba recuperándose y que las reformas emprendidas por el Gobierno español empezaban a dar resultado, según fuentes del Ejecutivo popular.

El jefe del Ejecutivo coincidió con Obama en que hay síntomas de mejoría de la economía española, pero añadió que hay que seguir trabajando y adoptando medidas, indican las mismas fuentes. De hecho, Rajoy acude a la cumbre con el mensaje de que la situación de España ha cambiado y se han despejado las dudas sobre un posible rescate. Ambos hablaron también de la visita pendiente del presidente del Gobierno español a la Casa Blanca. Así, Obama aseguró personalmente a Rajoy que deben verse en Washington y le comunicó que ha dado instrucciones a su equipo para que ese encuentro se produzca en los próximos meses, siempre según las mismas fuentes.

Aunque en principio estaba previsto que fuera este mismo año cuando Obama recibiera a Rajoy en la Casa Blanca, las elecciones americanas y el aterrizaje de John Kerry en la secretaria de Estado ha ralentizado ese viaje, que Rajoy parece tocar ahora con los dedos.