Frente a quienes solo ven brotes verdes en el horizonte de la Eurozona, los principales responsables de dirigir la política económica y monetaria del euro pidieron ayer cautela y máxima prudencia. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijjselbloem, y el del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, coincidieron en que hay señales positivas pero también alertaron de que la recuperación es demasiado débil como para echar las campanas al vuelo.
De hecho, aunque la entidad con sede en Frankfurt prevé un panorama algo más halagüeño del previsto inicialmente para este año, augura que el crecimiento en 2014 será menor del avanzado hace tan solo tres meses.
Según las últimas previsiones presentadas ayer por Draghi, la Eurozona se contraerá en 2013 un 0,4%, dos décimas menos de lo avanzado hace apenas tres meses gracias a las cifras de crecimiento registradas en el segundo trimestre, que con un repunte del 0,3% del PIB pone fin a año y medio de recesión. Una evolución que el banquero italiano achacó ayer a efectos transitorios relacionados con las condiciones climatológicas vividas en la primera mitad del año pero que no esconden el hecho de que la recuperación sigue estando "demasiado verde" y será "lenta". Tanto que, en el teórico año en que el club debe dejar atrás la crisis, el crecimiento será de apenas el 1%, una décima menos que la pronosticada en junio pasado. Entre los motivos esgrimidos por Draghi para esta rebaja: la incertidumbre en los mercados financieros, las tensiones geopolíticas renovadas, una demanda global más débil y una aplicación lenta o insuficiente de las reformas por parte de los países de la Eurozona. "Soy muy cauto sobre la recuperación. No puedo compartir el entusiasmo. Es solo el comienzo y es todavía muy débil", esgrimió.
De hecho, la fragilidad es tal que la entidad con sede en Frankfurt no excluye la posibilidad de rebajar todavía más el precio del dinero, que ayer decidieron mantener en el mínimo histórico del 0,5%. "El consejo de gobierno confirma que los tipos de interés seguirán en este nivel o más bajos durante un largo período de tiempo", explicó en la rueda de prensa posterior. Draghi confirmó que los gobernadores sí mantuvieron ayer una discusión sobre el nivel adecuado de los tipos. "Algunos opinan que la mejora de la economía no justifica bajarlos, otros piensan que la recuperación es todavía demasiado verde como para excluir esta posibilidad", explicó. Aunque Draghi evitó en todo momento lanzar ningún tipo de mensaje triunfalista sobre el fin de la crisis, sí reconoció que hay señales positivas que apuntan al optimismo como una demanda doméstica que por primera vez en dos años es la que está impulsando la recuperación. Por eso, insistió una vez más que los gobiernos deben seguir la hoja de ruta marcada, aplicar las reformas económicas pactadas y reducir el déficit público con medidas que sirvan para apoyar el crecimiento económico. El mismo mantra que defendió ayer el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijjselbloem, durante su comparecencia ante la comisión de asuntos económicos de la Eurocámara.
A su juicio, aunque sí "hay motivos para el optimismo", como el hecho de que hay países que ya han salido de la recesión y otros que registran mejorías en términos de crecimiento y empleo, es importante que los gobiernos no se detengan en la reformas "porque queda mucho trabajo en términos de implementación", explicó. "Es importante mantener el camino para rebajar el déficit, es urgente trabajar en la unión bancaria y es importante mostrar que hacemos lo que prometemos".
Otro que tampoco quiso ayer echar las campanas al vuelo fue el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que desde la cumbre del G-20 recordó que "es prematuro declarar la crisis como terminada y resuelta" porque hay problemas gravísimos que afectan a la economía europea como "el inaceptablemente nivel de paro". Un paro que ataca especialmente a los jóvenes de países como España o Grecia, país que ya ha recibido dos rescates europeos en menos de cuatro años (240.000 millones de euros) y que según Dijjselbloem necesitará de un tercero.
"Es evidente que pese a los recientes progresos, los problemas de Grecia no se habrán resuelto por completo en 2014. Es realista asumir que se necesitará ayuda adicional más allá del actual programa", sentenció sobre un jardín en el que no quiso entrar Draghi. Sí recordó que si hay una extensión del programa de ayuda al país heleno irá acompañado de nuevos condiciones macroeconómicas. El italiano también se refirió al rescate bancario de España. Señaló que va por buen camino aunque quedan algunos asuntos pendientes por resolver.