vitoria. El Gobierno español planteó ayer a los agentes sociales un complejo sistema de cálculo de las jubilaciones ligado a la esperanza de vida, a la salud financiera del sistema de Seguridad Social e incluso al IPC si la situación económica lo permite. En esencia se propone que haya un límite mínimo de revalorización anual del 0,25% y un techo máximo del IPC más 0,25% en el mejor de los casos. El nuevo sistema entraría en vigor en enero de 2014, si bien no afectaría a los perceptores actuales.
No convenció Fátima Báñez a los sindicatos, que consideran que el mecanismo supondrá en la mayoría de las ocasiones una pérdida de poder adquisitivo para los pensionistas. La patronal eludió pronunciarse al respecto hasta conocer más detalles. UGT y CC.OO. también criticaron en ese sentido que la ministra acudió "sin papeles" a la reunión y se limitó a realizar un planteamiento "verbal". Faltan cuatro semanas para que el Gobierno español presente su proyecto de ley de reforma de las pensiones, y las centrales sindicales ya avanzan que la negociación será "compleja y difícil". Ni siquiera el aplazamiento hasta 2019 de la entrada en vigor del factor de sostenibilidad despertó interés entre los sindicatos, que insistieron en que es necesario que el Ministerio ponga sobre la mesa números concretos que demuestren que el nuevo sistema no supondrá una "bajada de las pensiones".
Báñez acudió a la reunión con una versión suavizada de la reforma que ligará las jubilaciones a la esperanza de vida en el futuro. Al menos así lo ven en Moncloa, donde se ha cocinado un mecanismo para que las pensiones "no bajen nunca" y tampoco sean congeladas. El propio Mariano Rajoy avanzó el pasado viernes sus intenciones, que a decir verdad no habían generado demasiadas expectativas en los sindicatos, quienes consideran que hay que esperar a ver los efectos de la última reforma antes de modificarla.
En su intento por lograr el máximo respaldo posible, el Gobierno popular ha añadido a la ecuación el IPC, considerado garantía de mantenimiento del poder adquisitivo, de una forma muy accesoria. Habrá un suelo y un techo, y se tendrá en cuenta tanto la inflación como los ingresos y gastos del sistema cada año, y los déficit o superávit del propio sistema de la Seguridad Social.
Pero la variable del IPC solo se activará cuando las otras variables respondan de forma positiva. Si los gastos en jubilaciones son superiores a los ingresos por cotizaciones o el sistema tiene déficit la inflación no tendrá ningún peso. Y en un momento en el que está siendo necesario meter la mano en la hucha de las pensiones y todo apunta a que la situación no mejorará a medio plazo, los sindicatos consideran que este lavado de cara no es suficiente. Ni siquiera se acerca al un mínimo aceptable para avanzar en el diálogo.
La ministra, en cambio, ve el vaso medio lleno. "En todo caso habrá ganancia año a año", dijo Báñez, poniendo el acento en que la subida mínima será del 0,25% y el máximo de incremento será el IPC más 0,25%. "En años de bonanza los pensionistas ganarán algo más del IPC", destacó. No atrajo a los sindicatos con ese argumento, pero mostró su disposición a tocar cualquier de los aspectos de su proyecto e incluso a estudiar otras modificaciones. El gesto fue valorado de forma positiva por las centrales, que aún así advirtieron que las posiciones están tan alejadas que el acuerdo es más que improbable.
El secretario de Protección Social de CC.OO., Carlos Bravo, señaló que la negociación será "compleja y difícil" porque el Gobierno está planteando una reforma que "no se limita a hacer una propuesta sobre el factor de sostenibilidad", sino que también plantea modificar el método de revalorización anual a partir del próximo enero.
"Ni una reforma ni dos ni cinco más van a arreglar el tema del déficit de la Seguridad Social, que es un problema de ingresos, de mercado laboral, de la reforma laboral. Si toda la población activa del país estuviera trabajando el superávit desbordaría, así que antes de atajar estos temas hay que hacer otras cosas", añadió su homóloga en UGT, Carmen López.