Los únicos brotes verdes de ese barbecho en el que se ha convertido el mercado del automóvil afloran en la parcela crossover. Ahí surgen los todoterrenos modernos, menos resolutivos pero más ligeros, coquetos y asequibles que los convencionales. Opel se cuela en esa fiesta con el Mokka, sugestiva propuesta que mira al campo pisando la calle. Este escueto multiusos oferta tres motores -gasolina con 115 y 140 CV y turbodiésel de 130- y permite optar a tracción 4x4 y caja automática; cuesta entre 16.369 y 24.424 euros, Plan PIVE incluido.
En el ramo del automóvil las apariencias cuentan mucho y es el hábito lo que hace al monje. Por eso triunfan propuestas como los SUV (Sport Utility Vehicles), sucedáneos de los 4x4 tradicionales que se quedan con la inspiración estética de estos pero eluden sus eficaces y rudos modales. Por la razón que sea, un atuendo campero más o menos sofisticado sigue siendo un aliciente irresistible para buena parte de la clientela. Eso sí, son muy pocos los propietarios que consideran la posibilidad de sacar su coche del asfalto para pisar charcos.
El Mokka es un traje a la medida de ese público más esteta que intrépido. Lo persigue adoptando una moderna y agradable estampa de estilo campero. Opel ha elegido un envase de cinco puertas con hechura concisa -ocupa 4,28 metros de largo, 29 centímetros más que el Corsa y 14 menos que el Astra-, lo que lo convierte en un automóvil manejable en escenarios angostos, ya sean urbanos o rurales.
Su escueta pero cuidada cabina acoge con cierta comodidad a cuatro adultos. Dichos ocupantes disfrutan de la perspectiva dominante que confiere la plataforma realzada y del desahogo que procura el techo elevado. Tras el habitáculo aparece un portaequipajes algo justo de espacio (356 litros), pero aprovechable por sus proporciones regulares.
El Mokka resulta más creíble como versátil utilitario con disfraz de boyscout que como experto escalador. Aunque está concebido para asumir misiones a uno y otro lado del arcén, demuestra más soltura y precisión de movimientos sobre pavimento. No obstante, si cuenta con la tracción integral de conexión automática, logra avanzar con relativo desparpajo fuera del asfalto o en escenarios deslizantes (tierra, barro, nieve, etc.). De los tres motores disponibles será el diésel el que acumule más pedidos; es algo ruidoso en frío, pero resulta elástico, austero y bastante limpio. El propulsor superior de gasolina supone una buena alternativa al de gasóleo; en cambio, su versión menor cumple bien ante usuarios sosegados poco dados a viajar.
Opel adereza el Mokka con tres acabados sucesivos. El básico Expresion cuenta con recursos limitados: control de estabilidad y tracción, ABS, control de descenso de pendientes, ayuda al arranque en cuesta, airbags frontales, laterales y de cortina, barras de carga en el techo, control de velocidad, etc. Las ejecuciones Selective y Excellence van sumando sofisticaciones: aire o climatizador, llantas de aleación, equipo de sonido, retrovisores eléctricos, sensores de luces y lluvia, ayuda al aparcamiento, sistema de iluminación inteligente, etc.
La versión más asequible del Mokka, 1.6 gasolina (115 CV) 4x2 con transmisión manual de cinco velocidades, sale por 16.369 euros al aplicar promociones y ventajas del Plan PIVE. El tope de gama lo establece la variante 1.7 CDTi (130 CV) 4x4 con caja manual de seis marchas y acabado Excellence, que cuesta 24.424 euros. Un diésel con tracción delantera y terminación intermedia parte de 20.112 euros.