Bilbao. EL LSD de la imaginación, nada tan poderoso como elemento hipnótico, giraba en espiral los ojos de Don Quijote en medio de La Mancha, paisaje de una epopeya ensillado sobre Rocinante. Aquel hidalgo fantasioso, un punto lunático, un todo idealista, veía magníficos gigantes que combatir en lo que solo eran molinos de viento. Ese espíritu quijotesco, el de la persona que tiene altos ideales y que lucha y defiende causas nobles y justas de forma desinteresada, está presente en el movimiento de cooperativas de energías renovables. Son los nuevos Quijotes. En plural.

"Sí, se puede decir que somos una especie de Quijotes de lo verde, pero en lugar de luchar contra molinos de viento, lo hacemos contra las energías fósiles. Queremos cambiar el modelo energético actual y trabajar para alcanzar un modelo 100% renovable", explica Marc Roselló, miembro fundador y presidente de Som Energia, cooperativa de energía verde pionera en el Estado que aglutina a más 8.000 socios (150 en Euskadi) desde que amaneciera en Girona.

Esa visión que pretende otro mundo más sostenible, otra forma de vivir más cordial con la naturaleza, está en el embrión de GoiEner, gestada en Gipuzkoa hace escasas fechas y que pretende alcanzar 4.000 socios en Euskal Herria, su radio de acción. "De momento, somos unos 300 socios", calcula Eduardo Urturi, en constante gira por la geografía vasca, donde ofrece charlas sobre la iniciativa que propone GoiEner, premiada por Goieki como el mejor proyecto empresarial de nueva creación.

"Queremos crecer, pero tampoco queremos ser grandes, porque de alguna manera eso iría en contra de nuestros principios. este es un proyecto cooperativo de generación y consumo de energía renovable con el que se quiere recuperar la soberanía energética y que incentiva el ámbito local, la cercanía", explica Urturi, animado, sobre la el despliegue que desea para GoiEner, una réplica de Som Energia, la nave nodriza del impulso por el asociacionismo energético verde en el Estado, a años luz de los niveles europeos, donde son numerosas las cooperativas que aprietan el interruptor de las energías renovables.

La idea primigenia, la bombilla de Edison, la enroscó en el casquillo de Catalunya Gijsbert Huijink, un profesor holandés que trasladó el fenómeno. Alumbró durante un trabajo universitario en Girona a una docena de entusiastas a "emular lo que ya había en Europa desde hacia tiempo: la promoción de proyectos locales de energías renovables", recuerda Roselló, que se enganchó a la red del asociacionismo energético verde a la velocidad de la luz. Apenas pestañeó.

Som Energia se constituyó el 10 de octubre de 2010 y en diciembre eran 300 los socios que deseaban "consumir energía procedente de fuentes renovables".

Aunque ése es el objetivo prioritario que barniza esta clase de cooperativas, Roselló señala que se debe ampliar el punto de vista para entender el movimiento en su totalidad, que no solo se trata de encender la luz verde, de pensar en molinos de viento, placas solares, de las mareas, del biogás o la biomasa forestal. "Se trata de algo más amplio. Estamos ante otra manera de pensar y de comportamos como ciudadanos más responsables".

Para alcanzar un nuevo status, "se necesita apostar por otro modelo energético no solo más sostenible sino también, más próximo a la gente, más descentralizado, más local, ajeno a las grandes corporaciones", analiza Roselló. El movimiento cooperativista verde es el guante que cubre una transformación más profunda, que gana adeptos en varios sectores de la sociedad, cada vez más comprometida con un mundo más razonable y justo.

"La respuesta y la acogida de la iniciativa está siendo muy buena", resalta Urturi, convencido de que hay una sensibilización cada vez mayor sobre la importancia de las fuentes de energía. "Había un caldo de cultivo en la sociedad, eso es evidente. La gente quiere buscar soluciones al modelo energético actual, fundamentado en los combustibles fósiles y por eso cada vez más las personas se decantan por la energía verde", recalca Roselló.

en aumento El porcentaje total de la energía verde que se produce en el Estado se sitúa entre el 13 y el 15%, una cifra insuficiente para GoiEner y Som Energia, que garantizan el sello verde de la energía que comercializan a sus socios. "Quien contrate la energía con nosotros sabrá que lo que consume es energía que proviene de fuentes renovables, eso está garantizado", matizan ambas organizaciones, que acuden al pull de energía para abastecerse de la energía suficiente que reclaman sus socios. GoiEner, todavía en patucos, está en periodo de pruebas y no será hasta verano cuando inicie la comercialización de la energía renovable.

"Las energías renovables han sufrido un retroceso en cuanto a inversión porque el Gobierno Rajoy ya no subvenciona su producción, más cara en origen y eso implica que esta no se desarrolle como es debido", destacan ambas cooperativas. A pesar del modelo restrictivo implantado en España, -"en Alemania se genera seis veces más potencia solar con instalaciones de 3 kilovatios o menos", matiza Roselló-y que beneficia a las energías que proceden de combustibles fósiles, el empeño del consumo verde continúa creciendo.

Som Energia tiene en funcionamiento ocho cubiertas foto voltaicas y una planta de biogás en construcción gracias a la aportación de sus socios, la base del proyecto, "la verdadera riqueza", enfatiza Roselló. La inversión realizada por la cooperativa catalana alcanza los 3.572.100 euros. Según los datos proporcionados por la página web de Som Energia: "521 personas han invertido un total de 2.005.800". Además de la aportaciones individuales, 273 personas han invertido en títulos participativos hasta alcanzar los 1.551.300 euros.

Cumplido el objetivo de la autofinanciación, -para hacerse socio de la cooperativa se requiere una inversión de 100 euros, lo mismo que en GoiEner- en "Som Energia seguimos estudiando proyectos y nuevas oportunidades", establece Roselló, consciente de los perjudiciales efectos reguladores del sector energético de renovables, que entre otros peajes establece la imposibilidad de que una misma compañía, cooperativa o empresa, "genere, distribuya y venda". Únicamente está liberalizada la opción de generación y comercialización de energía, no así su transporte (alta tensión en manos de REE) y la distribución (media y baja tensión en manos de las grandes compañías) que sigue estando regulada. "Nadie puede controlar todo el proceso", confirma Urturi desde GoiEner, cuya prioridad en los próximos meses será la comercialización a sus socios de la energía con certificado verde.

Esa prohibición gubernamental se implantó con la intención de imposibilitar el monopolio en renovables. En ese escenario, la energía que generan las cubiertas fotovoltaicas de Som Energia entra en la red de distribución igual que lo hace la electricidad que crean las grandes empresas energéticas.

visibilizar lo verde Emparejados en lo mercantil, todos deben acudir a comprar en la bolsa del mercado eléctrico para después comercializarla, la diferencia es ideológica. "Tratamos de que con la contratación de la luz a través de la cooperativas de energía renovable se visibilice la demanda de energía verde y una cultura más próxima a lo local", apunta Roselló sobre un modelo que no prioriza el beneficio económico, -los beneficios por la comercialización de electricidad- sino una apuesta por la sostenibilidad y el uso de las fuentes renovables como trampolín para un futuro con menor influjo de la energía contaminante. "Creo que en 2020 la energía renovable que se consuma alcanzará el 20% del mercado", aprecia Urturi, seducido por la idea de que las cooperativas de energía verde proliferarán por pura lógica. "Las energías renovables son el futuro".

El viaje hacia esa estación esperanza, verde su color, se antoja largo como el magnífico recorrido que cicatriza el Transiberiano, pero el inquebrantable empeño y una apuesta inequívoca, apasionada, por otro concepto energético, empuja la locomotora renovable desde el cooperativismo, una declaración de intenciones en sí misma.

"Se trata de una travesía que sería más cómoda y eficaz si existiera una apuesta nítida en favor de las energías renovables como ocurre en Alemania, pero hay que adaptarse a los que hay y mejorar nuestro modelo energético. El porvenir es de las renovables", incide Eduardo Urturi.

Quijotes verdes

Las cooperativas energéticas centradas en renovables como GoiEner y Som Energia se abren paso en la sociedad, que demanda otro modelo energético

GoiEner, que aún está en periodo de pruebas, pretende alcanzar los 4.000 cooperativistas