BILBAO. La Asociación para el Progreso de la Dirección lleva más de medio siglo ayudando a formar y actualizar conocimientos a los directivos y gestores empresariales. Desde la presidencia de tan privilegiada atalaya, Fernando Querejeta, destaca la importancia de realizar un mayor esfuerzo inversor para poder salir de la crisis y valorar la figura social del empresario y el emprendedor creador de empresas y, por lo tanto, generador de riqueza y empleo.

¿Qué papel tiene o debe tener la formación a la hora de combatir el elevado nivel de desempleo?

En el caso de APD la formación e información de directivos es la razón de ser de la asociación. Precisamente estas dos palabras cobran vital importancia en tiempos como los que vivimos. No solo la formación profesional, cualquier tipo de formación nos hace más fuertes ante los cambios. Debemos adelantarnos a los mismos y la formación es el mejor aliado. De hecho con el objetivo de conocer las tendencias y las novedades del momento un grupo de empresarios vascos crearon APD hace más de cincuenta años. Y ese objetivo cobra hoy en día, si cabe, una importancia mayor.

¿En qué áreas han hecho una mayor incidencia y cuantos directivos pasaron en 2012 por los actos de APD?

APD Norte organizó el pasado año cerca de un centenar de actividades diferentes y un total de 7.390 personas pasaron por las mismas en las que 423 ponentes ayudaron a formar e informar. Las áreas que más se han tocado han sido las relacionadas con los recursos humanos, especialmente tras la aprobación de la reforma laboral. También hemos organizado muchos seminarios relacionados con el liderazgo y la próxima semana, por ejemplo, trataremos de un tema candente como es la negociación colectiva. Siempre estamos pegados a la actualidad económica y empresarial, a los cambios legislativos etc.

Muchos analistas achacan la dificultad de articular medidas para salir del estancamiento económico europeo a la ausencia de liderazgo. ¿Cree que es una carencia en la actual clase dirigente europea?

La verdad es que se trata de una percepción bastante generalizada y en momentos difíciles como los actuales se hace más patente. Pero dicho esto, la realidad es que Europa tiene problemas estructurales importantes y, a diferencia de EEUU. hay una moneda común pero no hay una política común. En la Unión Europea hay en estos momentos una falta de espíritu colectivo. Cada país sólo mira en función de sus propios intereses.

¿Esos problemas de liderazgo se dan también en las empresas vascas? ¿Faltan los grandes capitanes de empresa de otras épocas.

Son situaciones distintas. Sí es verdad que en algunas empresas familiares puede haber algún problema con la sucesión. Pero soy optimista porque los emprendedores del pasado siguen existiendo hoy en día aunque con otras características.

¿Está suficientemente valorado el papel de la empresa y el rol del empresario en la sociedad actual?

Hay una coincidencia casi general en que la empresa privada es un elemento fundamental de nuestro sistema social. La empresa es la que genera riqueza y, por tanto, empleo. Y fruto de su actividad se generan los ingresos fiscales que permiten sostener el gasto social. Por ello hay que valorar como se merece la actividad empresarial y favorecerla. Y en este sentido, la labor del empresario no ha tenido el reconocimiento social adecuado y este es un asunto a corregir. Tal vez es fruto de unas circunstancias concretas pero socialmente no está bien valorada la figura de la persona que asume un riesgo al frente de una iniciativa empresarial.

Muchos dirigentes afirman que un elemento fundamental para superar la crisis pasa por recuperar unos valores tradicionales en la sociedad como son valorar el esfuerzo, el ahorro, la ética y dejar de lado comportamientos dudosos y cortoplacistas.

Es cierto que hay empresas cuyo comportamiento no ha sido un ejemplo. Pero, en mi opinión, más grave es que se haya consentido y mirado hacia otro lado.

¿Es la financiación el principal problema de la empresa vasca o el reducido tamaño medio?

La situación es más compleja. Es verdad que conseguir financiación a precios adecuados no es fácil pero se está mejorando. El tamaño para algunas empresas sí puede ser un problema, por ejemplo, para la internacionalización. Para salir fuera el tamaño de la compañía sí influye pero cada compañía tiene una respuesta diferente a los desafíos competitivos que afronta. Un problema que no se valora suficientemente es saber con qué producto se quiere competir. Con qué relación calidad-precio. Y para salir al exterior con rentabilidad el problema puede no ser tanto el tamaño de la empresa como el contar con un producto competitivo y de mayor valor añadido. Y la innovación es clave para mejorar en este aspecto.

¿Qué medidas hay que adoptar desde las administraciones para ayudar a salir de la crisis?

En una situación como la actual está claro que los recortes son obligados, pero además de cuadrar las cuentas públicas hay que hacer un esfuerzo para mantener y favorecer la inversión. Porque la inversión sí tira del empleo y permite generar más ingresos fiscales. Con los recortes lo primero que se ha quitado ha sido la inversión pública y creo que es un grave error. Hay que hacer un esfuerzo para sacar unos recursos destinados a mantener un mínimo de inversión y una innovación bien orientada. Todos tenemos claro que en los recortes hay una línea roja que no se debe superar como es el mantenimiento del gasto público para las personas menos favorecidas. Pero a la hora de recortar es necesaria una reducción de la estructura general del Estado.

¿Qué se puede hacer en Euskadi para favorecer la generación de riqueza?

Contar con más empresas tractoras sería mejor para todos, pero atendiendo a la realidad del tejido empresarial vasco sería preciso adoptar las medidas que propicien un clima adecuado para el desarrollo empresarial y para que más centros de decisión estén aquí. Es decir, un conjunto de iniciativas que hagan que las empresas y los gestores se sientan cómodos en Euskadi. Eso pasa por mantener una seguridad jurídica, contar con una fiscalidad adecuada considerada como un instrumento de política económica porque si las empresas son competitivas generan empleo, riqueza e ingresos fiscales. No sé si a corto plazo vamos a poder volver a los niveles de vida de antes del estallido de la burbuja pero hay que esforzarse.