bruselas. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), el italiano Mario Draghi, tras recortar el precio del dinero en la eurozona para ayudar a los países más endeudados pese a la oposición de la Alemania de Angela Merkel, lanzó ayer un nuevo aviso para navegantes para las economías de la periferia de la Unión Europea. Draghi reiteró que el BCE está preparado para actuar de nuevo en función de la evolución de la economía, pero resaltó que no puede subsidiar países con la compra de bonos. Por ello, instó a los gobiernos proseguir con los necesarios esfuerzos de consolidación fiscal de forma que no sigan gastando más de lo que ingresan. Adicionalmente recordó que la vía de subir la presión fiscal, como solicitan algunos agentes en el Estado español, no es la vía más adecuada, recomendándoles reducir el gasto público y los impuestos para paliar los efectos negativos de los ajustes presupuestarios.
"Estamos listos para actuar de nuevo", reiteró, según Europa Press, el banquero italiano en el transcurso del discurso de su investidura como honoris causa por la Universidad LUISS de Roma después de que el pasado jueves el BCE recortará un cuarto de punto los tipos de interés en la eurozona, hasta el mínimo histórico del 0,50%.
Ante las continuas peticiones de países como España e Italia para que el BCE articule una política monetaria, pese a las diferencias legales, en la línea de la Reserva Federal estadounidense, Mario Draghi advirtió de que no existe una política monetaria por parte del BCE que se ajuste perfectamente a todos los países de la divisa europea, y señaló que lo que definió como "extraordinario éxito de la moneda única durante años ocultó los riesgos que se estaban acumulando".
En este sentido, y reiterando el aviso a los países que estuviesen tentados, como España, de relajar el proceso de reformas, Mario Draghi recordó que los gobiernos de los países miembros, con la excepción de Alemania y algunos otros, se sintieron liberados de las limitaciones anteriores y retrasaron la puesta en marcha de las necesarias reformas estructurales para ganar en competitividad ante los retos de la globalización. Esas actuaciones minaron su credibilidad y dieron lugar a la fragmentación financiera de la región europea, que hace que una pyme española haya tenido que pagar el doble tipo de interés que una alemana pese a contar con la misma divisa.
A este respecto, Draghi defendió la efectividad de las intervenciones del BCE para reducir dicha fragmentación, asegurando el suministro de liquidez al sistema bancario europeo, y reduciendo de forma paralela la prima de riesgo relacionada con el temor a la redenominación de la deuda. Sin embargo, el presidente del BCE subrayó que la institución "no puede subsidiar gobiernos mediante la compra de bonos" ni puede subsidiar a los accionistas de las entidades financieras, evitando el saneamiento de los balances con la necesaria recapitalización de los bancos. Así como tampoco puede hacer mucho para relajar la aversión al riesgo que tiene la banca y que frena la concesión de los préstamos bancarios.
Control del déficit El presidente del BCE insistió en la importancia de que los países de la zona euro mantengan bajo control sus finanzas públicas, recomendando particularmente a los países con elevados niveles de endeudamiento que no den pasos atrás en los esfuerzos de consolidación fiscal con reducción del déficit público. "Especialmente en el caso de los países con elevados niveles de deuda, más allá de fluctuaciones cíclicas, esto significa que no hay vuelta atrás en los objetivos ya alcanzados", advirtió Draghi en señal de aviso, ya no solo a España o Italia, sino a una Francia cuyo presidente François Hollande había declarado este pasado fin de semana el fin del paradigma de la austeridad.
Mario Draghi dejó claro ayer que la relajación de la política monetaria no implica el relajo de las medidas de ajuste fiscal. Foto: Efe
El BCE no puede relajar la aversión al riesgo
de la banca a la hora
de conceder préstamos, recordó Mario Draghi