bruselas. "Hay que reiniciar la actividad crediticia, las inversiones, y generar puestos de trabajo y así habrá crecimiento". Estas palabras, pronunciadas ayer por el presidente del Grupo de Trabajo del Eurogrupo, Thomas Wieser, resumen perfectamente la variación de rumbo que ha tomado la nave de la Unión Europea. Zozobrando tras cinco años navegando a la deriva en un océano llamado crisis y lastrada por los efectos de las tormentas sufridas, los capitanes parecen decididos a dar un golpe de timón que permita enderezar el rumbo y arribar a la ansiada tierra firme.
Si hasta hace escasas fechas el discurso de austeridad de Merkel se imponía sin apenas resistencia, son cada vez más y más destacables las voces que piden que se priorice estimular la economía frente a los ajustes. Los países del sur, principalmente Italia, Portugal, Grecia y España, han aplicado todas las propuestas recibidas por sus socios europeos pero los resultados deseados -como un menor déficit público- no solo no llegan sino que incluso parecen cada vez más lejanos. Además, los indicadores económicos reflejan como el paro y la pobreza no dejan de crecer en esos estados. "La situación de la economía española es severa, compleja", admitió Wieser, al ser preguntado sobre su diagnóstico de la coyuntura económica en España a corto plazo. Por ello, el también presidente del Comité Económico y Financiero -encargado de la coordinación de estas políticas entre los Veintisiete- reclamó al Gobierno de Mariano Rajoy que aplique políticas de estímulo económico, en declaraciones realizadas a Europa Press.
Francia, desde que hace un año François Hollande llegara al Palacio del Eliseo, es el principal valedor de esa tendencia a impulsar estímulos merced a su gran peso en el Club de los Veintisiete. Una querencia que gana adeptos y que a juicio del ministro francés de Economía, Pierre Moscovici, se ha impuesto ya en el viejo continente. Moscovici aseguró ayer que la decisión de la Comisión Europea de conceder un plazo suplementario a varios países para cumplir los objetivos de déficit supone de hecho el fin de la era "del dogma de la austeridad" y abre la etapa del crecimiento económico. "El final del dogma de la ortodoxia de la austeridad no es una casualidad, es el fruto de un año de trabajo del presidente francés", resaltó.
"Ha habido un cambio de doctrina, de orientación, de rumbo. A partir de ahora, el crecimiento debe situarse a la cabeza de las prioridades", indicó el ministro, que señaló que Alemania "ha aceptado que en situaciones diferentes se apliquen políticas diferentes".
Por su parte, el ministro de Economía alemán, Wolfgang Schaeuble, aunque da por buena la prórroga de dos años anunciada por la Comisión Europea para que los países cumplan sus objetivos de déficit pero reclama a cambio que los Gobiernos como el español prosigan con las reformas económicas.
"La Comisión Europea ha concluido que Francia y España tardarán más en cumplir sus objetivos de déficit, pero el Pacto de Estabilidad y Crecimiento permite cierta flexibilidad a la hora de cumplir con sus reglas", declaró al diario alemán Bild. Aunque matizó que "la Comisión también ha dicho, y esto es muy importante, que (la prórroga) debe ir acompañada de unas guías claras para el cumplimiento de las reformas". "Estas propuestas concretas de reforma serán discutidas y aprobadas en la próxima reunión del mes de mayo, y tanto la Comisión como el Gobierno federal coinciden totalmente en que no podemos abandonar estas políticas de reformas". Esto es, que Alemania no delega la capitanía de la nave y sigue reclamando cual es el rumbo que se debe seguir.
Pero Europa cada vez está más lejana. Desde Francia -antítesis de Alemania en este aspecto- Pierre Moscovici insistió ayer en que frente a la austeridad, "que destruye el crecimiento y la creación de empleo", la UE buscará ahora políticas económicas que estimulen la economía, aunque subrayó que los países deben mantener el control de las finanzas públicas.
Además, la tercera edición de las Conferencias de Estoril (Portugal), que reunió a prestigiosos políticos, economistas y artistas europeos, concluyó con un mensaje claro: que la UE debe continuar exigiendo políticas de austeridad, pero a un ritmo más lento que mitigue la fatiga de la ciudadanía.