Bilbao. La entrada en escena de la candidatura de Pilar Collantes ha agitado la agenda de UGT-Euskadi y amenaza con un Congreso movidito. El próximo jueves, un día después de Día Internacional del Trabajador, Dámaso Casado anunciará previsiblemente que abandona la dirección de la central vasca. Será el pistoletazo oficial a una carrera por la sucesión que ha comenzado mucho antes, hace meses según ha reconocido la propia Collantes. La renuncia de Casado podría ir acompañada de su apoyo a un segundo candidato, cuando ya se da por hecho que uno de los hombres fuertes de la actual Ejecutiva, posiblemente Raúl Arza, peleará con Collantes por alcanzar el mando del sindicato.
En la central vasca nadie quiere hablar de guerra ni mucho menos de división, pero es evidente que el hecho de que Pilar Collantes haya anunciado esta semana, a falta de más de un mes para el próximo Congreso -se celebrará los días 23 y 24 de mayo en Barakaldo- y sin que el actual secretario general se haya pronunciado aún sobre su continuidad, ha causado sorpresa y cierto malestar en el seno de una organización venida a menos en la CAV en términos de representatividad y que tiene pendientes cambios internos para amoldar sus estructuras a la época de vacas flacas.
Precisamente uno de los mensajes de campaña de Collantes es la apuesta por adelgazar la dirección del sindicato, aplicando además un ajuste de salarios que ayude a "evitar críticas por falta de transparencia" por parte de la sociedad, según dijo la sindicalista guipuzcoana en la puesta de largo de su candidatura, consciente del cada vez menor apego de la sociedad hacia sindicatos y partidos políticos. Un mensaje en la línea de lo reclamado en el último cónclave a nivel estatal por Cándido Médez, quien pidió "adelgazar el sindicato por arriba y engordarlo por abajo".
La reducción de ayudas a causa de los recortes y la caída de la afiliación está obligando a otras federaciones territoriales a hacer ajustes de plantilla, y todo apunta a que en el corto plazo algo similar ocurrirá en UGT-Euskadi, aunque Collantes aseguró que no hay previsto un ERE. La que fuera directora de Osalan durante el mandato de Patxi López se ha mostrado crítica y dispuesta a cambiar rutinas si es elegida para dirigir UGT-Euskadi, que contribuyan a "estar más en la calle" y "más en contacto con la sociedad".
Collantes dice contar con el respaldo de más de la mitad del sindicato para relevar a Casado, y asegura también que espera que no haya un segundo candidato que le haga frente. Ha indicado que su candidatura viene preparando el relevo de Casado desde hace meses, y asegura también que su elección se producirá de una manera "más normal de lo esperado".
Su seguridad contrasta con el silencio de la actual dirección de la organización. Nadie quiere dar un paso en falso antes de que Dámaso Casado declare públicamente que renuncia a seguir en el cargo, se entiende por respeto al veterano sindicalista, que alcanzó el mando de la UGT en abril de 2002. El hecho de que Collantes haya destripado el final de la película al declarar que Casado no optará a un cuarto mandato no ha sentado bien en algunos sectores de la organización. Pese a la confesión, Dámaso Casado mantiene la tensión y ha emplazado al día 2 de mayo para dar a conocer si continúa o no en el cargo, aunque se da por hecha su renuncia. Para evitar ahondar más en la división, el palentino dice la decisión de Collantes aunque ha querido dejar claro que hasta el próximo Congreso sigue siendo el máximo dirigente de UGT.
A partir de la renuncia oficial de Casado podrá entrar en escena un segundo candidato, entre los que suena Raúl Arza, otro veterano de la UGT ahora responsable de Comunicación. La pugna promete ser ajustada, pues Collantes declara tener el 60% del apoyo global de la organización, en concreto el de tres de las federaciones más importantes, lo que apunta a que no espera que su candidatura sea respaldada de manera unánime.