Un fallo de Excel, un conocido programa de cálculo informático presente en muchos hogares a través de Windows, podría estar detrás de las políticas de austeridad que se han impuesto en medio mundo y especialmente en el sur de Europa. Al menos ese es parte del argumento de Carmen Reihnhart y Kenneth Rogoff, dos de los economistas vivos más prestigiosos e influyentes del mundo que ahora están en el punto de mira por sus errores. Han admitido que se equivocaron. Sus cuentas no cuadran.
No sería tan relevante si no fuera porque el estudio firmado por ambos Growth in a time of debt -Crecimiento en época de deuda- y el libro publicado poco después: This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly -Esta vez es diferente: Ocho siglos de locura financiera-, constituye la base sobre la que se han sustentado las teorías de la austeridad.
Ahora los cálculos de Reihnhart y Rogoff están en entredicho y algunos, como la Comisión Europea, ya se han apresurado a negar la influencia que esos estudios tienen aún sobre las políticas que se aplican en Estados en apuros como Grecia, Italia, Portugal o España. Países en los que esa misma austeridad lejos de acercar el crecimiento ha provocado que se eleven las estadísticas de paro y pobreza hasta niveles desconocidos en la historia reciente del continente.
Una de las conclusiones de los análisis de Kenneth Rogoff y Carmen Reihnhart afirma que un elevado nivel de endeudamiento, a partir del 90% del PIB, lastra significativamente el crecimiento de las economías. Esa idea ha calado tan hondo que se ha convertido en poco menos que un mantra para los dirigentes que enarbolan la bandera de la austeridad. Es precisamente esa conclusión la que ahora está en cuestión.
Refutados Un nuevo análisis, publicado el pasado día 15 de abril por Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin, economistas de la Universidad de Massachusetts Amherst, replica esta tesis hasta ahora incuestionable. Estos tres expertos afirman que el trabajo de Rogoff y Reihnhart -profesores de la prestigiosa Harvard y mitos en el mundillo- contiene "errores de codificado", una "exclusión selectiva de datos disponibles", y una "ponderación no convencional de estadísticas sumarias", que llevaron a "graves errores que representan de manera imprecisa la relación entre la deuda pública y el crecimiento del PIB en 20 economías avanzadas en el periodo posguerra".
Herndon, Ash y Pollin afirman en su análisis que, cuando se calcula correctamente, la tasa media de crecimiento del PIB para países con un nivel de deuda superior al 90% es realmente del 2,2% durante el periodo analizado y no del -0,1 % como aventuraban en sus estudios Reinhart y Rogoff.
Según estos tres economistas, Reinhart y Rogoff cometieron principalmente tres errores que algunos expertos califican de "garrafales". Entre ellos el español Luis Garicano, catedrático de Economía de la London School of Economics en una entrada en el blog Nada es gratis:
Primero, los economistas de la Universidad de Massachusetts acusan a sus colegas de excluir del cómputo algunos países y algunos años, específicamente: Australia, Nueva Zelanda y Canadá en los años 46-50 del siglo XX, años de mucho crecimiento y alta deuda.
Segundo, creen que cometieron errores en el código. Ya que en la hoja de Excel que usaron excluyeron cinco países del análisis: Australia, Austria, Bélgica, Canadá y Dinamarca. Estados, precisamente, con alta deuda y alto crecimiento.
En tercer lugar estiman que los dos reputados analistas de Harvard ponderaron de manera extraña los países, de forma que las observaciones de muchos años de deuda excesiva quedaban reducidas a una observación.
Reinhart y Rogoff ya han respondido a través del Financial Times, admitiendo el error de Excel, pero rechazando la acusación de la "exclusión selectiva de datos", al asegurar que entonces había lagunas en los datos públicos disponibles. Además, han defendido el "mensaje central" de su análisis y que los tres otros economistas también encontraron un "crecimiento más débil asociado con periodos en los que la deuda supera el 90%" del Producto Interior Bruto.
Pero el debate está ya abierto, máxime cuando las políticas de austeridad impuestas no han dado frutos. Hasta ahora, las teorías de Reinhart y Rogoff tutelaban de alguna forma los pasos que seguía, sobre todo, la Unión Europea. Por ejemplo, el 13 de febrero el vicepresidente del Ejecutivo comunitario y responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, envió una carta a los ministros europeos de Economía en la que reflexionaba sobre el debate creado entre austeridad y crecimiento y la posible flexibilización de calendarios de déficit. En ella usaba los mismos argumentos que los dos expertos estadounidenses. No es la primera vez. La CE ha citado esos estudios desde que salieron en 2010 en casi todos sus análisis de previsiones.
Pero pese a ello, esta semana ha intentado desmarcarse al afirmar que sería "ridículo" y "estúpido" pensar que la CE haya basado su estrategia macroeconómica y sus análisis de los últimos años solamente en un estudio. "No existe una verdad económica única. La economía es una ciencia y hay un debate en el mundo académico entre científicos. Ellos intercambian información, mejoran sus cálculos y sus metodologías", señaló el portavoz Olivier Bailly.