García de Motiloa, durante la entrevista, afirma que la internacionalización de las empresas consolida sus posiciones en su lugar de origen.

"Hay que decirles a los jóvenes que vayan a comerse el mundo"

asier diez mon

bilbao. Asegura que su experiencia en China le ha curtido y enriquecido, por eso considera que los jóvenes vascos no deben tener miedo a salir fuera.

Ha trabajado los últimos diez años en China, posiblemente el principal destino de la internacionalización.

Ha sido una experiencia muy intensa, interesante y poductiva. Soy gasteiztarra, estudié en EEUU, trabajé en EEUU y la vida me llevó a China, primero a Shanghai y luego a Pekín. No sería hoy el profesional que soy sin mi experiencia industrial en China. Pegarte, entre comillas, con ellos te hace más duro. Trabajé en Gestamp en la primera implantación en ese país, en la labor comercial, aprovisionando proveedores; lo mismo con Gamesa. Esa experiencia enriquece, endurece y te das cuenta de que las formas tradicionales de hacer negocio ya no valen, hay que ser más creativo. Mi experiencia en China me ha endurecido y forjado para esta experiencia en el Gobierno, que está siendo igual de dura.

¿Y a nivel personal?

Fui a China para montar la oficina de Spri en Shanghai. Fui solo con dos maletas en 2002 y la verdad es que inicialmente fue duro. Porque son países que no tienen diáspora vasca. Vas a Argentina, abres el listín telefónico y hay casi más etxebarrias que aquí, encuentras empatía y afinidad fácilmente, en China estaba solo. Por eso fui el fundador y primer presidente de la Euskal Etxea de Shanghai. Porque pensaba que la mejor forma de echarnos una mano no era tanto a través de una estructura rígida sino jugando al mus y haciendo una alubiada, y eso fue fundamental cuando empezaron a llegar las empresas. Haces piña y después de una comida hablas de cómo solucionas ese problema de impuestos.

Hay muchos jóvenes en Euskadi que se resisten a dar ese paso.

Estos chichos y chicas tiene que ver el mundo como su lugar de acción. No nos tiene que dar miedo salir fuera, no estar en Donostia o no estar en Bilbao. No ir a San Mamés o no ir al Baskonia. Hay que estar fuera, forjarse fuera, saber cómo se pide un crédito en un banco indio. Ese joven acabará volviendo a casa o no. ¿Qué pasa si no acabas volviendo a casa? No se hace país solo en Euskadi, se hace país en muchos sitios. Y no solo se hace país en la política, también en la empresa. Las oportunidades insisto hay que cogerlas, si es Australia, en Australia, ya harás surf.

¿Qué les diría a los jóvenes?

Hay que decirle a nuestros jóvenes, venga, vamos a comernos el mundo. Cuando hablamos de globalización, parece que hablamos de algo ajeno, que no es para nosotros. Tenemos que abrir la mente y salir fuera a formarnos y a trabajar. En Euskadi tenemos gente muy buena y uno de los temas que pueden ser buenos en esta maldita crisis es que tengamos jóvenes, que, aunque tengan la necesidad de salir fuera, esa experiencia y ese conocimiento acabe revirtiendo en las empresas aquí. Las empresas son las personas y cuando están preparadas hay empresas que venden un 80 o un 90% fuera, que lo están haciendo de maravilla y cuando mejor lo hacen fuera más se consolidan dentro. No nos debería de dar miedo. Hay que tener gente preparada, que muerda, que vaya a China y no se pierda. Es fundamental incidir en la formación de nuestros jóvenes. He visto irse proyectos al garete por no saber cómo actuar, por no conocer esas reglas no escritas de relaciones comerciales de un país.

Hay que conocer el terreno.

Hay que estar en el terreno, el cliente te quiere ver la cara, no solo quiere un buen producto y un buen precio, quiere que respondas si tienes un problema, que lo vas a tener. Volkswagen lo último que quiere es que le pares la línea, si lo haces, no vuelves a hacer un negocio con ellos en la vida y la única forma de responder es tener un contacto directo.