LA apelación a la "cooperación necesaria", en distintos ámbitos y con muy diversos propósitos, ha resultado imprescindible para entender algunos acontecimientos clave a lo largo de esta semana.

Si el hecho histórico de la imputación de un miembro de la Casa Real Española bajo "la evidencia de su cooperación necesaria para garantizar un trato especial y acceso a beneficios que de otra forma no hubiera sido posible lograr", o en su extensión hacia el llamado "caso Bárcenas", centra en la "cooperación necesaria" la complicidad de las sucesivas direcciones del Partido Popular español con diferentes gobiernos autonómicos y empresas españolas "facilitando el acceso a una financiación presuntamente irregular", y suponen la negra punta del iceberg de la imagen real de la "marca España" tras los indicadores objetivos de desempleo, empobrecimiento relativo, ausencia de horizonte, debilidad de su tejido económico y desconfianza generalizada de "los mercados" (prima riesgo País), no parecería ser la única acepción posible. Otra concepción de la mencionada "cooperación necesaria" se ha puesto en marcha. La difícil y meritoria tarea de los presidentes de las principales empresas del Ibex iniciando su particular "road show" a lo largo de las principales plazas financieras al objeto de vender "otra marca España" soportada en sus propias experiencias y realidades individuales-empresariales en una campaña público-privada cuyos principales embajadores (empezando por la Casa Real española y siguiendo por el Gobierno PP) son hoy, precisamente, el peor referente de credibilidad, transparencia, buenas prácticas y apuesta de futuro. En este marco contradictorio, cierta prensa internacional anuncia "señales de recuperación de la economía española".

Sin embargo, la carga negativa del concepto ha de dar paso a una imperiosa demanda de la positiva "cooperación necesaria" que construye país, genera riqueza y bienestar y ofrece garantía de futuro. En esta línea, la inauguración de la planta de coque de Pretronor pone en valor esta idea. La llamada "mayor inversión industrial en Euskadi (1000 millones de euros)" que ha posibilitado crear y mantener miles de empleos durante los últimos 8 años en su proceso constructivo, afianzando la mejor y primera refinería del Estado, desde el primer contribuyente de nuestro País (750 millones euros/año) y pieza clave de la viabilidad de nuestro Puerto de Bilbao, permite "anclar" en Euskadi un activo estratégico en el cambiante escenario mundializado.

En su inauguración, el Gobierno vasco hablaba del "ejemplo de cooperación industrial" en referencia tanto a la cooperación público-privada como a la cooperación inter institucional e inter empresarial así como internacional, orientadas hacia la industria.

Y es, precisamente, esta feliz inauguración la que nos muestra una serie de valores a tener en cuenta: La apuesta por la industria de la mano de un proyecto visionario de alto riesgo iniciado hace ya casi 50 años en el marco de una ambiciosa propuesta ("El Super Puerto de Bilbao"), ha sido el gran motor (en este caso privado) cooperativo con instituciones y la sociedad vasca (en especial de su entorno inmediato de Muskiz) que permite sucesivas ampliaciones e inversiones reales, generando valor en el tiempo.

Visión y riesgo resultan inseparables en una decisión de este calibre. Los riesgos deben contemplarse como "un dato" y no como un freno o impedimento para ganar el futuro. Más bien, las dificultades intrínsecas del proyecto provocaban un esfuerzo innovador e inversor para afrontar la minoración de riesgos e impacto. Este proyecto concreto nació con la oposición de determinados movimientos que situaron la bandera del peligro o deterioro ambiental como argumento no solamente de la no realización de la inversión, sino de la consecuente paralización progresiva de la refinería en su conjunto. El coraje, vocación empresa-país, compromiso de unos pocos, ha permitido que hoy nos felicitemos de contemplar una nueva luz de esperanza en el futuro de este país y el bienestar de sus ciudadanos (incluidos quienes se oponen de forma sistemática).

Los cantos favorables a la idílica Sociedad Creativa y del Conocimiento, de exclusiva bata blanca, verdes praderas, empleados públicos y micro-auto empleados/emprendedores han de convivir (cooperación necesaria) con el entorno fabril, logístico, portuario, de transformación, transporte, energético?etc. generador de riqueza, fuente de innovación tecnológica, empleador, motor de la internacionalización y el conocimiento y facilitador del tránsito formativo y cultural de una población trabajadora concreta que ha de construir su propio futuro lejos de esperar que le venga dado por "generación espontánea".

Petronor nos ha recordado esta semana el valor de la "cooperación necesaria". En este caso, la cooperación público-privada, la co-creación de valor empresa-gobiernos-sociedad a partir de una economía real: la industria. Es la historia exitosa de Euskadi. Seguramente, también, la clave de un nuevo y exitoso futuro.