El tiempo apremia y Chipre empieza a darse cuenta de que el pulso a sus socios europeos, tras el no al primer plan de rescate diseñado por el Gobierno de Nicos Anastasiadis y la troika, puede costarle muy caro. Ayer, tras una nueva jornada de intensos contactos, el ejecutivo avanzó las líneas maestras de un plan B destinado a recaudar los 5.800 millones de euros que le exigen sus socios a cambio del rescate y que contempla una profunda reestructuración del sector bancario, la puesta en marcha de un fondo solidario de inversión y protección para los depósitos inferiores a 100.000 euros. El Eurogrupo, tras una nueva teleconferencia, exigió anoche a Nicosia que plasme estas medidas en un plan de inmediato. El Banco Central Europeo fija el plazo límite en el próximo lunes.

Según los detalles filtrados, la propuesta en la que trabaja Chipre incluye la resolución ordenada del Laiki Bank, el segundo banco más grande del país, con pérdidas para sus accionistas y los depósitos de más de 100.000 euros. Con esta operación, el Gobierno confía en ahorrar en torno a 2.300 millones de euros de los 5.800 que tiene que poner como contrapartida a los 10.000 millones prometidos por la UE y el FMI para salvar de la bancarrota al país. El resto procedería de un fondo solidario de inversión en el que se incluirían parte de la reserva de los fondos de pensiones de los funcionarios públicos y los bienes de la iglesia ortodoxa y que emitiría bonos respaldados por estos activos. La intención es que no se toquen los depósitos de menos de 100.000 euros.

Una exigencia que volvieron a poner anoche sobre la mesa los ministros de economía y finanzas de la zona euro en la que fue su tercera reunión extraordinaria en menos de una semana y que previsiblemente no será la última. Un encuentro telefónico de menos de dos horas tras el que mostraron su disposición a negociar con Nicosia un nuevo borrador, que urgen a presentar "lo más rápido posible" y que deberá respetar los parámetros definidos la semana pasada, es decir, recaudar 5.800 millones. El Eurogrupo también recordó de nuevo a Chipre "la importancia de garantizar plenamente los depósitos inferiores a 100.000 euros".

La presión es máxima. Según admitió ayer el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijjselbloem, en una comparecencia matinal ante la Eurocámara la situación actual de Chipre supone "un riesgo sistémico" y está en juego la integridad de la Eurozona. El holandés admitió también que no existen "muchas alternativas" posibles y que el plan que presente Nicosia deberá ser "sólido, sostenible financieramente y realista". Es decir, el eventual capital que podrían captar de Rusia, país en el que se encuentra desde hace dos días su colega chipriota, no es la solución porque solo aumentará su endeudamiento cuando lo que necesita Chipre es "reformar un modelo bancario insostenible".

De hecho, el ultimátum más rotundo ayer se lanzó desde la sede del BCE. En un escueto pero contundente comunicado de cuatro líneas, la entidad anunció que solo garantizará la liquidez de emergencia a los bancos chipriotas hasta el lunes. Si para esa fecha Chipre no ha llegado a un acuerdo con la UE y el FMI sobre un programa de rescate que garantice la solvencia de los bancos, cerrará el grifo del dinero lo que supondrá la quiebra del sistema en pocos días y la bancarrota del país. El Gobierno chipriota ha remitido al parlamento un proyecto de ley que en caso de emergencia permita al ministro o al gobernador del Banco central imponer controles de capital ante una posible fuga de capitales.