Bilbao. El secretario general de ELA, Adolfo Txiki Muñoz, compareció ayer para dar cuenta de la reunión mantenida el martes con el lehendakari, Iñigo Urkullu. Un encuentro "cordial y satisfactorio", según Muñoz, pero en el que quedaron claras una vez más las diferencias de ELA con las instituciones que se someten al régimen que dicta Bruselas. El sindicato no acepta el ajuste de 1.200 millones que aplicará el Gobierno vasco en los Presupuestos y, partiendo de esa base, no hay margen para el acuerdo, tal y como confirmó Muñoz. "No se puede llamar diálogo social a un recorte de 1.200 millones que además se suma a los anteriores", insistió.

El primer sindicato vasco cierra así la puerta a participar en la mesa de diálogo social que quiere convocar el Gobierno de Urkullu, que pierde una pata fundamental. Sin embargo, Muñoz si acepta reuniones bilaterales con el Ejecutivo como la que tuvo lugar el martes. "Valoramos la reunión con el lehendakari de forma positiva porque pudimos transmitirle por qué ELA defiende lo que defiende", explicó ayer el sindicalista dando a entender que en los próximos encuentros en Lakua o en Lehendakaritza, en caso de producirse, se mantendrá firme en sus posiciones. Por tanto, las posibilidades de llegar a acuerdos pasarán por que el Gobierno dé pasos en la dirección que marca ELA.

Más allá de la cordialidad, el martes hubo pocos espacios para la sintonía. El sindicalista alavés habló con Urkullu de todos los temas que afectan a los trabajadores, con el rechazo a los ajustes como punto de partida. De salida, ELA no comparte la necesidad de cumplir con los objetivos de déficit, una de las causas, unida a la caída de la recaudación prevista, que obligan a Lakua a reducir gastos. "El PNV acepta un status quo tremendamente injusto marcado por la reducción de una deuda ilegítima", aseveró Muñoz, que reiteró a Urkullu su petición de abordar una reforma fiscal que grave más a las rentas altas.

Sin estas premisas -reforma fiscal y mantenimiento del gasto social-, no habrá posibilidad de acuerdo con ELA. Muñoz acentuó su crítica al diálogo social al preguntarse "¿qué dio de sí el diálogo social en la pasada legislatura?", una mesa que no contó con la participación de su organización ni de LAB. "Si la patronal obtiene todo del Gobierno, ¿para qué va a negociar?", remarcó.

Sector público ELA traslada su postura de confrontación al ámbito público, que hoy asiste a una segunda reunión de la Mesa General, en la que se negocian las condiciones laborales de 70.000 funcionarios. "Nos tememos que lo que viene es muy fuerte. Ya nos gustaría, pero si se recortan 1.200 millones no hay margen para el acuerdo", dijo Muñoz sobre la propuesta del viceconsejero de Función Pública, Andrés Zearreta, de incrementar la jornada de los funcionarios por encima de las 1.600 horas anuales, actualmente en 1.592 -UGT asegura que la intención es subirla hasta 1.614,5 horas-.

Txiki también puso sobre la mesa en Lehendakaritza los efectos de la reforma laboral y el futuro de los convenios firmados en Euskadi. Informó al lehendakari de que "ELA no está en contra del convenio de sector", sino que ha sido la reforma la que ha dejado sin valor este tipo de pactos. ELA reiteró ayer que no variará su estrategia de centrar fuerzas en las empresas y no se sentará a una mesa con Confebask para tratar de desbloquear los convenios territoriales de sector, un acuerdo que aún así se podría consumar con el apoyo de CCOO, UGT y LAB.

Portazo por tanto de ELA al diálogo social, esperado por otra parte, que anticipa un periodo de confrontación con origen en el sector público que podría acentuarse en las empresas si no se concreta la renovación de convenios. Ausente el sindicato mayoritario de la mesa, falta por conocer cuál es la postura de LAB al respecto una vez de que CCOO y UGT ya han dejado entrever que aceptan participar.

Especialmente significativo fue que Muñoz modulara su discurso habitual dejando abierta la posibilidad de seguir dialogando con el Ejecutivo vasco de manera bilateral. ELA descarta pactar con la patronal, pero no se cierra a seguir manteniendo la relación con el Gobierno, que habrá que ver qué da de sí teniendo en cuenta la delicada situación de las finanzas de Lakua. Asimismo, la relación estará condicionada "a que se respeten las mayorías sindicales".

De cara al futuro, el dirigente de ELA lanzó un mensaje a Urkullu con cariz de advertencia al asegurar que "ya se está viendo lo que pasa con los partidos que aplican ajustes", dijo en referencia a la caída de la intención de voto que ha sufrido Rajoy. Y sobre las elecciones en Italia, aseguró que "el cómico italiano -Beppe Grillo- no es la antipolítica, sino la consecuencia de la antipolítica de los gobiernos".