MADRID. Según la información remitida por la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en virtud de esta operación, Shell desembolsará 4.400 millones de dólares (3.372 millones de euros) y asumirá deudas y compromisos financieros por 2.253 millones de dólares (1.727 millones de euros).
Con la venta de estos activos, Repsol obtendrá unas plusvalías brutas (antes de impuestos) de 3.500 millones de dólares (2.683 millones de euros), lo que supone cumplir el objetivo de desinversiones previsto en el plan estratégico 2013-2016.
La operación de venta afecta en concreto a las participaciones minoritarias en Atlantic LNG (Trinidad y Tobago), Perú LNG y BBE, así como sus contratos de comercialización de GNL y el flete de los buques metaneros, con sus créditos y deudas vinculadas.
En ese sentido, Repsol ha detallado que con la venta traspasan a Shell 1.756 millones de dólares (1.344 millones de euros) en compromisos financieros y 497 millones de dólares (381 millones de euros) en deuda.
Además, la operación -que previsiblemente se cerrará a finales de año, una vez obtenidas las autorizaciones necesarias y que se cumplan las condiciones pactadas- permitirá reducir en más de la mitad la deuda neta de la compañía (excluida Gas Natural Fenosa), hasta los 2.200 millones de euros.
Por lo que respecta al terminal de regasificación de Canaport (Canadá), que inicialmente estaba incluido en el paquete de activos en venta, Repsol y Shell han llegado a un acuerdo por el que el grupo británico-holandés suministrará GNL a la planta los próximos diez años, por un volumen total de un millón de toneladas.
La petrolera española ha explicado que este complejo ha quedado fuera de la venta porque los bajos precios del gas en los Estados Unidos "impiden una valoración adecuada".
Por este motivo, Repsol tiene previsto realizar un ajuste de la valoración de todos sus activos norteamericanos, en la que se incluirá una provisión neta de 1.300 millones de dólares (996 millones de euros) para recoger el acuerdo con Shell.
Repsol ha anunciado que dedicará los ingresos obtenidos con esta operación a reforzar el crecimiento de su división de exploración y producción (upstream).
La petrolera española puso a la venta estos activos hace meses y, desde entonces, ha mantenido contactos con más de una docena de compañías que se interesaron por adquirirlos.
La venta forma parte del plan de desinversiones puesto en marcha con el objetivo de mantener la calificación crediticia tras la nacionalización de YPF por parte del Gobierno argentino.
Este plan incluía unos objetivos de desinversión de entre 4.000 y 4.500 millones de euros, una cifra alcanzada ya que, al sumar esta operación al resto de ventas ejecutadas por Repsol, se superan los 5.000 millones de euros.