Bilbao. Hay que retroceder casi veinte años para encontrar un año con más despidos que 2012. En concreto, hasta 1996. Aquel año se despidió a través de un ERE a más de 4.000 empleados en la CAV y, poco antes, en 1993, a más de 14.000. Registros desorbitados en comparación incluso con los del año pasado, que arroja el peor saldo para el mercado laboral vasco después de la crisis de los noventa. Aunque el total de trabajadores incluidos en un ERE fue la mitad que el acumulado en 2009, los despidos se dispararon hasta 3.336, batiendo todas las marcas recientes.

Se cerró así un año negro para el empleo que anticipó, por si fuera poco, un 2013 en el que la cola de Lanbide seguirá acumulando integrantes, según las previsiones de los principales actores económicos, que apuntan a que en los últimos meses podría apreciarse un atisbo de recuperación en ciertos sectores. Hasta que tales síntomas lleguen, las empresas se agarran a lo que pueden para no recortar plantilla. Así lo explicaba el pasado miércoles el secretario general de la patronal alavesa SEA, Juan Ugarte, quien recordaba, en alusión a las críticas de una formación política de izquierdas, que los ERE son "una de las pocas herramientas que tienen las empresas para adaptarse a la situación".

eres y despidos Aunque social y mediáticamente los ERE con más repercusión son los que conllevan despidos, las medidas de suspensión son mucho más habituales. Como explicaba el dirigente empresarial alavés, la razón de ser del ERE no es otra que permitir a la empresa tomar aire en un periodo de caída de la producción sin renunciar a ningún empleado. Esta concepción coincide con las estadísticas de regulación de empleo de los primeros años de la crisis. En 2008 y sobre todo en 2009 se disparó el número de trabajadores afectados, pero la mayoría vieron su contrato suspendido de manera temporal, con lo que siguieron en plantilla. En concreto, de los 68.000 afectados por un ERE presentado al Gobierno vasco en 2009, apenas 2.000 fueron despedidos.

Fue la primera embestida de una crisis que se alarga ya casi seis años. Las reservas de las compañías estaban intactas y daban margen para esperar tiempos mejores sin despedir. La salud empresarial ahora es terminal en ciertos casos. Esto ha hecho que la diferencia entre medidas de suspensión y despidos se haya acortado de forma considerable. Así, pese a abarcar los ERE a un número menor de trabajadores, las extinciones de contratos se han elevado a 3.336 en 2012, un millar largo más que en 2009. Muchas firmas -el caso más reciente es el del Grupo Kider- se han visto abocadas al despido colectivo tras forzar antes la vía de la suspensión y de los planes sociales.

Al despegue de los ERE ha contribuido también la reforma laboral aprobada en febrero del pasado año, que permite articular un expediente sin la autorización de la administración. Todo ello ha llevado a la CAV a cerrar 2012 con 43.000 empleos menos que un año antes, según Eustat, el peor registro en una década.

Antes de echar un vistazo a las estadísticas de los últimos años, pudiera parecer que el vía crucis que atraviesa el mercado laboral vasco es el más sufrido de la historia reciente. Es el más largo y por ello el más doloroso para empresas y familias, pero en los noventa, hace apenas dos décadas, los ERE también campaban a sus anchas. La crisis de los noventa alcanzó su punto culminante en este sentido en 1993, con casi 90.000 empleados en ERE, de los que 14.000 perdieron su empleo. Las cifras fueron menguando los años siguientes, si bien en 1996 los despidos se mantuvieron por encima de 4.000.

Desde entonces la regulación de empleo ha mantenido niveles de afectación razonables, con un rebrote de los ajustes de plantilla en 2003, ejercicio que cerró con 3.200 despidos, cerca de la marca del pasado año.

La radiografía no contempla los ERE articulados por empresas con plantas en otros territorios del Estado, que deben ser presentados en Madrid y que también arrojan un repunte de los despidos en 2012, que en este caso se arrastra desde 2011. Entre enero y octubre del pasado año se despidió por esta vía a 720 vascos, más que en igual periodo de 2009.