EL nuevo Ford B-Max está ya listo para convertirse en el último éxito en formato monovolumen de Ford. No cabe duda de que el resurgimiento de la firma del óvalo en Europa tuvo lugar con la llegada de su primer Focus, pero también es más que evidente que a su despegue definitivo han contribuido las diferentes generaciones de monovolúmenes, desde los C-Max y Grand C-Max hasta los S-Max y Galaxy. No les voy a negar que mi preferido, cuando tuve oportunidad de probarlo, fue el S-Max con el motor 2.0 TDCI de 140 CV, y que tampoco me extrañaron los múltiples premios que recibió en su momento, lo que venía a dejar constancia de la calidad, diseño y esfuerzo en la fabricación que Ford estaba poniendo en sus productos. Así que, para ser sincero, el nuevo B-Max se presenta de entrada como una de las propuestas más convincentes entre los pequeños monovolúmenes.

Para comenzar, sus dimensiones lo sitúan en 4,077 metros de largura, 1,751 de anchura, 1,588 de altura y 2,489 de distancia entre ejes, con un maletero de entre 326 litros (con cinco plazas) y 1.400 litros (con dos asientos). Su gran acierto y aspecto distintivo llega de la mano de sus puertas laterales correderas, unidas a la ausencia de poste central, ese incómodo compañero de viaje a la hora de subir y bajar de las plazas traseras. Aquí, merced al Easy Access Door System, el pilar central está integrado en la puerta. Esta facilidad de acceso es una cualidad adicional muy valiosa cuando los niños son pequeños, los espacios resultan reducidos o simplemente cuando tenemos prisa, circunstancia habitual a la hora de ir o regresar de clase, subir a los peques con sueño a la silla homologada o aparcar en lugares comprometidos por lo cercanos que están todos los coches entre sí. En definitiva, mientras otros se conforman con un acceso libre de hasta 78 centímetros, el espacio disponible en el B-Max para entrar y salir es de 155 centímetros. Sin palabras.

El resto, como se pueden imaginar, pasa por aprovechar al máximo el espacio interior, para lo que, según indica Ford, "los asientos traseros y el delantero del pasajero se pueden plegar para configurar así una gran plataforma de carga en la que caben desde bicicletas a muebles embalados. Este concepto de puertas implica que puedes cargar objetos realmente grandes, de más de 2,3 metros de largo, a través de las puertas laterales, lo que hace mucho más llevadera una visita a la tienda de muebles o un día de playa con la tabla de surf".

MÁS MADERA Ganadas las dos batallas iniciales, la de un diseño exterior e interior muy atractivo, algo en lo que Ford posee una maestría indudable, y seducidos por la magia de sus puertas traseras correderas sin poste central y por el excelente aprovechamiento del espacio interior, llega el momento del apartado mecánico. Para ello se recurre a motores muy eficientes, a los que se ha dotado de mecanismo de parada y arranque automático en las detenciones, programa de ayuda al conductor para realizar una conducción eficiente, indicador de cambio de marcha y hasta carga regenerativa inteligente de la batería en los puntos favorables del trayecto.

Los gasolina del B-Max serán tres, un atmosférico y dos sobrealimentados. El primero es el 1.6 Ti-VCT, con 105 CV, 150 Nm, 180 km/h, 6,4 litros de gasto promediado y 149 gramos de CO2 por kilómetro. Los propulsores turboalimentados emplean el sobresaliente 1.0 EcoBoost de tres cilindros, ya probado en el Focus, aquí con dos niveles de rendimiento: un primero de 100 CV, 170 Nm, 175 km/h, 5,1 litros de consumo medio y 119 gramos de emisiones; y un segundo de 120 CV, 200 Nm, 189 km/h, 4,9 litros y 114 gramos de CO2. El diésel de acceso (1.5 TDCI) anuncia 75 CV, 190 Nm, 157 km/h, 4,1 litros de gasto medio y 109 gramos de CO2 por kilómetro, en tanto que el más potente 1.6 TDCI llega a 95 CV, 215 Nm, 173 km/h, 4,0 litros y 104 gramos de CO2.

La tercera de las batallas, la del precio, también parece que va a ser ganada por Ford, que ha anunciado unas tarifas oficiales situadas entre 16.400 y 20.500 euros, si bien durante el lanzamiento planteará descuentos, con rebajas y packs adicionales de equipamiento gratis, que se moverán entre 2.300 y 4.900 euros. Un buen ejemplo de ello es la versión Ecoboost Edition, que sobre la base del acabado intermedio Titanium (entre el Trend y el Titanium X) ofrece por 14.950 euros el motor 1.0 Ecoboost de 120 CV y una dotación de auténtico lujo, y que a precio normal se iría a 18.550 euros.

Las primeras unidades del B-Max saldrán a la venta en nuestro país después del verano e incluirán de manera gratuita equipamientos como el aire acondicionado, el sorprendente mecanismo SYNC (Bluetooth) o el innovador servicio de asistencia de emergencias.

El B-Max será el primer Ford que incorpore el SYNC, el sistema de conectividad activado por voz que puede leer en voz alta mensajes de texto del móvil, opera con variedad de reproductores musicales (iPod y memorias USB), actualiza automáticamente el directorio de contactos y, entre otras funciones, efectúa un aviso de emergencia en caso de sufrir un accidente, sin que este mecanismo implique un coste o cuota adicional.

Otro equipamiento muy valioso será el Active City Stop, que evita las colisiones por alcance al activar automáticamente los frenos en caso de riesgo de accidente. El equipamiento en confort y seguridad será, asimismo, otro de los puntos fuertes del B-Max, un coche excelente y tan fascinante contemplándolo, como disfrutándolo en movimiento.