si uno cobra perspectiva sobre los factores de la crisis, puede percatarse de cuestiones clave que no son tratadas en los medios de comunicación con la necesaria profundidad.
Dos de estas cuestiones son: 1) ¿Qué son los mercados?; y 2) ¿Qué características tienen los países que están en crisis, que los distinguen de países con similares estructuras, pero que no han entrado en crisis?
Sobre la primera cuestión, un analista financiero me respondía recientemente, que los mercados son claramente las cajas financieras, los bancos. Y desde luego teniendo en cuenta que muchos de ellos tienen trillones de euros o dólares acumulados en beneficios - de los que solo el 8% se dedica a la economía real, el resto a la especulación-, y que además no hay Estado alguno en el mundo que no les deba dinero, uno deduce que son las entidades financieras lo que llamamos mercado, quienes mandan en el mercado.
Sobre la segunda cuestión, resulta esclarecedor considerar el perfil socio-demográfico de los países en crisis por una parte, y de los países llamados emergentes por otra. La población mundial llegará a ser de 9.200 millones de habitantes en el 2050 según Naciones Unidas (actualmente siete mil millones). Sin embargo, el índice de natalidad se ha ido reduciendo en los últimos 50 años en todo el mundo.
Esto está sucediendo incluso en países musulmanes, como Irán, cuyos fundamentos de identidad personal giran fundamentalmente en torno a la familia -la tasa de natalidad en Teherán es del 1,5%-. Las causas de esta reducción mundial de la natalidad son diversas, y varían de unos países a otros. En algunos como China son consecuencias de políticas estrictas de las autoridades políticas. En muchos países son consecuencia del cambio del estilo de vida y de los valores sociales.
Como consecuencia de esta dinámica demográfica, Europa y los países occidentales han mantenido en la segunda parte del siglo XX una estructura productiva en la que la mano de obra abundaba. La población trabajadora, nacida en la época del baby-boom tras la segunda guerra mundial, dejaba de tener muchos hijos, y no tenía demasiados ancianos para atender.
Esta situación ha cambiado drásticamente en Europa y Estados Unidos. La generación baby-boom se está jubilando y gracias al sistema de bienestar, tiene casi 20 años de esperanza de vida cuando deja de trabajar en el sistema productivo, llamémosle oficial. Y además la población en edad laboral ha disminuido sustancialmente. Los mercados ya no se interesan tanto en esta población, sino en la de los países llamados emergentes, con un perfil socio demográfico similar al que nosotros teníamos hace cuarenta años ("dividendo demográfico" en términos de David Bloom, profesor de Salud Pública en Harvard).
Así que no podemos limitarnos a esperar lo que dicen los mercados. En mi opinión, ni siquiera se trata de reducir los costos de la mano de obra y del Estado. Para los mercados somos una estructura demográfica problemática, y lo seremos los próximos 20 años hasta que la población anciana vaya disminuyendo naturalmente. (The Economist, octubre 2009)
Creo que en Europa, deberíamos de considerar la solución que se halla desarrollando Canadá, que le está permitiendo no haber entrado en crisis, y encaminar la situación hacia una socio economía sostenible. Según la revista The Economist, Canadá se halla afrontando la situación económica mundial mejor que cualquier otro gran país de los llamados desarrollados, con población envejecida. Son cuatro las estrategias que se identifican en Canadá para afrontar la situación: Una posición fiscal fuerte junto a una adecuada regulación de los bancos es una de las estrategias.
Por otra parte llevan ya cuarenta años analizando el envejecimiento de la población y pensando en alternativas para ello. Así, la Universidad de Toronto es líder mundial en el estudio del envejecimiento y la economía de la salud. En Ontario se trabaja desde los años 70 en alternativas asistenciales para la población anciana. Los sindicatos se han reorganizado y en muchos lugares juegan un papel de apoyo social y asesoramiento para toda la población, no solo para los trabajadores.
Un tercer factor es el que todos los partidos políticos, y como consecuencia los distintos gobiernos, tienen claro que el mantener el sistema de bienestar con las bases del sistema sanitario de calidad y universal, así como un adecuado sistema de protección social, promueve un capital social que permite el diálogo y el entendimiento, y como consecuencia la reflexión colectiva para hallar soluciones y alternativas a los problemas socio económicos.
Finalmente, Canadá ha desarrollado una importante estrategia de acuerdos internacionales con países como China, Rusia, India, Indonesia, países emergentes, países africanos, que le permiten diseñar un sistema de producción sostenible y con óptima prospectiva.