Donostia. La fiscalidad ha vuelto a generar tensiones entre las tres diputaciones vascas después de que el Ejecutivo guipuzcoano de Bildu se haya asegurado, gracias al apoyo del PSE, la aprobación para el próximo 2013 de un Impuesto sobre la Riqueza y las Grandes Fortunas que se aplicará en el territorio en sustitución del Impuesto de Patrimonio. La nueva figura tributaria es rechazada por Bizkaia y Araba, lo que vuelve a abrir el debate de la desarmonización y genera dudas en la patronal guipuzcoana, Adegi, que cree que se puede perjudicar a varias pymes guipuzcoanas.
El debate está abierto. La hacienda vizcaina, que anunció ayer un nuevo Impuesto de Patrimonio que pondrá sobre la mesa en el Órgano de Coordinación Tributaria (OCT), calificó de “pomposo” el nombre de un impuesto que realmente sustituye y actualiza el de Patrimonio y dijo que su incidencia en la recaudación será mínima. Por su parte, Araba fue más crítica y lo calificó de un “gran error”, porque “perjudica muchísimo al tejido industrial”.
La respuesta del diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, en declaraciones recogidas por Radio Euskadi, fue clara. “No entiendo las críticas. Me parecen injustas e insuficientes desde el punto de vista dialéctico”, dijo. Según afirmó, “en estos tiempos de crisis, quienes más tienen, más aporten. Y que, en definitiva, quienes se han enriquecido trayéndonos esta crisis al conjunto de la sociedad, aporten más para que nadie se quede en el camino”.
La nueva figura tributaria será aprobada en Gipuzkoa con el apoyo del PSE y según las previsiones de la Diputación permitirá recaudar 8,7 millones de euros más que en 2012 con el Impuesto de Patrimonio. Aunque el nuevo gravamen bajará al 1% el tipo máximo fijado actualmente en el 2,5% para los patrimonios más altos, afectará a unos 850 contribuyentes más, pasando de 6.000 a 6.860 y elevando la recaudación.
Precisamente, ese aumento de contribuyentes se deberá a que el 25% de los bienes y derechos vinculados a actividades económicas pasarán a computar como Riqueza y tributarán a partir de enero, mientras que en el Impuesto de Patrimonio los bienes empresariales no computaban al considerar que genera riqueza. Además, se eliminará el denominado “escudo fiscal”, un tope que evitaba que un contribuyente pague más del 60% de su base del IRPF. El presidente de Adegi, Pello Guibelalde, dijo que este tributo podría “castigar una vez más a la empresa”, recordó que la Diputación y el empresariado están “obligados a entenderse” y apeló a “tener cuidado de no desincentivar el mantenimiento y la creación de nuevas pequeñas y medianas empresas” que son las que generan riqueza y empleo. En su opinión, la política fiscal “debe estar orientada al fomento de la actividad económica y empresarial porque las empresas son “las que tiran del carro de la economía”.