VITORIA. España es un lastre también para la calificación de solvencia de la deuda de Euskadi, según la agencia Standard and Poor's, que ha decidido rebajar en dos escalones el rating de la deuda de la CAV, Nafarroa y Bizkaia desde la categoría A -notable-, hasta BBB+ -aprobado- porque, según su criterio, ningún territorio puede disponer de una nota más de dos escalones por encima de la del Estado del que forma parte. Al rebajar la calificación de España, la agencia ha hecho lo propio con las de las administraciones vascas, aunque estas se mantienen dos escalones por encima de la deuda española.

S&P afirmó ayer que esta calificación "refleja principalmente" su opinión de que "el deterioro de la calidad crediticia de España, disminuye la probabilidad de que las regiones de régimen foral puedan beneficiarse del apoyo del Gobierno central".

La agencia en cualquier caso mantiene los ratings vascos a largo plazo dos escalones por encima de la calificación otorgada para España -al borde del bono basura-, por considerar que "los gobiernos locales y regionales arrojan una mayor calidad crediticia".

Con todo, S&P advierte que "a pesar de la fortaleza económica estructural de las tres entidades, el actual contexto económico hará cada vez más difícil equilibrar ingresos y gastos, llevando posiblemente a una mayor debilidad de sus perfiles de crédito, como es el caso de las regiones de régimen común".

Por su parte, el Gobierno Vasco y la Diputación de Bizkaia coincidieron ayer en señalar que la decisión viene dada por la situación de España y no por el estado de sus propias cuentas y se felicitaron por mantenerse por encima del Estado.

Rescate Por otro lado, mientras el Gobierno español sigue manteniendo en público que está evaluando aún la posibilidad de pedir un rescate, lo cierto es que en círculos económicos se da por hecho y cada vez parece más probable. Ayer, la prima de riesgo, -ese índice que sirve para evaluar la confianza hacia un estado-, volvió a marcar un valor por debajo de los 400 puntos básicos y lo hizo tras el anuncio de la agencia de calificación Moody's de mantener la nota a la deuda soberana en Baa3 -o lo que es lo mismo, al borde del llamado bono basura-.

Sirva, como apunte, que hoy hace un año esta misma agencia rebajaba la nota al Reino de España desde Aa2 -el tercer escalafón más alto- hasta A1 -calificación de calidad media alta-. Es decir, en un año, España ha perdido siete escalones en esa escalera en la que Aaa es la nota más alta posible.

Contra todo pronóstico, Moody's, tras haber puesto en revisión la calificación de España para una posible rebaja, la mantuvo. Eso significa que el Estado evita perder el grado de inversión, lo que hubiera tenido un impacto muy negativo sobre la deuda y minado todavía más la confianza del inversor extranjero. Pero Moody's no tomó esa decisión solo porque ve una mejoría en la situación macroeconómica estatal.

Lo hizo, en buena medida, porque da por sentado que España pedirá socorro a sus socios europeos. Sería el segundo rescate a España, tras el que han protagonizado las entidades financieras. Moody's explicó que el riesgo de que la deuda española tenga problemas de acceso al mercado "se ha reducido" por la "disposición" del BCE a comprar bonos para "contener su volatilidad". La agencia de calificación descuenta que el Gobierno del PP pedirá el rescate "antes o después" y alerta de que la confianza de los mercados "tiene un límite". "No decimos una hora o un día, decimos que nuestro escenario base asume que lo va a pedir", indicó a Europa Press la analista Kathrin Muehlbronner, miembro del equipo de la agencia.

Respiro Animados por la decisión de la agencia Moody's de no rebajar la calificación española, los mercados volvieron ayer a vivir una jornada en verde. La Bolsa fue protagonista de una nueva subida, aunque la gran destacada del día fue la evolución de la prima de riesgo.

El diferencial entre los bonos español y alemán a diez años, la prima de riesgo, cerró la jornada de ayer en 383 puntos básicos, y se situó en niveles de principios de abril. Y eso que arrancó la jornada en los 423 puntos marcados el martes.

Un cierre por debajo de 400 puntos básicos no se veía desde el pasado 4 de abril. La rentabilidad del bono español a diez años cayó del 5,8% del martes al 5,467% al cierre de la sesión, su nivel más bajo en los seis últimos meses -mientras que el del bono alemán estaba en 1,634%-.

El pasado julio, ese interés rozó el 7%, encareciendo hasta niveles insoportables los costes de la financiación del Estado español. Hoy mismo el Tesoro volverá a testar el apetito del mercado en una subasta de bonos a medio y largo plazo en la que prevé captar entre 3.500 y 4.500 millones de euros.

Por su parte, la bolsa española subió un 2,37% y recuperó el nivel de 8.100 puntos. Y es que el Ibex 35 ascendió 188 puntos hasta los 8.128,20 puntos con los que cerró la jornada. Un nivel desconocido desde el pasado 25 de septiembre. Las pérdidas anuales se rebajan así hasta el 5,11%. En las últimas jornadas se especula con que el Gobierno de Rajoy sopesa acudir al fondo de rescate pero sin la intención de utilizar la ayuda crediticia, con la esperanza de que la mera solicitud permita tranquilizar a los mercados y reducir así los gastos de financiación del Estado español.

Esto, en principio, contentaría al Gobierno popular -que vería caer sus costes de financiación y no precisaría pedir una línea de crédito al MEDE- y satisfaría al de Angela Merkel, ya que con las elecciones generales alemanas a un año vista la canciller prefiere no tener que acudir al Bundestag -la Cámara baja germana- para aprobar nuevos rescates con dinero de sus contribuyentes.

Aunque es solo una posibilidad, lo cierto es que los inversores ven cada vez más cerca el día en el que Rajoy deshoje la margarita y dé el paso de pedir la ayuda formalmente. Esa intuición propicia que las tensiones sobre España se relajen.