Vitoria. Hubo ayer en Vitoria quien cuestionó si llamar "huelga general" a lo ocurrido en sus calles exigiría un cambio de nomenclatura para definir con mucho más "realismo" a movilizaciones como la de ayer. Y hubo también quien defendió, como era previsible, exactamente lo contrario, animando incluso a continuar en la lucha "hasta que haga falta". Estos dos testimonios obtenidos en una arteria del centro bien podrían resumir el contenido del 25-S, la sexta huelga general que se convoca en Álava desde que estallara la crisis. Y al igual que ocurrió en las citas precedentes, tampoco ayer hubo vencedores ni vencidos. Sí en cambio tres detenidos y doce imputados por diversos desórdenes públicos y otras tantas agresiones contra la Ertzaintza que en cualquier caso nada tuvieron que ver con los incidentes vividos en la última huelga del pasado 29 de marzo, donde sí hubo víctimas de gravedad como la del joven Xuban Nafarrate.

El caso es que ayer las aguas bajaron más suaves que entonces. Y eso que a última hora de la noche se produjeron dos episodios violentos en el centro. En la calle Dato un grupo de encapuchados utilizó piedras, botes de humo y las sillas de varias terrazas para destrozar mobiliario urbano, y en Postas, un piquete informativo compuesto por unas 200 personas lanzó piedras y petardos contra la sede de UPyD, según denunció este partido después.

Durante el día, la normalidad laboral entre las empresas y comercios fue un hecho más o menos plausible. Hubo algún conato de intimidación en una entidad bancaria de la calle Francia y poco más. La liturgia clásica volvió con las pegatinas, los panfletos y las proclamas contra gobiernos y patronales. No fue hasta el mediodía cuando se calentó la situación, coincidiendo con el inicio de la multitudinaria manifestación que partió de la Plaza Bilbao bajo el lema Euskal herrian murrizketarik es (Por los derechos laborales y sociales).

A partir de ahí se registraron los mayores incidentes, especialmente en las inmediaciones de El Corte Inglés, tradicional punto de encuentro en este tipo de movilizaciones. Según la Policía, las dotaciones de la Ertzaintza que escoltaban el centro comercial fueron agredidas por los manifestantes con "huevos, bengalas, piedras y pintura", lo que provocó la primera carga policial del día de cierta contundencia.

cargas en el corte inglés La respuesta con material antidisturbio partió la columna en dos. Una parte de los manifestantes trató de calmar los ánimos y protagonizó incluso una sentada pacífica, sin embargo otro grupo de alborotadores increpó la "desmedida" actuación policial respondiendo con dureza a lo largo de varias calles adyacentes. En una de ellas, en San Prudencio, fue identificada una persona junto al Edificio Ópera. Horas antes, a primera hora, en la calle José Mardones también fueron identificadas otras once personas por su presunta implicación en el cruce de varios contenedores.

Para entonces, la mayor parte de los comercios del centro transitaba hacia la normalidad. Las persianas que habían caído al paso de la manifestación convocada por ELA y LAB, se levantaban de nuevo. También los centros cívicos de Judimendi, Arriaga, Lakua e Ibaiondo, con sus correspondientes piscinas, permanecían abiertos, según advirtió el Ayuntamiento, así como los polideportivos de Ariznabarra y Arriaga. La flota de TUVISA operaba al 51% y sectores como el de Transporte y Limpieza, según la versión sindical, paraban en un 80%.

Por su parte, en los polígonos industriales la guerra de cifras entre sindicatos y patronal no defraudó. ELA y LAB cifraron en un 50% la respuesta industrial a su llamamiento contra los recortes, haciendo especial incidencia en la zona de Araia, donde a su juicio, los trabajadores de Inauxa, Jez, Talleres Gometegi o Kider secundaron la huelga. También Tuboplast fue dada por cerrada, si bien la propia compañía desmintió después la noticia al asegurar que durante todo el día operó con absoluta "normalidad".

mercedes y michelin En esta contexto, la patronal alavesa SEA cargó después con dureza una vez analizados los datos de seguimiento de sus empresas. A su juicio, la convocatoria fue un "rotundo fracaso" que apenas movilizó al 9,14% de los trabajadores, la mayoría, por cierto, delegados sindicales, advirtió. En un comunicado, SEA animó a los sindicatos convocantes a abandonar este tipo de movilizaciones -"son inútiles y nada favorables para dinamizar la economía y la generación de empleo"- y apeló al "espíritu de sacrificio, trabajo y consenso" para alcanzar acuerdos entre todos. Oportunamente puso como ejemplo el reciente convenio de la Construcción de Álava firmado con UGT y CCOO.

Para los empresarios, la incidencia de la huelga apenas tuvo repercusión en Mercedes, uno de los motores de la economía alavesa, ya que precisamente esta semana los trabajadores están afectados por un ERE y no hay actividad en la planta de producción. Tampoco según la patronal se vio afectada la actividad en Michelin.

A última hora del día salió al paso Confebask, que calificó de "fracaso" la jornada con apenas un "20%" de seguimiento, justificando su valoración con un dato objetivo: el consumo de energía. Según la patronal vasca, dicho consumo en relación a un día normal se redujo ayer un 22% frente al 45% registrado en la anterior huelga general del pasado 29 de marzo.