bilbao. Adolfo Muñoz, Txiki, cree que estamos en una situación de "emergencia social", producida por el ajuste del déficit mientras la fiscalidad "sigue trincada". Avisa de que un rescate al Estado español será como echar dinero a un pozo sin fondo. No habrá efecto en la economía real. Ni más crédito ni más empleo.

Euskadi ha vivido cinco huelgas generales en esta crisis pero la política de ajuste continúa, ¿por qué otra?

La ofensiva es tremenda y si retiramos la defensa la escabechina va a ser aún mayor. Los recortes, la reforma laboral... todo eso llega porque el capital tiene cobertura política plena, y el objeto de la movilización es interpelar a los partidos para que se planten y digan basta. El capital y una parte de la política están fabricando miedo para hacernos creer que no hay nada que hacer, pero nosotros decimos que el miedo hay que vencerlo y que solo colectivamente podemos hacer frente a esta situación. La única alternativa que queda sin la movilización es mirarnos el ombligo, la ley de la selva.

¿No corren riesgo los sindicatos de devaluar el valor de la huelga?¿Qué respuesta darán si el panorama se torna aún más gris?

El que cree en algo y hace honestamente lo que puede no defrauda. Defraudados estamos de la política, de que la política no se plante y busque medidas alternativas que tengan que ver con las necesidades sociales. Nuestra gente está muy preocupada y nosotros intentamos dar solución a sus problemas. Independientemente de cuánta gente haga huelga, esta situación de emergencia social exige elementos de solidaridad. La huelga busca precisamente eso, reactivar la solidaridad para hacer que la política no nos lleve al abismo.

¿Ve inevitable el rescate de España?

Lo que es inevitable es cambiar las políticas para hacer política social. Quienes apoyan el rescate saben que ese dinero viene para pagar las deuda contraídas con la banca internacional sin parar en la economía real. Se trata de vampirizar lo social para llevar todo el dinero a la banca.

Usted suele decir que solo hemos visto la punta del iceberg...

Asistimos a un trasvase de rentas a través de tres elementos: recortes para pagar a los que especulan con la deuda, políticas de privatización y deshumanización del mercado de trabajo. El cuarto elemento, tremendamente ideológico, es alterar los valores sociales hacia el individualismo y, de paso, intentar acabar con las organizaciones que les molestan. Han hecho mucho pero harán todavía más, empezando por otra reforma de pensiones.

¿Echa de menos una respuesta más contundente desde CCOO y UGT?

Sí. No tiene sentido pedir un referéndum a quien sabes que no lo va a hacer y plantear una consulta a la gente que ya sabemos lo que opina sobre los recortes. La unidad de acción es imprescindible, pero hay que definir bien los objetivos para hacerla posible.

Si CCOO y UGT convocan huelga en el Estado, ¿se sumará ELA?

En tal caso haríamos una reflexión en la plataforma que engloba más de cincuenta organizaciones sindicales y sociales, mayoritaria en nuestro país, para tomar una decisión ahí.

La patronal vasca sostiene que la coyuntura no da margen para huelgas. ¿Se abre un periodo de confrontación en el que va a ser imposible el diálogo social?

Si nosotros viéramos una patronal preocupada por la economía real, como la hemos visto en el pequeño comercio, no tendríamos problema en buscar una alianza, pero no es así. Confebask sabe que las empresas necesitan crédito y su estrategia es aplaudir el rescate, dar dinero a la banca a un agujero sin fondo mientras piden más destrucción de empleo y bajar salarios. Encima quiere que los sindicatos le demos la legitimación social para llevarnos a más paro y más pobreza. ELA no le va a dar el respaldo que busca.

La huelga del miércoles, ¿influirá en el próximo Gobierno Vasco?

En esta crisis los elementos claves de la política como la fiscalidad han sido acordados entre los grandes partidos. La deuda privada se hizo pública y se decidió pagar con recortes, se cambió la Constitución a través de un golpe de Estado, del que no hemos oído arrepentirse a nadie del PSOE, para priorizar el pago de la deuda, y se hizo una ley de estabilidad presupuestaria que te dice cuánto puedes gastar. Además, mediante legislación básica el Estado te dice de dónde debes recortar. Si se acepta este cuadro queda un margen reducidísimo para hacer política propia. A partir de ahí, trasladamos nuestras propuestas y preguntamos a los partidos vascos: ¿El próximo será el lehendakari que aplique los recortes de Rajoy? ¿Vais a aceptar la foto de partido único al margen de las siglas?

¿Se han podido reunir ya con todos los partidos?

Hemos estado con algunos pero faltan por concretar reuniones. Algunos partidos no han contestado aún.

¿Ve a alguno más capacitado para salirse de esa foto de partido único?

Vemos una competencia por espacios electorales con una relativización de lo social muy preocupante en una situación como la actual, y de forma muy transversal.

ELA propone trasladar la fiscalidad vasca al Parlamento vasco, ¿por qué?

Porque no aceptamos el veto del Tea Party vasco, que controla la patronal. El Consejo Vasco de Finanzas y el Órgano de Coordinación Tributaria tienen elementos de opacidad más perfectos que una secta, y nos parece que en esta coyuntura el que más gasto tiene, el Gobierno vasco, debería tener mayor capacidad para decidir sobre impuestos.

También proponen no pagar la deuda ilegítima, ¿quién evalúa algo así?

Por ejemplo si la deuda se contrae a consecuencia de que el BCE presta a la banca al 1% para que haga el negocio del siglo comprando deuda pública al 6 y al 7% decimos que esa deuda es ilegítima y que no se pague. También es deuda ilegitima la que se contrae para pagar infraestructuras completamente inútiles.

¿Es la independencia la solución para poder evitar más recortes?

Es evidente que nos faltan elementos para decidir una política propia integral. Hoy lo social es una oportunidad como no se ha tenido nunca para, dando satisfacción a la gente que más lo necesita, llenar de contenido el planteamiento soberanista.