Madrid. El equipo de Mariano Rajoy negocia estos días con la Comisión Europea las condiciones de un nuevo rescate a la economía española. Según medios internacionales, las líneas gruesas del plan que deberá seguir España tras recibir ayuda están ya dibujadas y se darán a conocer la semana que viene. Sin embargo hay un punto que aún genera fricción. Bruselas lleva meses pidiendo a Rajoy que meta la tijera al gasto en pensiones, congelando su cuantía y endureciendo la reforma que retrasó la edad legal de jubilación a 67 años, pero éste se resiste. Consciente del coste político que conllevaría para el PP una decisión de ese tipo, más aún a las puertas de las elecciones en la CAV y Galicia, Rajoy mantiene su pulso asegurando incluso que el año que viene las pensiones subirán.

Este asunto ha cobrado especial protagonismo en los encuentros que estos días mantienen miembros del Ejecutivo español con la Comisión para aclarar las próximas reformas que adoptará Rajoy y que serán dadas a conocer el día 27. El vicesecretario de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, reconoció ayer que su partido mantiene contactos con el Ejecutivo de la Unión Europea para hablar de las condiciones que conllevará un posible rescate, si bien González Pons insistió en que la decisión sobre la petición de ayuda no está tomada.

Aunque la tregua de las últimas semanas en los mercados ha dado un respiro al PP, los expertos consideran que España necesitará acogerse al salvavidas que le han lanzado sus socios y el BCE, tarde o temprano. En este sentido el diario Financial Times aseguraba ayer que técnicos de la Comisión Europea están asesorando al Gobierno de Rajoy en la elaboración del programa de reformas económicas que será presentado la semana que viene. Según el diario británico estas conversaciones tendrán como resultado una batería de ajustes que en realidad son los que reclaman los acreedores internacionales a cambio de un nuevo programa de rescate. En resumen, España ya negocia en secreto para intentar que la intervención sea lo menos sangrante posible.

La agencia Reuters va todavía más allá y confirma que una de las reformas que están sobre el papel en dichas reuniones es un recorte del gasto en pensiones el año que viene a través de dos vías: congelando las prestaciones y acelerando la entrada en vigor de la última reforma de José Luis Rodríguez Zapatero adelantando los plazos del progresivo retraso de la edad legal de jubilación hasta los 67 años.

De esta forma Bruselas lograría que España hiciera los deberes en un aspecto crucial para la estabilidad de sus finanzas. El gasto del Estado en pensiones supera mes a mes las previsiones a la vez que los ingresos vía cotizaciones caen por efecto del paro y de las cada vez peores condiciones de trabajo. El resultado es que el Gobierno ya ha tenido que echar mano de un primer fondo de reserva para pagar a los jubilados, abriendo la puerta a utilizar la conocida como hucha de las pensiones, el último recurso para emergencias, para abonarles la paga extra de Navidad.

En esta complicada coyuntura la salida más rápida para el Ejecutivo español es no pagar la desviación de la subida de las pensiones (1%) sobre la inflación, que va camino de cerrar noviembre, año de referencia para el año siguiente, cerca del 3%. Esto permitiría un ahorro de unos 4.000 millones y a Bruselas le parece una buena solución. Pero para Mariano Rajoy significaría romper una de las pocas promesas electorales que aún mantiene en pie. "No tengo intención de bajar las pensiones el año que viene", declaró el presidente antes de irse de vacaciones en julio consciente del peso electoral que tiene el colectivo de pensionistas. Dar a conocer una congelación la semana que viene, cuando se avanzarán los Presupuestos de 2013, sería casi un suicidio para el PP de cara a las elecciones autonómicas en la CAV y Galicia del día 21 de octubre.

Atrasar la edad efectiva Tampoco sería mejor para los populares que la semana que viene trascendiera su intención de introducir la jubilación a los 67 años antes de 2027. En realidad Madrid ya se comprometió con Bruselas en su informe económico para 2013 y 2014 a retrasar la edad de jubilación efectiva, es decir, la edad media a la que los trabajadores se retiran. Rajoy introdujo en el informe presentado a la Comisión que tomaría medidas para desincentivar el retiro anticipado y la jubilación parcial, bien aumentando el coeficiente reductor por cada año de trabajo perdido o bien subiendo la edad mínima para acogerse a estas fórmulas. Asimismo, prometió a sus socios la entrada en vigor de un factor de sostenibilidad que iría modificando todos los aspectos de la jubilación conforme subiese la esperanza de vida, lo que en la práctica abre la puerta a acortar los plazos previstos en la reforma de Zapatero para todos los aspectos de la jubilación, incluida la edad legal.

Pero, gracias al margen que le dan los mercados para negociar antes de pedir el rescate, el Ejecutivo está apostando fuerte para que no se le obligue a hacer efectivas todas estas promesas de forma inmediata, poniendo el acento en el poder adquisitivo de los jubilados. La apuesta, que choca frontalmente con el estado de las finanzas españolas, le obliga a convencer a Bruselas de que dejará el déficit en el 6,3% por otras vías. Rajoy parece dispuesto a dar la batalla. "Yo creo que las pensiones las subiremos", dijo ayer en Roma.