BERLÍN. Así lo revela hoy el comisario europeo de Mercado Interior y Servicios Financieros, Michel Barnier, en declaraciones al rotativo alemán "Süddeutsche Zeitung", en las que señala que el BCE no controlará directamente todos los bancos, sino que las instituciones nacionales actuarán como "agentes del control central".

Añade que una de las primeras decisiones será establecer que bancos serán controlados desde el BCE y cuales por los supervisores nacionales, aunque los más relevantes para el sistema financiero y los que reciban ayudas estatales estarán sometidos a la vigilancia directa del nuevo organismo.

Pese a todo, Barnier advierte de que el nuevo organismo de supervisión bancaria contará "con todos los poderes necesarios" para controlar a la banca y que el BCE será la central "exclusiva" de esa supervisión que debe iniciarse en 2013.

En ese sentido el BCE será el responsable de conceder o retirar licencias bancarias, lo que significa que los 17 países de la zona del euro le cederán sus competencias de supervisión, según el proyecto elaborado por el equipo de Barnier.

Éste contempla también que las decisiones del nuevo organismo se tomen en un gremio de control independiente del Consejo del BCE, con el fin de separar la supervisión bancaria y la política monetaria en el seno del banco europeo y evitar así conflictos de intereses.

El nuevo organismo es el primer paso hacia una unión bancaria europea como la acordada por los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea (UE) en su cumbre del pasado mes de junio.

Asimismo, la creación de dicho organismo, al que podrán adherirse voluntariamente los países de la UE que no tienen aun la moneda común, abre las puertas a la capitalización directa de los institutos crediticios en apuros de los países de la zona del euro a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).