Angela Merkel y Mariano Rajoy escribieron ayer un nuevo capítulo de una historia ya conocida. Alemania confía en España, en su presidente del Gobierno y en los recortes que está acometiendo para garantizar el cumplimiento del exigente objetivo del déficit impuesto por Europa desde el puente de mando de Berlín. Como ya hizo con Rodríguez Zapatero en 2010, Merkel se mostró "impresionada por la intensidad" de las reformas emprendidas por el PP y defendió la independencia del Ejecutivo central en la definición de sus estrategias de ahorro de gasto. Siempre, claro, que no se salga de la "senda correcta", es decir, que no desborde los límites del déficit.
Por ello, casi en el mismo instante en el que el BCE abrió el grifo de la compra ilimitada de deuda, no le tembló la voz a la hora de pedir tanto a España como a los socios del euro más vulnerables -entre ellos Italia, el otro gran quebradero de cabeza alemán- que "hagan sus deberes" para que los mercados internacionales "tengan confianza en que los estados miembros cumplirán sus compromisos". Solo así recuperará el euro su fortaleza. Y en ese terreno es necesario alimentar constantemente a la opinión pública con mensajes de unidad como el de ayer en la Moncloa. El presidente español se comprometió a continuar con los "esfuerzos". De forma paralela, se celebró un encuentro empresarial hispano-alemán para reforzar la imagen de unidad de los países.
En la rueda de prensa de Rajoy y Merkel sonó la música que ha presidido la intensa agenda política europea de las últimas semanas, colmadas de reuniones bilaterales. Todas ellas han terminado de puertas afuera con el respaldo sin concesiones al euro, aunque casi siempre había bajo la mesa otras cuestiones que han quedado silenciadas a causa de la controversia que genern
Ocurrió de nuevo en el encuentro entre la canciller y el presidente español. El objetivo principal de Rajoy era convencer a Merkel de suavizar al máximo el rescate al que está condenado el Estado español si quiere entrar en el programa de compra de bonos por parte del BCE. En definitiva conocer de primera mano el margen que tiene para cerrar el año sin acometer nuevos recortes y sin tocar cuestiones tan sensibles como las pensiones. El resultado de esas gestiones tardará todavía en conocerse, pero posiblemente el presidente del Gobierno ha ganado algo de tiempo. Todo dependerá de la presión de la prima de riesgo, que se relajó hasta los 446 puntos básicos.
La cuestión estuvo presente en la rueda de prensa. ¿Será necesario recortar ya las pensiones para tener bajo control el déficit? Rajoy aseguró que no tiene "ninguna intención de cambiar el statu quo [de las pensiones] en este momento". Insistió el líder del Ejecutivo popular en que las jubilaciones será la última partida que tocar y al parecer por ahora no tiene necesidad de hacerlo.
También se despachó Merkel con diplomacia otras cuestiones espinosas que se plantearon en el turno de preguntas. ¿Le ha exigido a España nuevos recortes o que pida un segundo rescate? ¿Qué condiciones tendrá que cumplir Madrid para que el BCE compre deuda? "Hemos hablado sobre lo que se está llevando a cabo, pero no hemos comentado posibles condiciones", respondió. Una declaración que se complementa con otra: "Ningún país quiere imponer algo difícil a otro porque sí, tenemos que pasar por estas reformas porque es la única manera de salvaguardar nuestra prosperidad", justificó.