ROMA. Monti hizo estas declaraciones en una rueda conjunta en Roma con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, que precedió a una reunión entre ambos, en la que se abordarán las medidas a corto plazo para la estabilización financiera y a medio plazo para el refuerzo de la unión económica y monetaria, según el plan de reformas de los jefes de las cuatro principales instituciones europeas.
Barroso, por su parte, dijo que como es su costumbre no iba a hacer comentarios sobre las declaraciones del BCE, aunque sí se remitió a sus opiniones ya expresadas en los últimos días sobre cuál debe ser la función de la entidad monetaria.
El presidente de la Comisión Europea insistió en que el BCE "no puede y no debe" financiar gobiernos, aunque señaló: "Creo que allí donde falte una integridad en la política monetaria y, si en aquellos países donde todo esto falta, se comprometen con una disciplina rígida para poder sanear sus cuentas, en estos casos el BCE debe intervenir".
Barroso afirmó así que el BCE está actuando en el "ámbito de su mandato, que es el de mantener la integridad política y la estabilidad de los precios".
Destacó que la entidad monetaria "debería actuar como está actuando, en plena independencia", lo que es "esencial para la credibilidad de un banco central".
Barroso elogió además los esfuerzos realizados por Italia para sanear sus cuentas públicas y afirmó que con la recuperación de la confianza por parte del país transalpino, su deuda se reducirá y el acceso al crédito será más fácil, con efectos positivos en el crecimiento y la ocupación.
En este sentido, Monti destacó que Italia está pagando un coste que no está justificado por los fundamentos de su economía para financiarse en los mercados y subrayó cómo el país se encuentra inmerso en un programa de contención del déficit y de reformas estructurales, aunque hizo hincapié en que "el trabajo todavía no está acabado".