Madrid. Los bancos más enladrillados han vendido hasta junio casi 18.000 pisos, una actividad frenética que se ha acelerado además en las últimas semanas ante la inminente aprobación del banco malo, que les obligará a aflorar pérdidas. El verano ha sido todo menos tranquilo para las cuatro entidades nacionalizadas, Novagalicia, CatalunyaCaixa, Bankia y Banco de Valencia, que están haciendo esfuerzos para reducir su cartera inmobiliaria, que les consume grandes provisiones y lastra, en definitiva, su balance.
Un caso ejemplar es el de CatalunyaCaixa, entidad que vendió hasta junio 3.777 viviendas por 630 millones de euros. Un mes después elevó esta cifra a 6.700 viviendas, por casi 1.000 millones de euros. La entidad catalana es una de las que se ha colocado a la cabeza en los intentos de desenladrillarse, aunque otros no se han quedado atrás. Entre enero y junio, últimos datos disponibles, Bankia se ha deshecho de 2.400 inmuebles, por valor de 230 millones de euros. No obstante, si se suman subrogaciones de promotores, y traspasos de suelos y promociones, la cifra en la que ha desinvertido el grupo asciende a 6.700 unidades, por valor de 760 millones.
acciones comerciales agresivas La salida de los pisos en un entorno de recesión no es fácil, y las entidades han recurrido a acciones comerciales agresivas y sobre todo, a fuertes descuentos, que en el caso de Bankia, por ejemplo, han ascendido a entre el 40 y el 60 % del valor de algunos pisos. CatalunyaCaixa, por su parte, ha optado también por promocionar sus pisos en el exterior, con una estructura especifica de agentes internacionales para convencer a los extranjeros de las ventajas de adquirir su segunda vivienda en España.
Novagalicia, según la prensa local, ha vendido un total de 1.426 inmuebles, por un importe total de 169,6 millones de euros, más que en todo el 2011, año en el que facturó 175 millones de euros. No obstante, pese a estas ventas presenta aún un stock de 5.500 viviendas. La CAM es otras de las antiguas cajas de ahorros que murieron ahogadas por el ladrillo. Ahora en manos del Sabadell, la entidad está dando salida a sus propiedades de manera acelerada. Según fuentes de la entidad catalana consultadas por Efe, el Sabadell ha vendido 2.336 viviendas en el primer semestre, de las cuales en torno al 60 % son de Banco CAM. Esto se traduce en 451 millones de euros ingresados, con un objetivo para todo el año de 1.193 millones de euros. El descuento promedio que ha aplicado la entidad catalana se sitúa en torno al 38 %.
La frenética actividad inmobiliaria también ha contagiado a los dos grandes grupos españoles, el Santander y el BBVA, que aunque cuentan con capacidad para soportar el peso del ladrillo, están ansiosos por reducir la carga. El BBVA vendió unos 2.500 inmuebles en el primer semestre del año, un 40 % más que el año pasado, y tiene planes para completar la colocación en menos de 21 meses, en 2014. Además de la venta a particulares, tanto el BBVA como el Santander tienen intención de vender carteras de activos "dañados" a fondos extranjeros.
El BBVA espera cerrar en septiembre la venta de una cartera de 2.000 millones de euros, en cuanto que el Santander quiere vender a fondos buitres -según ha publicado la prensa especializada- una cartera de unos 1.500 millones. De enero a junio, en cualquier caso, el Santander se ha deshecho de 6.200 viviendas, con lo que se coloca a la cabeza del sector.
Analistas financieros explican esta actividad frenética por la inminente aprobación del real decreto ley que regulará el banco malo, y que está previsto para el Consejo de Ministros del 24 de agosto, según anunció hace unos días el ministro de Economía, Luis de Guindos. Todas las entidades que pidan ayudas públicas para recapitalizarse tendrá que traspasar sus activos dañados a un sociedad de gestión externa, que en el caso de las entidades nacionalizadas será compartida.
De momento, Economía trabaja a la carrera para definir los detalles de la norma, como qué estructura jurídica tendrá la nueva sociedad, y cómo se financiará. Otro de los detalles importantes es a qué precio los bancos traspasaran los pisos y el suelo adjudicado al banco malo, dado que será este factor el que determinará si incurren en pérdidas o no.