Vitoria. Llegó el 31 de julio y, tras el despido de diez trabajadores más el lunes, el día de ayer -cuando concluía el plazo dado por la dirección- expiró sin que Celsa Atlántic ejecutara la totalidad del ERE de extinción que preveía la rescisión de los contratos de 191 empleados más de la antigua Laminaciones Arregui, lo que en la práctica supondría su cierre, pues la plantilla total en las dos factorías de Gasteiz y Urbina era de poco más de 350 personas. "Queda demostrado el carácter chantajista que perseguía la solicitud del ERE", denunció ayer en un comunicado el comité de empresa, después de que esta primera fase se haya saldado con 101 trabajadores despedidos. Una situación en la que los representantes de los empleados consideran que la empresa ha utilizado de forma "fraudulenta" el ERE de extinción para "amedrentar" a la plantilla -lo que ha sido denunciado judicialmente-, razones por las que mantienen la huelga indefinida y critican además la apertura de un expediente sancionador con solicitud de despedido para un delegado de ELA por los incidentes del 30 de mayo.
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