Donostia. ¿A quién hay que echar la culpa de la falta de crecimiento cuando las empresas, para sus inversiones, tienen problemas de financiación por parte de los bancos?

El origen del problema es la incertidumbre con la que los bancos afrontan el futuro inmediato. Dadas las elevadas necesidades de refinanciación que tienen los bancos, estos tienden a dosificar excesivamente la oferta de crédito y a priorizar aquellas refinanciaciones de operaciones vivas de empresas altamente endeudadas, tanto del sector inmobiliario o no, que podrían llegar a comprometer su propia estabilidad. Si los bancos dejaran de atender a estas empresas, se pondrían en dificultades y obligaría a provisionar otra vez cantidades muy significativas.

¿Eso puede significar que el necesario cambio del tejido productivo español se está ralentizando?

Sí, claramente. La crisis está dificultando el nacimiento y el fortalecimiento de empresas que podrían contribuir a diversificar el patrón de crecimiento. En la medida en que la economía española está muy bancarizada, por ejemplo, las modalidades de capital riesgo, sobre todo, en la modalidad de capital semilla, y los mercados de bonos y pagarés para pymes están muy poco desarrolladas, las posibilidades alternativas a obtener oxígeno crediticio por parte de una pyme, ya no digo de una empresa recién nacida, son muy reducidas.

¿Quiere decir que la crisis dejará una economía menos bancarizada?

Claro. Esa debería de ser una de las lecciones: reducir el excesivo grado de dependencia de la financiación bancaria y procurar que la conformación institucional del sistema financiero tenga, no sólo un sistema bancario sano e importante, sino también, como ocurre en Estados Unidos y en el Reino Unido, modalidades de financiación complementarias a las del sistema bancario.

¿Significa una mala política económica por parte del Gobierno del PP?

También por parte de las autoridades europeas, porque todo el sistema bancario va a sufrir en Europa en los próximos meses una regulación de recursos propios mucho más estricta que la media. Se les va a obligar a los bancos a detraer una parte de sus recursos para tenerlos inmovilizados como propios. Cuanto mayores sean las exigencias de recursos propios de los bancos, menor será el margen de maniobra que tendrán para financiar otros proyectos. Cuando termine la crisis nos vamos a encontrar con que los bancos van a ser mucho más exigentes a la hora de dar créditos, no tanto por voluntad propia, sino porque la regulación europea de recursos propios ya está siendo mucho más exigente.

En el memorándum de las condiciones de la UE para la concesión del rescate financiero se plantea la pérdida de la mayoría de control de las cajas en sus bancos. En el caso de Kutxabank, ¿en qué medida podría afectar esa exigencia?

Ha habido un exceso de precipitación a la hora de liquidar el modelo de cajas. En primer lugar, ha habido cajas que han funcionado mejor que la mayoría de los bancos y las cajas vascas son un ejemplo de ello. Las cajas vascas en general son envidiables. Esa es una de las razones por las que las que la economía de Euskadi está sufriendo menos porque aquí siempre se ha hecho buena banca. Es injusto aplicar el mismo rasero a unas entidades financieras que a otras. Cuando uno percibe desautorizaciones genéricas lo ve con cierta inquietud porque hay cajas, como las vascas, que han tenido un comportamiento más prudente y eficiente que algunos bancos. No es un problema fundamental del modelo, sino de la gestión, de profesionalidad.

¿Pero la UE exigirá esa condición?

Nadie sabe qué es lo que va a pasar y si las autoridades españolas hacen valer determinado tipo de situaciones que no precisarían de soluciones tan radicales.

¿Ha podido haber dejación del Gobierno español en la defensa de su soberanía en materia económica?

Claro que sí. Ha habido una insuficiencia de capacidad para hacer valer lo que ha sido la historia de la economía española en la Unión Monetaria, que ha sido de cumplimiento de lo que se le ha dicho, y para hacer valer esa especie de ofrenda que ha hecho el Gobierno español de medidas propias de una economía intervenida. Se suponía que los mercados de bonos y las autoridades europeas estaban exigiendo saneamientos, pero una vez adoptadas las medidas, resulta que España está en una situación menos conveniente. Estamos haciendo la penitencia en términos de política económica de una de las economías más intervenidas y, sin embargo, no tenemos la compensación en términos de coste financiero propio de esas economías.

Nadie entiende los nulos resultados de unas medidas muy drásticas...

Eso tiene mucho que ver con la propia inconsistencia con que los mercados de bonos están comportándose y con la incapacidad de Europa, también del Gobierno español, para reconocer lo que se ha hecho. Es una situación desgraciadamente que poco se puede mantener porque, después de hacer todo lo que se ha hecho, el riesgo español no baja. La tentación de cualquier observador es que algo está fallando. O hemos ofrecido medidas que los mercados no están entendiendo bien o antes de adoptarlas tenía que haber habido garantías de Alemania y Europa de que iban a reconocer ese esfuerzo. Es el momento en que las autoridades españolas pongan encima de la mesa la energía suficiente para decir que por decisiones en política económica no ha sido y que, por lo tanto, necesita una compensación.

Después del desmentido de Francia a Italia al comunicado difundido por el Gobierno en el que involucraba a esos países en demanda de una intervención del BCE, ¿usted cree que Rajoy tiene credibilidad en Europa?

Es probable que la percepción que en Europa pueda existir de las autoridades españolas es de cierta precipitación en la adopción de determinado tipo de decisiones y de una cierta confusión en lo que han sido los procedimientos consultivos a la hora de articular lo que podría ser una diplomacia económica eficiente. Me da la impresión de que el Gobierno español no ha sido suficientemente habilidoso en la interlocución con Europa y en la elección de las alianzas. Hay de tener una agenda ordenada de las decisiones a tomar y a consultar y contrastar con nuestros socios europeos. España no puede estar volcada en uno u otro país. Probablemente, no se ha vendido ese espíritu de ajuste y de sacrificio, de obediencia que desde el cambio de la Constitución hasta las últimas decisiones se han puesto encima de la mesa.

Con esta situación, ¿al Gobierno de Rajoy le da mucho tiempo?

Este Gobierno tiene mayoría absoluta y nadie se puede plantear cambiar los gobiernos si no es a través de elecciones. Supongo que la situación actual está contribuyendo a testar a algunos ministerios y que, en las actuales circunstancias, los cambios de banquillo pueden ser buenos como en los partidos duros.

¿Usted cree que, como dicen los rumores, la disponibilidad de dinero público es cuestión de semanas?

No. Creo que el Tesoro ha acumulado más liquidez y podría atender a vencimientos. El problema está en si la inestabilidad del mercado de bonos sigue y nuestro tipo de ingresos en el mercado secundario sigue en el nivel actual en las subastas de bonos después del verano. No tendría sentido que un Tesoro como es el español aguantara tipos de interés superiores al 7,5% y que asumiera el riesgo de que la propia subasta se podría plantar. Y estamos en una situación muy próxima. Las autoridades españolas deberían impedir tener que financiar más del 7,5%.

¿Es necesario que el Banco Central Europeo compre deuda española?

Debería haberlo hecho antes. Se debe reducir ese exceso de cotización que puede estar en los 200 puntos básicos y a tenor de eso, tomar decisiones. A lo mejor la decisión es una intervención parcial. Una intervención convencional, es decir, retirar de los mercados a España durante dos años es muy difícil porque no hay dinero para eso. Sí sería posible fortalecer la línea de crédito que ya existe para ayudar al sistema bancario y utilizarla para comprar deuda o arbitrar otra línea preventiva de una cuantía limitada para salir del paso en las próximas subastas y esperar a que los mercados se normalicen. Europa tiene que ser consciente de que la petición del rescate español completo provocaría un riesgo en la Eurozona porque Italia iría detrás. No nos podemos meter en la semana que viene sin tener una solución al menos provisional para los próximos meses, que podría venir de un fortalecimiento de la línea de crédito ya autorizada o en la existencia de una nueva línea de crédito.

¿Los rescates de Catalunya, Valencia y Murcia colocan en serias dudas el modelo de las autonomías en Europa?

Sí, porque los inversores extranjeros no han entendido lo que es el Estado de las autonomías. No saben muy bien si es un Estado federal, el límite de financiación o de endeudamiento, etc. Por eso, creo que sería muy importante, y se tenía que haber hecho hace tiempo, un esfuerzo de clarificación del esquema de organización que tiene el Estado con las comunidades autónomas y cuáles son los riesgos que hay con la financiación autonómica. Eso no quiere decir recortar competencias y marcar una involución en el esquema de organización, sino simplemente una clarificación. Ésta no es una crisis que cuestione el grado de autonomía que tienen algunas comunidades.

¿La situación japonesa puede ser el escenario si la recesión se prolonga?

Es una amenaza y un riesgo que puede sufrir no sólo la economía española, sino algunas otras de la Eurozona. El problema es que ahora se destruya tal potencial de crecimiento en una magnitud tal que cuando volvamos a la recuperación ésta sea mínima e inferior a la que se necesita para reducir la tasa de paro, que se sitúa entre el 1,5 y el 2% de crecimiento. Sobre todo, que sea una recuperación que no termine por restablecer la confianza de la gente y que siempre haya esa inhibición que hemos contemplado en Japón.

"La crisis está dificultando el nacimiento de empresas que podrían contribuir

al crecimiento "

"El Gobierno español no ha sido suficientemente habilidoso en la interlocución

con Europa"

"Una intervención convencional de España es muy difícil porque no hay dinero en Europa para eso"