Vitoria. Era cuestión de tiempo que el cóctel explotara. Los 91 despidos de la semana pasada, todavía presentes sobre la mesa, y el anuncio de la dirección de Laminaciones Arregui de suplantar la autoridad del comité al convocar una asamblea entre los trabajadores para votar el futuro de la empresa, eran elementos demasiado calientes como para interpretar que la jornada de ayer transcurriría con normalidad. El grupo catalán Celsa Atlántic lo sabía y los trabajadores también. Por eso los incidentes registrados antes de la reunión no fueron a mayores. Entre otras cosas, porque el Departamento de Interior desplegó un espectacular dispositivo de seguridad para evitar el contacto entre los trabajadores que sí acudieron a la llamada de la empresa -se desplazaron en tres autobuses fletados desde varias calles de Vitoria- y los que no, que aguardaron la llegada de sus compañeros en la entrada de la sede de Barratxi en un clima de alta tensión que estalló minutos antes de las 10.00.
A esa hora, según informó Interior, varios encapuchados cortaron el acceso a la fábrica con una barricada de neumáticos a la que dieron fuego, provocando una intensa humareda que exigió la participación de una dotación de los Bomberos de Vitoria. Para entonces, tres furgonetas de la Ertzaintza y otras tantas de la Policía Municipal ya estaban apostadas en la entrada del recinto, estableciendo un perímetro de seguridad que los trabajadores contrarios a la convocatoria trataron de romper con una sentada pacífica. Por si fuera poco, otros ocho agentes privados vigilaban la entrada de la fábrica y un sistema de videovigilancia fue instalado el pasado fin de semana por todo el recinto empresarial, "supuestamente", ironizaba un miembro del comité, "para evitar el robo de un material que pesa toneladas". En este escenario y al filo de la hora señalada la comitiva, formada según los representantes de los trabajadores por jefes de departamento, encargados y personal de oficinas en su mayoría, enfiló la calle Osaginea. Tres autobuses con las cortinillas echadas y otros tantos vehículos que le escoltaban accedieron al interior de las instalaciones bajo una lluvia de huevos y numeroros insultos de "esquiroles, esquiroles".
En el interior permanecieron durante casi tres horas, participando de una polémica votación cuyo resultado no ha transcendido oficialmente. De forma extraoficial sí circularon rumores en el exterior que apuntaban a un resultado favorable a los intereses de Arregui, con 93 votos a favor de su plan de viabilidad, tres no y dos votos nulos. Suficientes probablemente para los intereses del grupo catalán pero insuficientes para el comité, que además de insistir en la ilegalidad de la convocatoria -ayer mismo inició las consultas para esclarecer esta vulneración de los derechos de los trabajadores- insistió en la necesidad de lograr la mayoría más uno para aceptar el resultado final. "Y esa mayoría incluye a los 91 que acaban de despedir, así que no podemos calificar este circo más que como un fracaso absoluto", sostuvieron ante sus compañeros.
Sea como fuere, y tomando el centenar de votos como válidos, el comité se felicitó por la tarde a través de una nota por la actitud de la gran mayoría de los trabajadores (ayer se recogieron 210 firmas en el lugar) y realizó un llamamiento a la empresa para llevar a cabo una negociación "real" y no una basada "como hasta ahora en la imposición". En este empeño, continuó la nota, el comité presentará hoy ante el PRECO (es el sistema de procedimientos voluntarios para la solución de conflictos laborales creado por los sindicatos y organizaciones empresariales más representativas en la CAV) una solicitud oficial convocando a la dirección a reconducir la situación y que pasa por la readmisión inmediata de los 91 trabajadores despedidos. Desde el día que concluyó el periodo de consultas ambas partes no han vuelto a reunirse.
La huelga no se desconvoca A la espera de ese encuentro, los trabajadores de la empresa reafirmaron su compromiso de mantenerse en huelga -la convocatoria se inició el pasado 8 de mayo- y advirtieron de que tratarán de impedir la entrada al centenar de compañeros que hoy podrían retornar a sus puestos de trabajo, una hipótesis que ayer tampoco fue confirmada.
apoyo de bildu De la jornada en Laminaciones, que se saldó sin detenidos ni incidentes graves, se hicieron eco en el Ayuntamiento de Vitoria algunas formaciones políticas. Bildu Araba, por ejemplo, lamentó profundamente la división entre los trabajadores y los enfrentamientos producidos, fruto todo ello, justificó, de la "maquiavélica estrategia" empresarial de poner en la picota a 91 familias alavesas, una política imposible de aplicar sin el "inestimable apoyo" de la última reforma laboral aprobada por el Partido Popular. Precisamente en representación de esta formación, Javier Maroto, alcalde de la ciudad, mostró su apoyo a los trabajadores afectados y realizó un llamamiento a "todos los que tengan en su mano poder solucionar este conflicto".