"Ponemos rumbo a Madrid pero esperamos no tener que llegar hasta allí, eso sería una buena señal", apuntó ayer Iván Collazo, uno de los 60 mineros asturianos que ayer partieron de Mieres hacia la capital del Estado iniciando así la III Marcha Negra de la Minería de la historia. Ataviados con cascos, lámparas y camisetas reivindicativas, los caminantes iniciaron a las 10.00 horas una ruta que, si el Gobierno no ofrece antes una solución al sector, concluirá el próximo 11 de julio en Madrid. Centenares de familiares, amigos y compañeros de profesión acudieron a la localidad asturiana para acompañar sus primeros pasos, ofrecerles su apoyo y brindarles una atronadora ovación. "Algunos no podemos ir porque debemos cuidar de los hijos y la familia pero seguiremos con nuestras medidas de presión desde aquí", explicó Juan Carlos Marín, minero afectados que acudió a la despedida. "Espero que no tengan que llegar allí, pero si lo hacen iremos a hacer la última etapa con ellos y entrar juntos a Madrid", afirmó Azucena García, esposa de minero.
Después de casi un mes de huelga del sector debido al recorte del 63% en las subvenciones a la minería presupuestado por el Gobierno estatal para el 2012, un grupo de 180 mineros ha decidido iniciar esta protesta pacífica como medida de presión. "Llevamos ya un mes luchando por lo que nos corresponde, intentando que se nos escuche y que el Gobierno cumpla lo que había pactado pero por el momento no encontramos respuesta", afirmó Marín. Apoyando la marcha estuvo Maximino García Suárez, secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) en Asturias. Según García, "el gobierno y su actitud están poniendo en riesgo la supervivencia del sector posiblemente antes de que finalice el año". La supresión de casi 500 millones de euros en las subvenciones y la merma de más de un 30% de la producción de los pozos han provocado está situación límite para los miles de habitantes que pueblan las comarcas mineras de Asturias, Castilla y León y Aragón. "Nosotros podemos ser la punta de lanza de una gran movilización que haga plantearse a las autoridades otra forma de hacer política porque la actual está llevando al país a una situación preocupante", denunció García.
Asimismo, se refirió a los cortes de carretera y a los enfrentamientos con las Fuerzas de Seguridad Nacional, medidas adoptadas por algunos mineros y que han sido calificadas por la Guardia Civil como "terrorismo callejero". "No voy a justificar ninguna acción violenta pero estamos luchando por una causa justa, solo por lo que nos corresponde", espetó García. Por su parte, Tito, otro trabajador afectado, comentó en referencia a los cortes de carretera que "sabemos que la policía no son nuestro enemigo y que están realizando su trabajo pero llevamos un mes sin respuesta y a veces no hay otra manera de hacerse escuchar". Por último, García mostró su descontento por la falta de entendimiento en la reunión mantenida el jueves entre los senadores asturianos y el ministro de Industria, Turismo y Comercio, José Manuel Soria. "Ayer no se avanzó nada y supongo que los senadores tendrán la misma sensación que nosotros de estar siendo engañados", señaló.
emotiva despedida Siete mineros de Cangas del Narcea, localidad situada en la cuenca suroccidente de Asturias, partieron en la expedición hacia Madrid. A las 08.00 horas de ayer, antes de salir con destino a Mieres, cientos de vecinos les mostraron su cariño y apoyo en una emotiva despedida. Al ritmo del himno minero en honor a su patrona Santa Bárbara y entre abrazos y sollozos, los siete se despidieron de sus familias. "No tengo muchas esperanzas de volver a casa antes de tiempo pero es algo que tenemos que hacer", señaló David Fernández Díaz, mientras se alejaba de su esposa Leonor y sus tres hijas, Nerea, Desi y María. "Los tres primeros días, como las etapas son dentro de Asturias, volveremos a casa a dormir para ayudar a la familia pero a partir de La Robla ya haremos todo el camino del tirón", explicó Fernández.
todos juntos Los mineros que partieron ayer de Mieres no caminarán solos durante mucho tiempo. Después de realizar tres etapas por tierras asturianas -ayer hicieron noche en Campomanes-, en la cuarta etapa se unirán a otros sesenta afectados leoneses en la localidad de La Robla. Juntos avanzarán hacia Madrid pero cerca de su destino, en Aravaca, se unirán a la comitiva otros 60 mineros procedentes de Teruel. "Vamos con la esperanza de que no haya que llegar hasta allá y de que si llegamos sean para algo bueno", explicó Collazo, que trabaja habitualmente en el pozo Santiago de Aller. El ingreso a las calles de la capital se realizará al más puro estilo minero. Ataviados con cascos, lámparas y picos entraran de noche en Madrid. Nuestra intención es llegar allí como si estuviésemos trabajando, a oscuras y con todo el material que solemos emplear", anunció Collazo.
La actual es la III Marcha Negra protagonizada por el sector de la minería después de las acontecidas en 1992 y en 2010. La primera fue llevada a cabo por 500 trabajadores de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP) tras el anuncio del cierre de la empresa que contaba con cerca de 5.000 empleados. "La situación había llegado al límite en esa ocasión y la marcha era la última medida", recordó Marcos Linde. La empresa finalmente no cerró y en la actualidad sigue funcionando. La segunda, en 2010, se realizó por el incumplimiento del Real Decreto de la Minería por el cual las centrales térmicas estatales debían quemar carbón autóctono. Aunque se llegó a un acuerdo, aún hoy hay algunas centrales que trabajan con carbón importado. La esperanza de poder alcanzar un acuerdo con el Gobierno que permita mantener con vida al sector minero será esta vez el principal sustento de los participantes en la III Marcha Negra durante los 430 kilómetros que separan Mieres de Madrid.