LEjos de arrojar la toalla, la plantilla de Celsa Atlántic (antigua Laminaciones Arregui) continúa dando pasos en favor del mantenimiento de sus plantas de Vitoria y Urbina, en estos momentos amenazadas con el cierre tras la presentación por parte del grupo catalán de un ERE de extinción para la totalidad de sus 358 trabajadores. En concreto, tantos pasos como los que ha tenido que dar el vitoriano Eduardo Iñiguez de Heredia para completar la distancia que hay entre Vitoria y la sede de Celsa en Castellbisbal, localidad situada a escasos kilómetros de Barcelona. Una marcha de 1.100 kilómetros que este trabajador ha completado con éxito en 31 días a través de la llamada ruta pirenaica.

Desmejorado por el esfuerzo y con varios kilos de menos respecto a su aspecto inicial -partió de la fábrica de Vitoria el pasado 21 de mayo- , Iñiguez de Heredia completó ayer su objetivo de alcanzar la meta y reunirse con el director general de Celsa, Francesc Riveralta, hijo del fundador de este grupo siderúrgico. El encuentro se produjo a media mañana. Para entonces, varios autobuses llegados desde Vitoria aguardaban a Edu en las inmediaciones del cuartel general de la compañía formando una marea naranja que despertó la curiosidad de vecinos de la localidad como la joven Neus, que de forma voluntaria interpretó un concierto de violín antes de la reunión. "Leyó por algún lado que al padre del actual director de Celsa le gustaba la música clásica y ha decididio regalar este gesto en forma de buena voluntad", recordaba ayer por teléfono el joven vitoriano. Al filo de las 12.00 horas dio comienzo la reunión. Un cara a cara "intenso y humano" con Riveralta que se alargó hasta las tres horas. Transcurrido esta suerte de careo, "que dio para mucho", otros tres compañeros llegados desde Vitoria se sumaron a la reunión durante una hora más.

predisposición al diálogo Preguntado por si la dureza de la marcha había merecido la pena, Iñiguez de Heredia apenas dudó un instante: "No me cabe ninguna duda. A veces es más fácil arreglar las cosas con una conversación sincera que después de muchas y farragosas negociaciones", advirtió. Respecto al balance del encuentro, el representante de Laminaciones reconoció haber salido con "muy buenas sensaciones", consciente al mismo tiempo de que, aunque mínima, aún puede haber alguna esperanza con el futuro de las fábricas y sus trabajadores. "Han mostrado predisposición a hablar y están dispuestos a cambiar algunas cosas", se felicitó el trabajador, que insistió en la voluntad y el carácter "muy humano" de la reunión. "Fueron tres horas de conversación entre personas, sin siglas", insitió, "una muestra de que también entre diferentes es posible alcanzar el acuerdo".

Con ese espíritu arrancó precisamente Edu el pasado 21 de mayo esta "locura", parapetado tras la idea de que la plantilla de Arregui es "luchadora" y sólo "quiere trabajar". Así de escueto y certero fue el mensaje trasladado a la dirección de Celsa, que correspondió la visita con un balance más o menos detallado de cómo están las cosas a nivel de mercado y un anuncio de lo inevitable, el cierre obligado. En cuanto a las consecuencias que esta reunión pueda tener sobre el futuro, Iñiguez de Heredia prefirió esperar a reunirse con el resto de la plantilla para "digerir y madurar" lo tratado en el encuentro antes de ofrecer una valoración.

concierto en la jimmy jazz Por otro lado, mañana viernes tendrá lugar un concierto solidario a favor de los trabajadores en el que actuarán los grupos Betagarri y Soziedad Alkoholika. Se celebrará en la sala Jimmy Jazz de Vitoria y todo el dinero recaudado con las entradas, así como los beneficios de la barra, se destinarán a la bolsa de resistencia de los empleados.