Vitoria. El intento de estafa se ha repetido. En las últimas semanas, al menos dos compañías, según ha podido saber este periódico, han estado a punto de convertirse en víctimas de un timo perpetrado por la misma banda internacional cuyo modus operandi ha sido prácticamente el mismo. Según el testimonio de los empresarios atacados -sus compañías se encuentran en el polígono de Jundiz y cuentan con una dilatada trayectoria internacional- el sistema empleado era "desconocido" hasta la fecha, y estaba soportado en unas "formas" y una "concreción de los detalles" que exigen, como mínimo, un "buen conocimiento" del funcionamiento bancario a nivel internacional y una "mano privilegiada" para crear un documento de pago falso que, en este caso, supuestamente estaba emitido por una entidad financiera de primer orden con sede en Londres.

Esta es la descripción de la estafa que en las últimas semanas planea por los despachos alaveses. El primer contacto se produce a través de Internet. El supuesto cliente solicita un presupuesto (conoce con bastante precisión, casi al detalle, la compañía que tantea) y adjunta una cuenta de correo electrónico, en uno de los casos era gmail, para que se lo envíen. La empresa cumple con el guión (remite un presupuesto que ascendía a 43.000 euros) y el supuesto cliente acepta. Solicita a continuación una factura pro-forma con los datos bancarios para hacer el pago correspondiente, una petición habitual en transacciones comerciales con el extranjero que en este caso las dos empresas no dudan en enviar. Adjuntan el número de cuenta, el swift, la entidad y la sucursal, entre otros datos.

Y pasa el tiempo, varios días en concreto sin noticias del supuesto cliente hasta que la empresa, impaciente por la oportunidad del contrato, mueve ficha y llama sin éxito. No recibe señal. "Saben medir muy bien los tiempos", reconoce uno de los afectados.

El tiempo juega a su favor Al cabo de unos días, la sucursal habitual de la compañía, en concreto su director, recibe un correo postal con un cheque nominativo a favor de la empresa suministradora por un valor de 96.400 euros, una cantidad muy superior al que se indicaba en el presupuesto inicial. En este caso, el cheque estaba emitido por una entidad bancaria de prestigio con sede en Londres.

Esta anormalidad despierta las primeras sospechas. La no coincidencia entre la cantidad asignada y la presupuestada lleva a la empresa amenazada a solicitar una información complementaria a la entidad receptora del cheque y ésta, a su vez, a la entidad emisora del mismo. Conclusión, el cheque es falso y la operación, una estafa.

Sin embargo, el tiempo juega en favor de los delincuentes. Ya que los días que transcurren entre que el banco receptor abona su importe en la cuenta de su cliente y llega la comunicación al supuesto banco londinense sobre la falsedad del documento son determinantes para que se produzca el delito.

Por que en este impasse de dudas e incertidumbre, el timador llama al director del banco. Y lo hace justo al día siguiente de haber recibido el falso cheque -entonces ya es consciente de que éste ha sido cobrado- para advertirle del manido "error administrativo" que se ha producido y que se solventaría con una transferencia a su cuenta falsa con la diferencia entre lo supuestamente pagado y lo presupuestado. En este caso, 53.400 euros. "De haberles seguido el juego ahora estaríamos hablando de un destrozo importante", concluye uno de los empresarios afectados.