Vitoria. Aunque es algo poco habitual, también detrás de una casualidad es posible que surja un negocio. Incluso en estos momentos de crisis. Le ha ocurrido a una ingeniería alavesa, Ingeinnova, con sede en el Parque Tecnológico de Álava, y vinculada fundamentalmente a los sectores de la automoción, las energías renovables y la aeronáutica. En estos momentos cuenta con una plantilla de 40 ingenieros y el pasado año facturó 5,7 millones de euros, de los cuales, 1,6 fueron aeronáuticos.
Una cifra que previsiblemente crecerá en los próximos años precisamente por una de esas casualidades que esconde la vida y que en este caso va a llevar a esta ingeniería a encargarse de todo el proceso previo a la construcción de un avión, en este caso, un hidroavión de dos plazas que también tendrá su versión terrestre.
La historia de este singular proyecto se sitúa en la localidad gallega de Portonovo, en 2002. Un buzo marino llamado Martín Uhía Lima, amante del riesgo y gran aficionado a la aeronáutica, desarrolló de forma casi artesanal un anfibio ultraligero en la parte trasera de su vivienda que no sólo superó las pruebas de flotabilidad y navegación en el agua, sino que despertó el interés de clientes de Francia, Italia, Canadá o Estados Unidos. No había sido ésta su primera creación. Tiempo antes, en los 70, se convirtió en el primer fabricante español de alas delta por una cuestión de puro egoísmo. Como no podía pagar este tipo de artilugios, de un alto coste, decidió fabricárselos el mismo. Sin quererlo, aquella decisión sembró el germen del Martin3 Anfibio, un hidroavión cuyas expectativas exigió el paso de la fabricación artesanal a la construcción industrial.
estudio de mercado Y ahí es donde entró en escena Ingeinnova hace dos años, por pura casualidad. Un empleado de la empresa madre Colyaer (Construcciones Ligeras Aeronáuticas) comentó a un tercero en Xanxenso (Pontevedra) la necesidad de encontrar un socio tecnológico de referencia para implementar el desarrollo industrial del avión. Desde su diseño y mejora en la eficiencia hasta el desarrollo de la planta industrial. El receptor del mensaje, a su vez, hizo lo propio con otro colega que, casualidad, conocía a un delegado de la firma alavesa en A Coruña. Y ahí surgió la conexión. Ingeinnova se encargará de aportar valor añadido a los diferentes procesos de fabricación de las aeronaves en los próximos tres años, centrando su intervención en tres áreas. Por un lado, el proyect management, en el que actuará como gestor del programa de proyectos. También formará parte del proceso técnico-científico y asumirá la formación de un equipo de alta cualificación.
Mientras tanto, y también en virtud de dicho acuerdo, la firma alavesa ha desarrollado un estudio de mercado con la idea de analizar la demanda, las expectativas y nichos de oportunidades y la definición de los medios de producción para la demanda, así como la configuración del desarrollo e innovación de los productos y los medios, entre otros.
Agrupados bajo la sociedad Galicia Aviónica, el proyecto es ambicioso. Pretende construir 150 aviones de este tipo el año que viene e incrementar la producción de forma progresiva. Para ello está ya en marcha la construcción de una fábrica en As Somozas (A Coruña) que, según sus impulsores, generará 50 puestos de trabajo. Hasta la fecha, según revela Pedro Mari Olaeta, general manager de Ingeinnova, se han construido ya dos unidades y vendido doce más a China. A este pedido, añade, podrían seguirle en los próximos meses otros tantos procedentes de Latinoamérica, Canadá, México o Rusia. "Está pensado para zonas de baja densidad de población", explica el industrial.
Palas para helicópteros La aportación de Ingeinnova -250.000 euros hasta la fecha- se ha centrado fundamentalmente en el desarrollo de una familia de perfiles mucho más eficientes que los tradicionales Naca. El desarrollo de este novedoso tipo de estructuras, advierte Olaeta, ha sido el fruto de dos años de investigación en su sede de Miñano que permitirá a las aeronaves un ahorro importante tanto en materia de consumo como navegabilidad. En esta misma línea, la ingeniería alavesa también acaba de desarrollar y construir una familia de palas para helicópteros con destino a un inversor catalán que previsiblemente entregará en septiembre.