Vitoria. Lo consiguió el minero Luis Castro, que después de una caminata desde Asturias a Madrid consiguió finalmente reunirse con el rey para denunciar públicamente el cierre de la mina en la que trabajaba. Su rocambolesca y mediática marcha creó precedentes. Y en aquella convulsa década de los 90, numerosas marchas mineras procedentes de las cuencas asturiana y leonesa arribaron hasta la capital en busca del milagro. Años después la historia vuelve a repetirse. Pero no en una mina asturiana sino en una factoría histórica en Álava como Laminaciones Arregui, hoy perteneciente al grupo Celsa Atlantic. Uno de sus trabajadores emprendió ayer una marcha-protesta hasta Barcelona para tratar de reunirse con la dirección del grupo, que acaba de presentar un ERE de extición para la totalidad de la plantilla: 352 despidos entre las plantas de Vitoria y Urbina.

En vista del negro futuro que se cierne sobre la empresa -hasta la fecha Celsa se ha negado a negociar otra salida que no sea la liquidación de las dos plantas- el joven Eduardo Iñiguez de Heredia inició ayer el mismo y angustioso camino de Luis Castro, el minero al que Antonio Resines dio vida en la película Pídele cuentas al rey. El joven vitoriano, con doce años de antigüedad en la empresa, partió a primera hora de la mañana desde la sede de Laminaciones en Betoño, arropado por los numerosos compañeros que desde la madrugada protestaban contra el cierre de la empresa. La intención del vitoriano es llegar hasta Barcelona por la ruta transpirenaica desde el mar Cantábrico al Mediterráneo, esto es, atravesando los Pirineos. Una marcha de casi 800 kilómetros que podrían cubrirse en poco más de 40 días.

mañana, reunión clave Sin embargo, Iñiguez de Heredia confía en no tener que alcanzar su meta y volverse a Vitoria pronto. "Sería señal de que la empresa y el comité han conseguido llegar a un acuerdo que evite el anunciado cierre de la fábrica", destacó ayer ante los periodistas. "Yo voy a empezar a andar y andar. Quiero llegar pero no quiero llegar. Ojalá sea sólo una semana, por el bien de todos", añadió el vitoriano, que reconoció haberse inspirado en las movilizaciones de los mineros que en 1992 recorrieron a pie una distancia similar entre Villablino y Madrid en defensa de su sector, para justificar su locura. Mientras tanto, el resto de compañeros continuarán en jornada de huelga indefinida, de momento, hasta mañana, cuando empresa y comité vuelvan a reunirse en el Preco para tratar de alcanzar un acuerdo que garantice el futuro de la compañía.