GINEBRA. "Estamos ante una crisis que puede llevar a una generación perdida o muy seriamente marcada. Se sabe que si no se comienza bien en el mercado laboral, si transcurre mucho tiempo antes de conseguir el primer empleo, esto influirá en el tipo de trabajo y en los ingresos por el resto de la vida", dijo el director del Sector Empleo de la OIT, José Salazar Xirinachs.

La organización presentó hoy el contenido y conclusiones de su informe anual dedicado a la situación del empleo en la categoría de 15 a 24 años, en una rueda de prensa en la que se hizo varias veces alusión a los casos de España, Grecia, Irlanda y otros países europeos con elevadas tasas de paro juvenil.

Para el experto, la problemática del desempleo de los jóvenes en España "ya es un problema estructural" que se explica en parte por la "burbuja en la construcción" que atrajo de manera desmesurada a los jóvenes, incluyendo los inmigrantes.

Salazar mencionó también la situación de una "gran cantidad de descorazonados", a los que caracterizó como los "jóvenes que han perdido la esperanza y han dejado de buscar trabajo, que no entran en la estadística".

Consideró que "la inactividad de los jóvenes es un problema dramático en países como España, Grecia o Irlanda, algunos países del sur (europeo), pero también fuera de Europa".

Frente a esta situación, el Gobierno español afronta el desafío de mostrar que tiene la capacidad a corto plazo de estimular la economía, así como de promover políticas sectoriales en áreas con potencial de crecimiento y donde el país tenga alguna ventaja comparativa, opinó el representante de la OIT.

"La reducción del desempleo va a tener que ocurrir, por ejemplo, en sectores de punta, de alta tecnología, aunque aquí hay un tema serio de competitividad en España", advirtió Salazar.

Insistió en que el reto es comprender de dónde pueden salir los nuevos empleos que se necesitan en España, donde se estima que la tasa de desempleo entre los jóvenes roza el 50 %.

"El punto de vista de la OIT es que tener un crecimiento dinámico y un sector privado que contrate es más importante que los ajustes en la legislación laboral", comentó el analista, quien declinó hacer más comentarios sobre las políticas concretas que España debería aplicar al señalar que esto implicaba "desviarse del tema central" del informe.

Salazar reconoció que "invertir en la oferta (educación y formación de los jóvenes) es importante, pero enfatizó en que "no es la solución al problema.".

"Un joven racionalmente puede decirse que si no hay empleo puede hacer una segunda carrera o una maestría, continuar estudiando, pero esto plantea el riesgo de que un grado adicional no le garantice un empleo futuro", señaló.

Sugirió prestar mucha atención a lo que demanda el sector privado y a que "los perfiles de los graduados se ajusten lo más posible a esa demanda".

Según los cálculos de la OIT, el desempleo juvenil en el mundo se situará este año en un 12,7 %, lo que representa 75 millones de personas, cuatro millones más que en 2007.

Las previsiones indican que esa tasa de paro persistirá algunos años más, incluso en el hipotético escenario de que la economía internacional y particularmente la europea empiecen a recuperarse por lo que se conoce como "efecto rezago".

Esto supone que los efectos positivos en el mercado laboral de una mejora de la economía sólo pueden observarse dos o tres años después.