DONOSTIA. En la prueba pericial de la vista por el presunto fraude de la Hacienda de Irún que se desarrolla en la Audiencia de Gipuzkoa, peritos tributarios han dado cuenta de los informes realizados en los que se constata que entre 1990 y 1994 hay 121 millones de pesetas en las cuentas de la Hacienda sin identificar, a los que se suman otros 21 entre ese último ejercicio y 1999, cantidades que no se corresponden con los ingresos recogidos en la contabilidad del fisco guipuzcoano.
Entre 2000 y 2004 si que cuadra lo ingresado en las cuentas con lo recogido en la base de datos contable, a excepción de 14.000 euros de más en cantidades "pequeñas que van de un céntimo a unos mil euros".
Los peritos, a preguntas del fiscal, han apuntado que en todo caso esos aproximadamente 128 euros existentes en las cuentas de la Hacienda foral sin identificar no pueden corresponder a las cantidades que los contribuyentes habrían pagado a Bravo para saldar sus deudas y cuyo paradero se desconoce.
Los peritos han justificado esto en que de ser así habría reclamaciones por parte de los contribuyentes y, además, han destacado que esas cantidades individuales sin localizar "son importantes". "Mirando la cuenta exhaustivamente no había nada que planteara que estuvieran en la cuenta las cantidades que se está intentando localizar", ha apuntado un perito.
Además, ha apuntado que en lo que corresponde al periodo 200-2004 "no está toda la información de la contabilidad" de la Hacienda foral. "Faltan datas, falta contabilidad, información contable", ha apuntado, para añadir que por ello "no se ha podido reconstruir toda la contabilidad".
En todo caso, otro de los peritos ha insistido en que no cree que en estas cantidades hubiera ingresos de los contribuyentes investigados en esta causa "por los importes totales de las operaciones y porque no ha habido reclamaciones" por parte de los mismos.
Además, ha indicado que los ingresos sin identificar no parece que puedan corresponder a pagos en Caja ya que en las oficinas tributarias había "control diario" y "semanalmente se remitían las facturas", al tiempo que ha indicado que, además, todo ello lo supervisaba la oficina central de la Hacienda foral en San Sebastián. "Puede haber ingresos no identificados, siempre de muy escasa cuantía, que no podían corresponderse con ingresos en metálico", ha indicado.