España tiene claro que si hay que buscar culpables en la escalada registrada ayer por la prima de riesgo debe mirarse exclusivamente hacia Grecia porque en ese país mediterráneo está el origen. Ayer tanto el titular de economía, Luis de Guindos, como el de Exteriores, José Manuel García-Margallo, responsabilizaron a la inestabilidad política que vive ese país de las turbulencias vividas ayer en los mercados financieros y advirtieron que es Grecia quien debe aplicar y cumplir con lo prometido porque España ya ha hecho todos los deberes que tenía que hacer. "España ya ha tomado todas las medidas que se consideran adecuadas para volver al crecimiento económico y estabilizar la economía española. A partir de aquí lo que necesitamos es la cooperación de toda la zona euro", advirtió De Guindos a una reunión en la que debía dar explicaciones sobre el futuro de Bankia, la última reforma y de dónde sacará el gobierno fondos para llevar a cabo la segunda fase de la reestructuración.
Lo que no quiso aclarar De Guindos es el tipo de cooperación que espera de sus socios del Eurogrupo, si más tiempo para rebajar el déficit público, -que se mantendrá por encima del 6% tanto en 2012 como en 2013 según las últimas previsiones de la Comisión Europea-, una reactivación en la compra de bonos por parte del Banco Central Europeo o cualquier otra medida que sirva para mejorar la salud de un sector bancario muy tocado por el "ladrillo". En todo caso, según insistió ayer, España ya ha realizado todos los ajustes que tenía que hacer en materia laboral, fiscal, financiera y saneamiento de bancos para hacer frente a una crisis a la que hay que dar "una respuesta conjunta". Un mensaje que ante males mayores parece que empieza a calar. El pasado domingo era el comisario de asuntos económicos, Olli Rehn, quien elogiaba la reforma bancaria anunciada el pasado viernes por el gobierno. Ayer otros colegas apuntaron en la misma dirección. Este es el caso del luxemburgués, Luc Frieden, que considera que las medidas del gobierno de Mariano Rajoy van en la buena dirección y que en ningún caso "España es una segunda Grecia", o la siempre severa María Fekter. La titular austríaca insistió en que mientras la refinanciación esté garantizada y España tenga acceso a fondos sus preocupaciones "no son como las que tengo con Grecia". Y es que más allá de la salud del sistema bancario español, cuya reforma explicó anoche con detalle a sus socios del Eurogrupo, o de unas previsiones económicas de primavera presentadas el pasado viernes que mantienen a España contra las cuerdas, a juicio de la mayoría de los gobiernos lo urgente es resolver la crítica situación que vive Grecia. Sobre este elemento pusieron ayer el acento numerosos gobiernos e instituciones. Y es que la imposibilidad de formar gobierno y la oposición a las reformas pactadas a cambio del segundo rescate han hecho que muchos actores y políticos empiecen a especular sobre una posible salida de la Eurozona.
Divorcio amistoso El gobernador del Banco de Bélgica y miembro del BCE, Luc Coenen, apuntaba en la páginas del Financial Times a un posible divorcio amistoso mientras que en Alemania son muchos quienes dan por hecha la salida de Grecia del club del euro. Ayer volvió a repetir que los compromisos son sagrados y que por muchos procesos electorales que vivan los socios de la Eurozona hay que cumplirlos. El mismo mensaje lanzaron tanto colegas del Eurogrupo como la Comisión Europea que insistieron ayer en que el lugar de este país está en la Eurozona pero que es fundamental que cumpla con los compromisos pactados. "Grecia debe dar una respuesta" porque su salida del euro "sería un fracaso para todos", advirtió ayer De Guindos para quien "la inestabilidad política griega es el principal elemento de incertidumbre" y sobre eso hay que actuar.
El tabú de una posible salida de Grecia de la zona euro se rompió hace meses pero el resultado de las elecciones legislativas del pasado 6 de mayo, en el que vencieron con rotundidad los mensajes antiausteridad, y la posible convocatoria de nuevas elecciones para el 17 de junio han reavivado esta posibilidad.
El pasado fin de semana el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ya advirtió en una entrevista en la televisión italiana que si un miembro de un club no respeta las reglas es mejor que lo abandone. Ayer su portavoz no quiso hilar fino y corroborar si se refería a Grecia. En todo caso, el aviso a navegantes está claro. La más elocuente ayer, la siempre contundente María Fekter: si Grecia no cumple no habrá más dinero y no bastará con que salga de la Eurozona. Tendrá que salir también de la Unión Europea. Ayer el primer ministro griego en funciones, el tecnócrata Papdimos, advirtió que si Grecia no recibe ayudas pronto podría tener problemas de liquidez desde junio. "Es posible que el gobierno no pueda pagar salarios y pensiones porque el tramo de préstamo de mayo fue recortado en 1.000 millones de euros y porque los ingresos por impuestos han sido más bajos de lo previsto en el presupuesto".