vitoria. La deuda de las entidades financieras españolas con el Banco Central Europeo (BCE) -dinero que estas deben devolver al haber sido prestado previamente- se disparó hasta los 263.535 millones de euros en abril, un 15,7% más que en marzo, una cifra que supone un nuevo récord histórico, según el Banco de España. A pesar de que el sistema financiero español centra las últimas intervenciones del BCE, el experto Paul Krugman, premio Nobel de Economía, vaticina un junio negro en España hasta el punto de poderse dar un corralito, escribió ayer en su blog.

Los bancos españoles acumulaban en abril una deuda con el BCE superior a los 260.000 millones, esto es el saldo vivo que las entidades residentes en España aún tienen pendiente de devolver al instituto emisor europeo como consecuencia de la financiación que el organismo les ha concedido previamente. El incremento en la financiación neta concedida en abril por el eurosistema, que representó el 68,8% del total de la eurozona, se explica por la disminución en el dinero que los bancos han tomado prestado por el BCE y han vuelto a depositar en el organismo para recibir una rentabilidad del 0,25% a un día. Las dificultades de las entidades españolas para financiarse en el interbancario se aprecian al constatar que el crédito solicitado por la banca española al BCE se multiplicó por seis respecto al registrado en abril de 2011.

Las consecuencias de este bache que atraviesa la banca, que de momento ni siquiera los préstamos del BCE puede paliar, podrían ser muy graves, según Paul Krugman. El economista estadounidense vaticina en su última entrada de blog que junio será un mes negro en España e Italia, con corralito incluido. El premio Nobel señala que la salida de Grecia del euro, que podría producirse el mes que viene, traerá "cuantiosas retiradas" de bancos españoles e italianos de depositantes que intentarán llevar su dinero a Alemania. Según apunta Krugman, ello llevará posiblemente a los bancos a establecer después unos mecanismos de control para "prohibir transferir esos depósitos fuera del país" lo que se conoce como corralito.

Como respuesta, el BCE se verá obligado a facilitar el crédito y la liquidez para evitar el colapso, sostiene Krugman.