DONOSTIA. Así lo ha admitido Bravo durante la tercera jornada del juicio que se sigue por estos hechos desde el pasado lunes en la Audiencia de Gipuzkoa y en el que también están acusados su mujer, Rosa Cobos, y su socio, Pedro Atristrain.

Al inicio de esta tercera sesión, el fiscal, Javier Larraya, ha reanudado el interrogatorio, que quedó interrumpido ayer, sobre las decenas de expedientes en los que presuntamente contribuyentes morosos entregaron al acusado distintas cantidades para saldar sus deudas tributarias, algunas veces con rebajas sobre el importe total, y que el procesado habría recibido en ocasiones en metálico y en otras oportunidades por medio de cheques y pagarés.

Bravo explicó ayer que tenía una actividad profesional ajena al departamento de Hacienda que le produjo una serie de ingresos que no podía depositar en metálico en sus cartillas ya que llamaría la "atención" tributaria, algo que, según dijo, no ocurría cuando se ingresaba por medio de cheques.

De esta manera, se le ocurrió aprovechar los talones y pagarés que le daban los contribuyentes para ingresarlos en sus cuentas y posteriormente, a veces con un desfase de días, él cubría la deuda con Hacienda de los contribuyentes en metálico con su propio dinero.

En su declaración de hoy, el encausado ha concretado que el dinero negro procedía de unos negocios inmobiliarios que le generaban comisiones y beneficios muy elevados, que anualmente podían llegar a los 160.000 euros, de donde procedían los ingresos que él luego hizo, en metálico, en las cuentas de Hacienda. Un sistema para blanquear el dinero que, según ha reconocido, pensó "estúpidamente" que no iba a generar ningún problema.

La vista prosigue en estos momentos con la declaración de Bravo, quien sigue contestando a las preguntas del fiscal, tras lo que será interrogado por el letrado de la acusación particular que ejercen las Juntas Generales y la Diputación de Gipuzkoa y, posteriormente, por los tres abogados de las defensas.