vitoria. Las haciendas forales acudirán hoy al Órgano de Coordinación Tributaria (OCT) con un acuerdo de mínimos para que las tres diputaciones aprueben un paquete de medidas fiscales de cara al próximo año. La propuesta, elaborada entre tres partidos de perfil político tan dispar como PNV, PP y Bildu, tiene una filosofía clara. No se trata de recaudar más para resolver los problemas presupuestarios de las administraciones, sino de incentivar cuestiones como el empleo y el consumo, dos variables claves en el enfangado escenario de salida de la crisis.

Tras varias semanas de negociación y un importante punto de inflexión registrado la semana pasada cuando los entes forales también acudieron con una posición común al Consejo Vasco de Finanzas, las diputaciones explicarán hoy al Gobierno la base de su acuerdo. Hasta ese momento guardarán con celo el contenido de las medidas, que no tendrán en principio ninguna afección ni en el Impuesto de Sociedades ni en el del Patrimonio, dos tasas que se habían convertido en base de algunas reflexiones que se abordarán el próximo año de cara a 2013.

pacto entre diferentes y abierto Cada diputación acudirá con un documento propio pero que recogerá los aspectos en los que ha sido posible el acuerdo. Uno de ellos, según ha podido saber este periódico, es la deflactación en un 2% del IRPF del próximo año para adaptar los tramos de la tarifa a la inflación con el fin de evitar que los contribuyentes paguen más a Hacienda sin haber aumentado su poder adquisitivo. En un contexto en que la congelación salarial se extiende tanto en el sector público como privado, la medida amortiguará su impacto en el consumo.

Las modificaciones pactadas, concentradas en el IRPF, tendrán que ser aprobadas posteriormente en las Juntas Generales de cada territorio, lo que augura una segunda ronda de negociación en los parlamentos forales que puede añadir otros cambios. Aunque el respaldo de jeltzales, populares y Bilbu supone una amplia mayoría en las tres provincias, cada diputación añadirá al acuerdo base otras medidas en las que no ha sido posible pactar y que volverán a estar sobre la mesa.

Además, lo más probable es que el Ejecutivo acepte los planteamientos de los gobiernos forales -con autonomía plena en la materia- y eso posibilite que los socialistas se sumen en la tramitación parlamentaria al acuerdo.

Ésa es la principal virtud del acuerdo, gestado entre diferentes y abierto a adherir nuevos respaldos. De hecho, hay todavía margen para añadir más propuestas. En esa línea, Gipuzkoa intentará previsiblemente recuperar ya el Impuesto del Patrimonio, algo a lo que se opone Álava y a lo que Bizkaia se muestra dispuesto a hablar, aunque no dará el paso de reactivarlo si otra provincia no lo hace al mismo tiempo. Es un ejemplo de las nuevas aportaciones que pueden surgir durante la negociación, si bien esetributo es precisamente el que a día de hoy más diferencias genera.

Lo que será común es una batería de medidas orientadas a estimular el aspecto de la economía que menos pulso tiene: el consumo. Para ello es básico incentivar el empleo y mejorar el poder adquisitivo de algunos colectivos. Existe una lectura compartida en torno a ambas cuestiones y esa será la base del acuerdo que harán público hoy.

El Gobierno Vasco acudirá al encuentro con otras propuestas, básicamente las presentadas antes del verano por Patxi López a las diputaciones, pero desde las haciendas forales se emplazará al Ejecutivo a abordar las cuestiones relativas al modelo fiscal al próximo año.

negociación compleja Tampoco se descarta que Lakua acuda al encuentro con alguna medida concreta en la misma dirección que las diputaciones e incluso con otro perfil. De momento, lo que ha logrado este pacto de mínimos es sentar la base para coordinar en los tres herrialdes el paquete de medidas tributarias que se aprueba cada año junto a los presupuestos de cada institución foral. No ha sido una tarea fácil debido a la complejidad del mapa político vasco.

Nunca habían estado en manos de cuatro partidos las cuatro administraciones que tienen que voz en la definición del marco fiscal vasco: el Ejecutivo, con funciones de coordinación, y las diputaciones, con competencias plenas. En esta ocasión, el Gabinete de Patxi López ha estado al margen e incluso ha efectuado planteamientos públicos añadiendo tensión en foros como la OCT, donde se reúnen funcionarios de hacienda sin adscripción política reconocida y, desde luego, sin obstentar la representación de un partido concreto. Los obstáculos se han vencido gracias a la implicación de las diputaciones. De este modo, junto a las reuniones técnicas, han sido necesarios encuentros al más alto nivel político para engrasar el proceso.

El pasado jueves, el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, se desplazó primero a Vitoria y más tarde a Donostia para reunirse con el popular Javier de Andrés y Martin Garitano (Bildu). Aquellas conversaciones posibilitaron que las haciendas forales acudieran al día siguiente con una posición común al Consejo Vasco de Finanzas. Fue la antesala del pacto fiscal para dinamizar el empleo y el consumo, un acuerdo de mínimos que Bilbao ha defendido públicamente como posible en varias ocasiones y que hoy verá la luz. Para que haya sido posible ha sido necesario mucho trabajo de cocina con el fin de eliminar desconfianzas entre partidos.