WROCLAW (polonia). La eurozona hace caso omiso a las presiones de EEUU para que la UE estimule la economía y potencie el fondo de rescate y ayer no logró eliminar las divisiones en su seno que impiden avanzar en el programa de ayuda a Grecia. Los ministros de Finanzas de la zona euro no aprovecharon la reunión del Eurogrupo para adelantar soluciones a la crisis de deuda y proceder al segundo rescate de Grecia, valorado en 160.000 millones de euros, lo que mereció duras críticas de EEUU, que pide más gasto para reactivar la economía en lugar de recortes.

Así, los Gobiernos de la eurozona decidirán en octubre sobre el desembolso del próximo tramo de ayuda para Grecia, y si el país heleno cumple sus compromisos de ajuste y reformas estructurales podría recibirlo a mediados del próximo mes.

Por primera vez, un secretario del Tesoro de EEUU participó en la reunión de los 17 titulares de Finanzas de la zona euro, entre los que se encontraba la vicepresidenta económica del Gobierno español, Elena Salgado. Timothy Geithner aprovechó la ocasión para pedir a la eurozona que potencie el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) mediante un apalancamiento, de modo que pueda proteger a economías de mayor tamaño, como Italia y España. Mientras, varios estados se muestran reticentes a incrementar aún más el tamaño del FEEF, lo que el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, aclaró en rueda de prensa con una respuesta poco diplomática dirigida a Geithner: "No estamos discutiendo la ampliación del fondo con países que no son de la eurozona".

También descartó nuevos paquetes de estímulo económico porque los problemas presupuestarios hacen que sean imposibles.

Los gobiernos "no ven más margen de maniobra en el área del euro que nos permitan lanzar" un nuevo estímulo, añadió al respecto.

AJUSTES Así, los líderes europeos apuestan por los ajustes y recortes, pese a la brusca desaceleración económica que experimenta la eurozona y la crisis de la deuda, algo también criticado ayer por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), que con su presidente, Ignacio Fernández Toxo, al frente se reunía ayer también en la ciudad polaca de Breslavia. Más allá, Geithner también constató las divisiones que persisten en Europa sobre las vías para resolver la crisis y proceder al segundo rescate de Grecia. "Lo que es muy perjudicial no sólo es la división en el debate sobre la estrategia en Europa, sino también el conflicto entre los países y el Banco Central Europeo (BCE)", indicó, para agregar: "Es necesario trabajar unidos". El origen del problema sigue siendo Grecia, ya que a las dificultades de Atenas de cumplir los objetivos marcados para recibir la ayuda y aplicar las reformas se suma el escollo de la ratificación del acuerdo del 21 de julio en los parlamentos de la eurozona sobre el segundo rescate, así como la flexibilización del FEEF.

Y, mientras, Finlandia insiste en pedir garantías adicionales a Grecia, a cambio de su participación en el rescate. "Hemos concluido que, si se proporcionan garantías, se hará a un coste apropiado", dijo Juncker, ya que se baraja que los países solicitantes reciban un menor interés de sus préstamos como contraprestación a estas exigencias. Todo ello ha hecho que ahora la zona euro tenga que decidir en octubre y no en septiembre, como estaba previsto inicialmente, si concede o no el sexto tramo de ayuda a Grecia, que asciende a 8.000 millones de euros y que iba a proceder del segundo rescate. Si se acredita que Atenas cumple los requisitos exigidos, el desembolso se prevé no antes de mediados de octubre, indicó el comisario europeo para Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn.

El que esa revisión tenga un resultado favorable "sólo depende de la voluntad política y de la capacidad del Gobierno y del Parlamento helenos para cumplir los objetivos", señaló.