Londres. Un hombre de 31 años, que la BBC identificó como el agente bursátil Kweku Adoboli, fue detenido ayer en Londres sospechoso de ser el presunto autor de las operaciones no autorizadas denunciadas por el banco suizo UBS que le costarán a la entidad cerca de 1.450 millones de euros, según recogía la prensa británica.

Después de rozar la quiebra por la crisis financiera de 2008, de anunciar el despido de miles de trabajadores y de romper el secreto bancario para entregar a EEUU los datos de 4.500 presuntos evasores fiscales, lo ocurrido ayer en UBS representa un serio revés para la entidad, cuyas acciones caían por encima del 10% en la Bolsa de Zúrich. En un comunicado difundido minutos antes de la apertura del mercado bursátil helvético, el banco informó de que el presunto fraude todavía es investigado, pero que "hasta ahora se ha podido constatar la importancia de la pérdida originada por esta actividad". UBS afirmó que es posible que esta circunstancia introduzca una importante variación en los resultados del tercer trimestre de 2011 y adelantó la posibilidad de que el periodo termine con pérdidas. Los medios de comunicación suizos difundieron una carta que el banco envió a sus colaboradores y empleados afirmando que las operaciones irregulares habían sido descubiertas el miércoles. La carta está firmada por el consejero delegado del banco, Oswald Gruebel, que califica este asunto como "preocupante", especialmente en un momento de "mercados volátiles no favorables", pero reafirma "que no habrá cambios fundamentales en la fortaleza de la firma".

El servicio de prensa de UBS no quiso ofrecer más detalles, ni precisar si el agujero es consecuencia de operaciones ilegales, de operaciones sin control de riesgo o, simplemente, de un error. La Autoridad Federal de Supervisión de los Mercados Financieros informó por su parte de que UBS le comunicó ayer mismo lo ocurrido, pero tampoco quiso ofrecer más detalles.